Monday, January 29, 2007

EL ALUMNO Y SU CONSTITUYENTE

Hace días, específicamente el 15 de enero del 2007, me propuse guardar silencio para dar un tiempo de espera al nuevo mandatario. Las jugadas actuales de la política me las sé de memoria, es como una partida de ajedrez: uno intuye el movimiento de las piezas sobre el tablero por la experiencia de jugadas anteriores. Sólo que se cambie de actores que no sean de una misma escuela como para dejarnos sorprender con alguna estrategia diferente; de lo contrario, el juego del poder en sí, como se presenta en las actuales circunstancias, se parece a las telenovelas mejicanas, donde los actores son los mismos en todas las series, aunque con otros nombres, maquillados y vestidos de acuerdo al rol que les toca interpretar, a la época y circunstancias en que se desarrolla la nueva obra, apegados estrictamente al mismo guión escrito desde afuera, y que deben seguir a cabalidad, so pena de ser reemplazados de inmediato. Y no olvidemos que tras los estudios de grabación hay un mar de actores desconocidos que harían cualquier cosa por subirse al tren del éxito. Aún así, Intento cultivar el optimismo y no aburrirme con esta nueva serie llamada: el alumno de coronel y su constituyente; pero no hay señal alguna en el horizonte que me anime a creer en un nuevo amanecer, sino estos que tenemos, mañanas frías y lluviosas, con el avispero de noticias repetidas –y en dosis moderadas, a fin de mantenernos distraídos cada día.

Hoy he discutido otra vez con mi madre. No quiero cambiar su manera de pensar, solo traté de aclararle estos asuntos políticos actuales desde otra perspectiva que no sea la de su canal preferido ECUAVISA, su periódico el comercio, su carlitos vera, su paquito Velasco, como lo fue Gutierritos, el borjita, o el loquito que ama. Hoy grita por la casa entera el correita. Tal vez me acuse de ser un mal hijo, mas en el fondo nuestra viudez, bueno, en mi caso diré -mi soltería, los dos queremos un nuevo país, el cómo nos imaginamos ello, es otro asunto. Ya lo dijo el anarquista Jaime Guevara, «ningún gobierno me ha defraudado porque nunca esperé nada de ellos».

Cuando la colorada Cintia Viteri anunció que Correa se entrevistó en Panamá con Bucarán, casi nadie le tomó en cuenta. Fue un chisme más de los tantos que se soltaron al aire en una campaña por asestar sonoros puntapiés a la zona hepática de los candidatos. Cuando la prensa de abril del 2007 informó que el entonces candidato Correa fue a Washington para exponer su plan de gobierno ante inversores de capital, fue una farsa completa, ya que en esa época los más opcionados eran león Roldós, seguido de la colorada y luego de Noboa. Nuestro personaje en mención estaba en el séptimo lugar, de doce candidatos, superado inclusive por el hermano del actual ministro de gobierno. Los aludidos negaron, por supuesto, los rumores del encuentro, y se echó tierra al asunto en la recta final de la campaña ante el ascenso vertiginoso en las preferencias del electorado del movimiento alianza país. Mas la sospecha tomó cuerpo en la segunda vuelta electoral, cuando gente afines al exiliado en un hotel cinco estrellas en Panamá comenzó a asesorar al candidato y su presencia fue más visible con Sicuret, los Isaías Obando, o el mismo Carlos Larrea (hasta rima con Correa), el mismo que fuera subsecretario de gobierno en los tiempos del rock de la prisión y la guatita.

La campaña en sí fue un derroche de dinero: fueron dos, trescientos autos de lujo, con gente contratada exclusivamente para acompañar a los mítines, con una publicidad impresionante en los medios que responden a los intereses de sus auspiciantes. Si se hubiera prestado atención a los automóviles, se habría dado cuenta que eran los mismos que recorrieron toda una región –de acuerdo al plan delineado por los dirigentes del nuevo movimiento. Así, por ejemplo, los de Quito fueron hasta Tulcán, Ibarra, o en dirección contraria: Valle de los chillos, Sangolquí, Santo Domingo. Desde Guayaquil hasta Machala, Ventanas, Pasaje; o desde Cuenca a las ciudades aledañas, como Gualaceo.

Las famosas «concentraciones» no fueron otra cosa que una ostentación de poderío económico y de organización con base en los tradicionales partidos políticos que no sintonizaban –no cerraron buenos negocios o no fueron tomados en cuenta- con el discurso de Noboa. Viajaban con pancartas, puestos las camisetas verdes. En las plazas o calles tenían que gritar –por algo se les pagaba 7 dólares diarios, aparte comida, transporte y dormida-, estaban dispuestos a viajar a donde se les ordene, por bus o en carros de los auspiciantes. Los hoteles se llenaban donde llegaban, los restaurantes daban gracias al cielo, porque un desconocido cancelaba las cuentas. Su llegada a las ciudades era imponente, todo lucía bien organizado –y a la vez espontáneo: imaginemos una entrada bulliciosa a la ciudad de doscientos autos, con sus bocinas, altoparlantes, los acompañantes de la caravana gritando sus consignas, los discursos de rigor, los bailes, el alcohol, el show artístico. Y aquellas imágenes fueron sabiamente manejadas en la pantalla chica: espacios cortos, pero contundentes. Quienes manejan publicidad saben bien que tres segundos de primer plano de un producto es suficiente. Pero Correa, un maestro de la demagogia, siempre estuvo acusando la falta de espacio a su campaña en los medios.

El propio Carlos Larrea, en entrevista –previo al 26 de noviembre- para el universo afirmó tener un ejército de 5.000 personas en todo el país que «trabajan con alianza país».¿Quién dijo algo frente a estas palabras? Ostentación de riqueza frente a una población que cree al primero que le ofrece el paraíso a la vuelta de la esquina, sin dar nada a cambio. Ese mismo personaje afirmó una semana después de posesionarse el gobierno de Correa que su movimiento cuenta con 3.000 brigadistas para difundir en la población su propuesta de la constituyente. Y volvamos a la pregunta de siempre: ¿de dónde sale la plata para pagar? ¿Quiénes auspiciaron la campaña presidencial? En la lista de contribuyentes no consta algún pez gordo, son nombres desconocidos -hasta en el Internet, ficticios, como las tres empresas que no figuran siquiera en los registros de la superintendencia de compañías, y cuyos aportes –sumados todos- no superan los 120.000 dólares. Esa cantidad bastó para pagar al personal cuatro días apenas. En la entrevista para Vistazo, de Marzo del 2006, el entonces candidato Rafael Correa se niega rotundamente a dar la lista de sus auspiciantes; así de simple. Y no estoy alejado de la verdad, mi sobrino trabajó 45 días durante la campaña y recibió 7 dólares diarios por agitar la bandera verde junto al semáforo de la calle Vencedores del Pichincha, en Quito. Hoy está muy «ocupado» cuidando que el nuevo fiscal de la nación no ingrese a su oficina; aunque el presidente manifieste a los medios que ello «es una manifestación espontánea del pueblo cansado de tanta corrupción».

El actual gobernante no entendió el mensaje de los ciudadanos: ¡basta de lo mismo! Por ello castigaron con sus votos a los partidos que siempre estuvieron en primera fila bajo ese circo llamado democracia. A veces fueron maestros de ceremonias; otras veces los payasitos que nos mantuvieron distraídos con sus brincos y bromas, mientras el dueño de la carpa contabilizaba sus ganancias. Estuvieron en la jaula de los leones, comieron vidrios, tragaron fuego, o saltaban por los aires desde el trapecio, frente a un público olvidadizo y cómodo que siempre paga la función. Si hubiéramos deseado que nos gobiernen los grupos que hoy están en el gobierno, los habríamos elegido a ellos en las urnas. Rafael Correa olvida que nosotros castigamos con el voto a esos monos de circo que, bajo el membrete de las mayorías móviles, se vendieron –y venden, al mejor postor. Dijimos no al PSC, a la ID, a la DP, pero también –y con iguales argumentos, no al partido socialista, al PRE, a Pachakutik, al MPD, cuyas listas ya debieron desaparecer del mapa electoral por la insignificante cantidad de votos obtenidos en dos campañas electorales seguidas, de acuerdo a la ley de elecciones, pero que gracias a sus influencias en los organismos del control, han logrado mantenerse dentro de sus ataúdes, pero sin ser enterrados aún. Se les dio la oportunidad de gobernar al PRIAN, al PSP y Alianza País, en su orden, más allá de si le gusta o no a Correa; pues lo de ganar la presidencia fue circunstancial, aunque determinante, pero de ningún modo un cheque blanco que se lo tiene que endosar a los votantes.

Es lamentable la muerte de un ser humano y nos cuesta aceptar que ello pertenece a un ciclo de la vida; pero, más allá de las circunstancias que provocaron la colisión de las naves en el aire y que debe ser, por cierto, investigado e informarnos lo más pronto posible para evitar elucubraciones en los medios-, no debemos ignorar que la ex ministra de defensa fue parte también de ese círculo vicioso que la población tanto detesta; aunque, por respeto a su memoria no escribiré nada más sobre ella. Cómo ignorar que Carlos Larrea fue fiel colaborador del gobierno de Bucarám, lo mismo que Alfredo Castillo, Pedro Saad Herrería, Augusto Barrera. Cómo digerir que la izquierda rancia del país, los intelectuales, escritores, pintores hayan estado siempre del lado de los triunfadores (o de los chimbadores) y se escondieron tras vestidores tan pronto como se opacó su brillo. Luego de la caida del muro de Berlín no supimos dónde ubicarnos. Fue la peor debacle espiritual que sufrimos los socialistas en octubre de 1988 y que marcó con fuego nuestras vidas. Yo mismo, que por esos días estuve en un ciclo de conferencias en Italia, no pude concentrarme en mis actividades escuchando cada instante los sucesos: nunca negaré que esa noche me puse a llorar imaginando esa pared que dividía el mundo y tras la que me atrincheraba, negándome a aceptar la diléctica del tiempo, en el suelo. Después de unos años viajé allá y mi gran tesoro, como se guardan los vestigios de un terrible y apasionado amor imposible, es hasta hoy una piedra de la muralla.¡Como si en el mundo no hubiera otras murallas!
Aún recuerdo, y yo me incluyo en ese grupo, que durante la primera campaña de Abdalá, trabajamos justamente por él, igual que apoyamos a Frank Vargas, al camaleón Freddy Ehlers. Clamábamos –igual que hoy- y pusimos nuestra firma en la constituyente del 98. Luego dimos el voto por Jamil, y meses más tarde en complicidad con el edecán Gutiérrez, los movimientos indígenas y los grupos sociales, digamos mejor, los sindicatos de las empresas estatales, tumbamos al autor del feriado bancario. De inmediato nos alistamos para las próximas elecciones: luchamos en el congreso porque se perdone a quienes rompieron nuestra constitución (la del 98), sacamos al coronel de la cárcel y con empeño de hormigas trabajamos por su candidatura. Cuando éste nos echó a patadas del gobierno (nos ofreció compartir el poder, igual que el actual mandatario) lo echamos también de su sillón, pusimos en su lugar a Palacio y cuando estábamos a punto de tirar la toalla, asomó alguien que pintaba para ganar –luego de su paso fugaz por el ministerio de economía.

A la izquierda ecuatoriana le ha sido difícil unirse a través de consensos de largo alcance que beneficien al país, y más bien estuvo siempre aliada con los gobiernos de turno para así mantenerse vigente, no por ideología, sino por intereses netamente económicos, como fue siempre la posición de nuestros
camaradas dirigentes a costa de los jóvenes soñadores de entonces
que, rompiendo ventanas, echando piedras y cockteles molotov a los polocías, soñábamos con la revolución del proletariado, del trabajador de las grandes fábricas de acero, de las minas de carbón, como en los orígenes de la ideología comunista, en Europa , mientras el Ecuador de principos del siglo XX era una sociedad feudal todavía o, hasta en los años 60, el 75% de la población era campesina.
La ciudadanía, durante las últimas cuatro elecciones, con su voto ha dado muchas estocadas mortales a la izquierda a fin de que desaparezca definitivamente del mapa electoral, mas ésta, en vez de exhibir un certificado de defunción en sus manos, siempre ha salido airosa gracias sus pactos tras cortinas con cualquier gobierno que les extienda la mano a cambio de generosas prebendas: la creación de innumerables universidades, por ejemplo, Enrique Ayala Mora, Antonio Poso. Partidas económicas para la difusión de autores ecuatorianos con dineros no reembolsables y por tanto, con libros que deben repartirse gratis entre la población, pero que se los vende: Raúl Pérez Torres, Iván Egüez.

Su influencia y peso en las decisiones trascendentales del país han sido demasiado grandes y determinantes como para eximirles de culpa o dejar de acusarles de ser cómplices del estado actual de cosas. Y es que están incrustados en sitios gubernamentales claves y en organizaciones particulares que de por sí tienen mucho peso: las ONGs, el organismo de derechos humanos, con la momia Alexis Ponce a la cabeza desde el siglo pasado, grupos como acción cívica, movimiento ciudadano. Están en la casa de la cultura, en las universidades, en las fundaciones, como la Guayasamín, en los medios, como el carroñero paco Velasco, (Carlos vera merece un capítulo extra para explicar su presencia en la pantalla), el camaleón Ehlers (que como parlamentario andino no asistió a las sesiones, pero que ganó 100.000 dólares de honorarios); son ecologistas, reclicladores, defensores de los animales y de los grupos indígenas. Están en las empresas del estado y no permitirán que nadie les despoje de sus logros sindicales: en Petroecuador, en Andinatel, por decir menos. Pero son también grandes exportadores de flores, poseen compañías aseguradoras y trabajan con el estado protegiendo nuestras empresas, son grandes importadores de licores, hablamos de vinos y de espirituosos de lujo. Controlan la educación del país (allí está el ministro), el ministerio de turismo. Están en esa caja de muertos llamado anticorrupción, ( uno de apellido Borja, tuvo a un hijo de controlador de la nación, a otro de ministro de economía, a su hija de subsecretaria de medio ambiente, eso de lo que se sabe). Al otro lado están los demás, que son más fuertes aún: en las aduanas, en el banco central, en el ministerio de economía, en industrias, en los grandes negocios de la construcción, en la superintendencia de compañías, de comunicación, de bancos….

Por ello, el conflicto actual no pasa de ser un duelo entre titanes por repartirse los negocios del país. Ellos se dicen: «oye, tu ya estuviste treinta años en las aduanas; loco, déjame unos añitos a mí también. Ya estuviste en economía, ya lucraste con la construcción de carreteras, de puentes, de las empresas hidroeléctricas. No delataré los negocios oscuros de Petroecuador, no diré las cifras exactas de Andinatel, ello queda en familia, así nos enseñó nuestro padre, nuestro tío, pero ya es hora de mi turno, hermano». Y para ese juego macabro necesitan a un grupo de gentes que deben favores a ambos lados. Al final, son ellos quienes están detrás del circo, no los políticos que deben seguir con el libreto del show; pues en la mayoría de los casos éstos son simples instrumentos del poder y desde sus puestos o envestiduras juegan a quién me da más a cambio de sus votos.

Me decía gente del MPD, ante mi opinión de que no necesitamos otra constituyente ni redactar otra constitución, porque ya son veinte los intentos anteriores y nada, mientras los responsables de nuestra debacle, entre cortinas y media noche se reparten los organismos de control del estado. Les recordé que EE.UU. no tiene sino una constitución desde la época de nacimiento, que Austria tuvo su última constituyente en 1926, y que desde allí se hecho las respectivas enmiendas a fin de perfeccionar algunos artículos de acuerdo a nuestra época… a lo que ellos me respondieron: «nosotros vivimos en Ecuador, no en Austria o en el imperio. Y sí, han habido veinte constituciones en el país, pero ahora vamos a escribir la propia, la del pueblo». Demagogia pura. Y esta es la filosofía de nuestro tiempo en boca de muchos políticos, tan propio como el doble discurso.

Y el presente gobierno es uno de sus seguidores. Perlas de muestra: Correa dijo en Bolivia: «no vivimos épocas de cambio. Vivimos cambios de época». Un desabrido juego de palabras. Se ofrece subir el bono de la pobreza (tal fue su nombre original) de 15 a 30 dólares, y su ministro Larrea tiene la osadía de decir que 1´500.000 pobres se beneficiarán de ello pero que a cambio esperan su respaldo para la constituyente. Se ofrece las viviendas a los más necesitados, pero se les exige afiliarse primero al movimiento del gobierno. Se puso al frente de la cancillería, un puesto clave dentro de las relaciones internacionales, a una poetisa de bajos kilates, sin experiencia alguna en tal espacio, cuyo mérito es ser la recomendada de Pedro Saad y del camaleón Ehlers, y no a un diplomático de carrera como, se me ocurre nombrar a Rivadeneira o al mismo Francisco Carrión. Y ¿Cuál fue la primera babosada suya? «Ecuador ha recibido medalla de oro con el nombramiento de Freddy Ehlers como secretario general de la comunidad andina» ¡Otros 100.000 dólares en salarios sin asistir a una sesión del parlamento que está en agonía! En cuanto a las fumigaciones dijo: un triunfo para el país, Y ¿qué lograron? «Que las fumigaciones se realizarán con presencia de personal ecuatoriano, que se conformará una comisión bilateral para investigar los daños causados en la salud de las personas y en el medio ambiente»; es decir, cuando los pilotos se apresten a fumigar, lo comunicarán a la parte ecuatoriana para ésta vaya a ver cómo destruyen la vida. Y más grave es aún si tomamos en cuenta que la frontera común de las dos naciones tiene una extensión de 450 kilómetros. En lo relativo al otro punto, ¿cuántas veces vamos a enviar a hacer análisis de los efectos causados por el glifosato en la naturaleza? ¿No bastan los cientos de informes de diferentes organizaciones a nivel mundial para entender que estamos destruyendo las últimas reservas de agua y naturaleza y que ello nos pasará la factura más pronto que tarde, como sucede actualmente en Brasil y Argentina? Además, ¿no bastan los informes de especialistas ecuatorianos, no creemos en ellos, o seguimos haciéndoles el juego a los intereses del imperio?

Y de estas perlas hay muchas. Los errores del ejecutivo traen graves consecuencias al país, como también la prepotencia del legislativo. En este duelo entre colosos, (los clanes económicos) la ciudadanía es el queso en medio de las rodajas de pan. Cada cual utiliza sus medios para mantenernos distraídos. Estamos empezando a soportar y hasta a perdonar los errores –pasados y actuales, lo más grave- de partidos políticos como la ID, el PRE, el movimiento indígena, la mula en que montan todos los grupos de poder para lograr sus objetivos de mantenerse o subir al poder, el MPD, los socialistas, sólo por que pronuncian la palabra salvadora –de ellos: constituyente. Igual con Elsita Bucarám (ay, la de la chatarra), con Marco Proaño maya, otro bailarín, con Andrés Páez. Se pide opiniones a viejos zorros como el ex presidente Alarcón, al nariz de tiza, hasta al propio loquito que ama. ¡Dios, los mismos engendros del mal de hace nueve años, cuando redactaron la otra constitución! Pero no será por el cambio -sintáctico apenas- de tales artículos que Ecuador se enrumbará por el camino del bienestar, del progreso. Será por el cambio de actitud de su gente; pero, sobre todo, por un cambio de conducta frente a la carroña y sus buitres.
Yo creería que el actual presidente va por el camino correcto si en vez de mantenernos ocupados con este circo de mal gusto, vanos discursos y confrontaciones gratuitas, aprovechara toda esa gran energía en fomentar las condiciones adecuadas para desarrollar a plenitud las actividades productivas, que es lo mismo que creativas. Y busque consensos de gobernabilidad, acercamientos con todas las fuerzas políticas, sea cual fuere su ideología u origen, nos guste o no, pero que representan a esas piezas dentro del engranaje democrático, igual que el ajedrez, a fin de lograr las reformas urgentes -vía congreso o asamblea constituyente. Necesitamos al estadista, al guía, al maestro que canalice ese derroche de energía de un pueblo en efervecencia hacia la consecución de una patria grande y solidaria. Por qué empeñarse en escribir un capítulo mediocre –por repetido- dentro de la historia, cuando tenemos tantos libros arrumados en la biblioteca. Por qué ofrecer una chispa apenas cuando podríamos provocar -generosos- un incendio que ilumine su luz y queme su fuego a través de los siglos. Y en este empeño todos debemos contribuir, desde cualquiera sea nuestra posición y actividad. La historia a partir del cristianismo hasta aquí ha sido de nombres, mas en nuestra época debe ser de pueblos, de naciones, de generaciones, como fueron los grandes sucesos de tiempos remotos.



Tuesday, January 16, 2007

LA CAPILLA DEL EGO 1



Diario LA HORA Julio/24/2003


"DESDE MARZO pasado circula un comunicado, firmado por 23 destacadas personalidades, entre las están la señora Betty de Wappenstein, pintores como Guillermo Muriel, Oswaldo Moreno y Sócrates Ulloa, arquitectos como Luis Oleas, Rolando Moya y otros, que en lo sustancial viene a decir lo siguiente:

Lo llamativo es que los dueños de la Capilla han pedido contribuciones estatales y lo más curioso es que sus gestiones les han dado frutos. Dicho directamente, la Fundación Guayasamín ha conseguido dinero de los gobiernos de Durán-Ballén, Alarcón, Mahuad y Noboa. 2

Esos fondos del Estado -cuyos montos desconocemos- por primera vez en la historia nacional han sido obsequiados a un grupo familiar, sin beneficio de inventario. Existe además el agravante de que la tantas veces repetida declaración de Guayasamín y sus familiares, referida a que las grandes series de sus cuadros y colecciones serían entregadas al pueblo ecuatoriano nunca se concretó, pues las obras no han sido donadas a ningún órgano estatal ni popular sino a la Fundación Guayasamín, es decir que ¡se han donado las obras ellos mismos para ellos mismos!

Por otro lado, durante el proceso de construcción “se descubrió” un cementerio arqueológico, estratégicamente ubicado al otro lado de una calle que servía a los vecinos del lugar, y la Fundación obtuvo entonces la aprobación municipal para apropiarse de la calle y expandir el complejo cultural. La falsificación que se pretendió hacer del patrimonio del país quedó corroborada por la oportuna “renuncia” de funcionarios del Instituto de Patrimonio Cultural.

Desde luego, no nos oponemos a que el Estado apoye las actividades culturales. Todo lo contrario. Pero somos concientes de que ese apoyo debe tener sus canales adecuados, sus formas regulares y, sobre todo, debe estar apegado a la ética y a las leyes. 3 ¿Es que las contribuciones del Estado para la Capilla del Hombre no han sido irregulares? ¿Es que este precedente no podría provocar una absurda situación en la que los descendientes de otros importantes exponentes de la plástica nacional, constituyéndose en fundaciones, solicitaran donaciones de millones de dólares para edificar museos estrictamente privados?. Y, desde un punto de vista ético, esas contribuciones millonarias dadas por el Estado al grupo Guayasamín Monteverde ¿no están en función del lucro de una familia? Si bien la Fundación Guayasamín, como las demás, está exonerada del pago de impuestos, 4 ¿se ha hecho alguna vez una fiscalización de los recursos que maneja? ¿No, estamos frente a otro caso de corrupción?

LO HONESTO Y VIABLE, EN NUESTRA OPINIÓN, ES QUE LOS PROPIETARIOS DEL COMPLEJO CULTURAL CAPILLA DEL HOMBRE COMPLEJO TURÍSTICO AL QUE LA TOTALIDAD DE LOS VISITANTES EXTRANJEROS Y LOS ECUATORIANOS DEBEN PAGAR PARA ENTRAR, EN GESTO DE DECENCIA RESTITUYAN AL ESTADO TODOS LOS FONDOS QUE HAN RECIBIDO (CON LA PRESENTACIÓN PÚBLICA DE LAS CUENTAS CLARAS Y EL PAGO DE LOS INTERESES DE LEY, COMO ES OBVIO). SI DEVOLVIERAN ESAS SUMAS DE DINERO EL ESTADO PODRIA, POR EJEMPLO, ENTREGARLAS AL HOSPITAL DE NIÑOS DE QUITO.

Por su parte el Estado debería, por fin, adoptar verdaderas políticas culturales, realistas, no discriminatorias, eficientes, trascendentes, antagónicas con la corrupción y la politiquería." 5


rocio2O@interactive.net.ec Diario LA HORA Julio/24/2003


1.- El mensaje circuló en los medios escritos del país.

2.- Estuvieron también detrás del coronel, y con aportes del gobierno de Palacio se inauguró dicha obra en el 2006, con tanta solemnidad y pompa, pero sólo entre miembros de su círculo: embajadores, autoridades de gobierno, la gente autodenominada de avanzada.…mas los verdaderos dueños del dinero con el que se logró pagar la construcción para que hoy sea otro elefante blanco en la ciudad, la gente común, ellos estuvieron de meseros y bartmans en tal evento.

3.-No hay una ley o normativa que cumpla con tales requisitos, las contribuciones se realizan dependiendo de quién está en el poder y quién lo pide. Dentro de aquella lógica, no es lo mismo solicitar ayuda un pintor de la calle que un hijo o hija del artista fallecido en 1999, cuya influencia está bien enraizada en el poder estatal. Muchos políticos creen que la fundación es una manifestación cultural trascendente y la apoyan, ignorando por completo a otros actores. El museo es el cementerio de un artista, y con las obras de Guayasamín ha sucedido aquello. No que sus obras hayan muerto: ellas representan un momento glorioso de la plástica ecuatoriana, pero de allí a seguir lucrando con su memoria y trabajos que él mismo las donó al país mucho antes de morir, hay una gran distancia: ello es inmoralidad, por decir lo menos.

4.- Un simple ejemplo: las mercaderías –cualquiera sea su género- pagan altos aranceles para su importación en el país; las fundaciones –en cambio- están exoneradas de ello: pueden traer lo que quieran bajo el pretexto de utilidad: cámaras de video (para seguridad), autos (para el trabajo), textiles (para cortinas, insumos, o cualquier otro argumento), sin pagar un centavo de impuestos al estado. Reciben también donaciones del exterior e incluso del país en especias: cuantas veces hemos bebido allí buen wisky, ron o vino importado. Las influencias que manejan los (a) herederos (a) va con personalidades de la política criolla y con el jet set internacional; no en vano cuando un mandatario extranjero visita Ecuador, es casi religión ir a la capilla del Hombre. Allí estuvieron Chávez, Lula da Silva, el príncipe Fernando…

5.- Los “dueños” de la fundación están hoy detrás de Correa, impulsando también la asamblea constituyente. El futuro mandatario. Cachito Vera, esposo de una hija de Guayasamín y ex ministro de educación en tiempos de Mahuad, fue destituido acusado de sobre precio en una importación de materiales para las construcciones escolares, a través de una empresa de Trajano Andrade, hoy ministro de INDUSTRIAS Y COMERCIO. No está por demás decir que los techos en mención son de asbesto, un material de uso prohibido en EE.UU. por ser el causante de graves enfermedades en la salud humana, como cáncer. Y aquí no ha pasado nada.


Friday, January 12, 2007

EL ENIGMA DE LAS DOS PATRIAS*



2.150 millones de dólares es la suma que los emigrantes aportaron a la economía nacional durante el 2006. Casi el 27% del presupuesto total del país y con tendencia al aumento para el 2007, como ha sido usual en los últimos años. Con tales dineros se oxigena el mercado interno, pues la nación carece de suficiente liquidez para ponerlo en circulación, a fin de mover el gran aparato productivo y de consumo; los 2.050 millones de reserva monetaria que sostienen la dolarización, no están aquí, en el banco central del Ecuador, sino donde deben estar: en las frías bodegas de las reservas federales del imperio ¡y sin ganar intereses a cambio! Tal es el tributo de tener una divisa extranjera como moneda nacional.

Con las remesas de nuestros compatriotas en el extranjero, la economía cobra fuerza, desde la rama de la construcción, cuyo crecimiento va en aumento a partir de1999, fecha de la quiebra financiera y que significó el mayor atraco a la nación a manos de la banca privada, situación que provocó el inicio del éxodo masivo de ecuatorianos al extranjero; pasando por el incremento de las pequeñas empresas, digamos familiares, cuya función en la economía del país, es más dinámica todavía que la gran industria; hasta las áreas de consumo, como compras y ventas, actividades que vigorizan el mercado interno.

Para explicar la magnitud de sus envíos, me atrevo a exponer un ejemplo: En marzo del 2005 el banco del Pichincha estuvo al borde de la quiebra a causa del retiro masivo de ahorros -ante una oleada de rumores llenos de pesimismo. Sus reservas en efectivo eran de 389 millones de dólares, las mismas que se agotaron en menos de una semana y se necesitaba mucho más para cubrir la demanda a fin de aparentar cierta solvencia monetaria y serenidad ante la situación que, de a poco, tendía a agravarse; mas la solución llegó pronto desde la misma cúpula del gobierno: el entonces presidente Gutiérrez recibió una llamada de Fidel Egas (accionista mayoritario del ente financiero en mención) para recordarle los aportes realizados por él durante su candidatura a la presidencia, hecho que el ex militar debió escribirlo con sangre en su hoja de vida, pues en un pacto secreto, bajo condiciones que la población nunca supo, pese a ser dueña de la reserva monetaria nacional, él envió un avión a los EE.UU. a traer US$ 350 millones que sirvieron para sacar al banco de la crisis.

(Una inquietud sana: ¿Ya se devolvió dicha suma al estado? ¿Si la banca privada cobra a sus clientes intereses ¡y muy altos!, más las comisiones por un préstamo, a qué tasa se entregó nuestro dinero al banco del Pichincha y que se hizo con ello? ¿No se repitió acaso la misma historia de 1999, cuando las reservas del banco central fueron entregadas a los bancos en problemas de iliquidez para salvarlos de la debacle financiera?).

El coronel argumenta en sus memorias publicadas en Bogotá, luego de su caída, que ordenó tal operación pensando en el resto de la banca privada a nivel nacional, la misma que hubiera sucumbido -como una castillo de naipes- si llegaba a caer la mayor institución financiera del país, lo cual, argumenta el ex militar, habría dado origen a un nuevo feriado bancario. ¿Otra vez?

350 millones de dólares salvaron a la nación de la catástrofe. La pregunta es, entonces, qué ocurriría con nosotros si los emigrantes dejan de enviar sus remesas cada mes, resentidos con todas esas historias particulares y terribles por las que debieron partir, por el trato que reciben en las oficinas estatales, desde la policía de migración, el registro civil, la pedantería con que se mueve relaciones exteriores; el olvido al que fueron condenados antes de marcharse definitivamente para buscar la otra parte de sus vidas en otras regiones donde el horizonte no sea un espejismo, y cuando llegaron ahí fue para comprobar que, en efecto, estaban y están solos y que nada deben esperar del país por el que derramaron sus lágrimas mientras subían al avión, o se deshidrataban en las bodegas pestilentes de los barcos pesqueros, junto a otros sin papeles, o sufrían de hipodermia en los cuartos de refrigeración de los buques bananeros, o padecían de sed mientras cruzaban el desierto; aunque más fuerte fue su pasión por la vida, sus ganas de mostrarse a sí mismos que son capaces de cambiar el mundo con sus brazos fuertes si tan solo tuvieran una oportunidad; hasta que llegaron y allá labran sus sueños, vuelven grandes a otras naciones que les acogen y ostentan su poder económico con el vigor de su mano de obra y se renuevan con la vitalidad de su sangre.

No olvidan de dónde vienen, como tampoco olvidan a quienes abandonaron en sus casas. En ellos crece el deseo de compartir con los suyos cuanto la vida les ha brindado; saben bien que nos suficiente el dinero para ser felices en el hogar y es que estando ausentes, tampoco pueden dar más. Cuando leen los periódicos, o ven la televisión, cansados luego del trabajo, no hay buenas noticias desde el lugar donde están sus familiares, no hay un espacio donde anide la esperanza allí, donde el canibalismo de los grupos dominantes ha matado definitivamente los sueños de un gran sector de la población que ya no se defiende, no protesta y sigue eligiendo a sus verdugos cada dos años sólo por obtener aquel certificado de autentificación de nuestra desgracia, documento sin el cual no se puede pagar impuestos, unir en matrimonio a dos desventurados, o peor viajar.

La nostalgia es la enfermedad de los ausentes. Ellos viven en carne propia lo que el poeta Dávila Andrade dijo antes de morir en el exilio: “el enigma de las dos patrias”. No ignoran la miseria de los suyos aquí y por ello envían sus remesas de dinero, como una religión, cuando tienen trabajo. Cada día que se levantan es por ellos, la ausencia es ese dolor vital que los mueve a triunfar, pensando en ellos y en quienes por varias razones no han abandonado aún el país.

Y ese olvido de parte del estado ecuatoriano a sus hijos fue evidente la tarde del jueves 4 de Enero, cuando arribó el cuerpo del compatriota caído en el atentado al aeropuerto de Madrid. La nación española lo envió acá en un avión militar, contratado exclusivamente para ello, no sin antes despedirle con grandes honores en una ceremonia majestuosa y triste, de parte de la cúpula de gobierno ibérico, con Zapatero a la cabeza, como agradecimiento tal vez por su apoyo brindado a la consecución de un pueblo fuerte en la economía y solidario con su gente, como lo ha demostrado su población estos días en las ciudades españolas.

Con el cuerpo de Carlos Palate llegaron también el ministro de asuntos interiores, la secretaria de inmigración, junto a otros representantes de gobierno español; y aquí en tierra estuvo el cuerpo diplomático, con su embajador al frente, para recibir los restos de un obrero, oriundo de Pacaihua, -una parroquia perdida en la soledad de los Andes-, que trabajaba para mantener a una anciana ciega, un hermano epiléptico y otro inválido.

Y allí estuvo su madre -sin zapatos, su hermana con dos niños -igual descalzos, un hermano ciego, los mismos que fueron consolados de sus llantos por las autoridades españolas, por Elba Berruz y Oscar Imbaquingo, representantes de los emigrantes en España. Luego llevaron el ataúd hasta la Iglesia de San Francisco y allí la ministra española sostenía a la madre del difunto, o Elba y Oscar ayudaban a recuperarse a la hermana que se desmayaba a cada instante, hasta que el cura terminó la ceremonia y el cuerpo fue llevado –¡oh desgracia de los viajeros!- en hombros de vuelta a su tierra. Y no asomó un simple representante de nuestro gobierno; o Palacio mismo, que estaba a sólo cien metros de distancia.

¿Porque el regreso de un emigrante dentro de una caja les iba a quitar a ellos los sueños? Al fin de cuentas, la repartición del poder era lo más importante aquella noche. Al siguiente día se posesionaba el congreso y era indispensable tranzar la repartición de comisiones; estaban pulsando, muñequeando con el nuevo régimen, mientras Correa iba de pueblo en pueblo vendiendo su constituyente y ofreciendo lo que sea a cambio, aunque después no pueda cumplir. Ni una llamada para dar el sentido pésame a los familiares de Palate se escuchó o se supo, de parte del gobierno entrante o saliente, del congreso u otro representante; esta es la realidad de nuestros hermanos que sostienen la economía del país con 2.150 millones de dólares al año.

Y Aquí no hay espacio para sentimentalismos, sino otro cadáver –el sistema actual de cosas- que pide a gritos una fosa común, para luego dar paso a una nueva era, no de confrontación y de demagogia, como la presente telenovela de corte mejicano, con largos y repetidos capítulos que sólo distraen al público, cuando tras vestidores, se vende la casa y se empeña hasta las ollas remendadas de la familia, sino una nación de trabajo y de solidaridad; la nación que los inmigrantes soñamos al enviar nuestros dineros, y que ayudamos a construir en otros lugares.

* Frase del poeta César Dávila Andrade

EL CAJON DE MUÑECOS

El dueño del circo busca sus muñecos, previo a la función de la noche. En su casa hay un cajón inmenso lleno de ellos; se podría decir -tomando las medidas bíblicas-, de cuarenta codos de ancho x doscientos de largo x cien de alto. Comienza a sacar uno por uno y a arrojarlos de manera desordenada a sus espaldas. Debe decir lo justo, lo que la multitud quiere escuchar, cuanto en la coyuntura del momento se convierta en la pieza que calce exactamente en el rompecabezas del poder. No más. No menos.

-Este no-. Piensa el titiritero. –Aquel tampoco-, observando al montón de muñecos sucios por doquier y con ese tufillo de juguetes viejos y abandonados. El público no está listo para los ponchos que, son buenos para botar a otros del tablado, se adueñan del escenario, cortan las luces, obstruyen las entradas y salidas del circo. Son muchos, se los trae en manada y se los lanza a perseguir a otros muñecos en las calles, se los deja tomarse el congreso o rodear el palacio de gobierno; mas no es ello lo que se necesita ahora.

El maestro de ceremonias sigue hablando solo: no es tiempo de sacar aún al cachorro de león, ya lo intentó dos veces y salió chamuscado hasta la cola. Igual ese héroe de guerra, quien ni con todas sus medallas podrá llegar al tablado mayor; tampoco la barbie guayaca o el enviado de dios. Y sigue buscando en el cajón. Saca a un viejito que decía dadme un balcón y seré presidente. Del fondo sale el nariz de tiza de sastre, el cinturita mágica que, con un diputado y una agrupación política fantasma se adueñó del circo. Hay un soldadito de plomo, un muñequito vestido de médico, un viejito mentiroso, uno que con las baterías agotadas, aún cuenta cachos. Los toma al azar de las piernas, -o de cualquier parte y los arroja a un lado, formando montañas con ellos, y cuando se da cuenta, la habitación entera está llena de muñecos cantantes, bailarines, locos que aman, un polito, una silvanita, un sicurito, un corredor llamado el mago del asfalto, uno a quien se le perdieron los calzoncillos en la feria de toros, los tres pelados, el cachito, el hermano lelo, el cavernícola, un chicho belo gordito que a sus 16 primaveras celebró en palacio de gobierno su primer millón de dólares robados en las aduanas. Hay poetas también, los raulitos, el marantuquito. Dos que se alimentan de carroña: el carlitos, el paquito... hay tantos en el baúl y conforme los va sacando, se forman montañas en las salas, en los patios llenos de un olor insoportable.

Dios, -piensa el titiritero-, ¿cuál muñeco saco hoy? En el fondo de cajón grita y se agita uno que parece superman cuarentón, aunque también puede pasar como el spiderman, (por su manía de trepar), o el guasón, (por su sonrisa) y hasta batman (por salir de la oscuridad). ¡Sí, éste es! Exclama satisfecho: El de verbo atropellado, el de las infinitas promesas, el cascarrabias, el vanidoso con el poder*, el que con sus desplantes e irreverencias a los demás muñecos puede distraer con facilidad a la multitud –novelera y sedienta de circo, digo cambios-, aunque sin sacrificar nada a cambio.

Llegó tu turno, le dice-. Lo sujeta fuerte entre sus brazos para darle cuerda y lo suelta luego al escenario. De a poco las luces van ubicándose tras él -hasta iluminar el escenario por completo.

*Durante una rueda de prensa en Manta, el 8 de Enero, a un periodista se le ocurrió decir: señor Rafael Correa, sea equitativo con todos los medios…. El aludido se encendió como un fosforito para gritar: ¡Señor Presidente, so malcriado! Policía –ordenó al cuerpo que le rodeaba- Saque a éste de aquí.

TRAS BASTIDORES

La imagen es todo: es el moto con que nos han obligado a guiarnos desde la aparición de los medios visuales y su maridaje con el mercado. ¡Y cuánta verdad hay en ello! Los grandes intereses comerciales invierten generosas cantidades de dinero para vendernos la idea que cuanto ellos producen es justo lo que necesitamos. A la mayoría de la población, por ejemplo, no le interesa saber que la coca cola sirve también para limpiar las cañerías obstruidas, saca el herrumbre de los hierros y es una de las causas para sufrir de osteoporosis, de problemas gástricos…sin embargo, es ello lo que debemos tomar, luego de oír tantos mensajes –a los que sólo les falta añadir: ¡bebe, no seas bruto! Con publicidad, decía Miguel Donoso Pareja, puedes vender hasta bolitas de caca.

Ello sucede actualmente en cualquier ámbito de la sociedad, aunque en términos económicos a ésta se la denomina con la palabra mercado; igual ocurre en la política, y aquí se trabaja con más empeño todavía. Todo depende del producto que la gente anda buscando. Cuando se ha definido el perfil de un potencial candidato, el marketing empieza su labor. Con los medios de publicidad se quita o se pone presidentes, se crea enemigos públicos, se los aleja del escenario, y cuando sea la ocasión se los trae de nuevo para convertirlos en salvadores, en mártires.

Tras los estudios se manejan los tiempos del libreto, el apuntador electrónico muestra lo que el personaje debe decir, lo justo, lo exacto: en una pantalla gigante asoma línea a línea el discurso para la ocasión -que no fue escrito por el candidato (como lo hicieron los grandes estadistas de antaño), sino por un grupo selecto de asesores. De ahí que las cadenas de televisión no son sino grabaciones con textos exactos, que si uno no sabe, termina aceptando el mensaje y admirando la elocuencia del candidato.

Los asesores de imagen determinan el vestuario -de acuerdo a la ocasión: hoy ve con terno y corbata, -le ordenan-. Allá debes usar jeans, aquí ponte camiseta verde, hoy ve con reloj, lleva el anillo de oro para simbolizar el matrimonio. Otros le ordenan, ve con tu familia, para ese evento no lleves a tu mujer, saca a tu madre, visita a tu nana (aunque no la hayas visto treinta y cinco años), hoy empujas la silla de ruedas de los inválidos pidiendo limosnas junto a los semáforos. Mañana tienes un encuentro con la cúpula policial. Cuidado con improvisar, apenas tenemos media hora porque después viene el almuerzo con los empresarios, a la tarde viajamos a Guayaquil, se duerme en Machala, pero antes saludas con su alcalde. En la sala de sesiones tu amigo de la infancia dará un discurso… Otro le dice, toma, lee este discurso. O si deseas, improvisa; pero cuidado toques este asunto, no menciones al coronel, que es un posible aliado en nuestro (no tuyo) proyecto de constituyente, saluda al nariz de tiza, no insinúes siquiera al loco que ama, acércate y abraza al hermano lelo, insulta al desdentado león. En este pueblo necesitan un puente: ofrécelo, di no al TLC, en petroecuador anuncias una reestructuración de sus instalaciones pero cuidado menciones las palabras fiscalización, inventarios, anuncia tu oposición a las fumigaciones del lado colombiano, sométete a un baño de suerte con los yerbateros de Zumbahua, allí una niña indígena te dará un poncho, póntelo y abraza a sus padres frente a las cámaras. Ni se te ocurra insultar de nuevo a Bush, todos lo hacen en épocas de campaña, pero hoy él es nuestro aliado. Acentúa la palabra: nacionalización en el foro con la juventud: habrán fondos de Victor Jara, canta junto a ellos la canción de Pablo Milanés...alguien llevará los afiches del Che, otro gritará contra los yankees; tú, en esta parte dices: ¡viva la constituyente! Después vas a encontrarte con la embajadora del imperio: vestuario impecable, de marca, te acompañarán él, aquel. Saluda en inglés, no hay problema, ella está de acuerdo. Habla de fútbol, de tus años en la universidad americana y deja para quienes te acompañan el resto de asuntos. Hemos ordenado a las bases del partido en todo el país a reunirse en Quito para mostrar a la población que no estás solo; todo está pagado, pasajes, comida, hotel, ni preguntes de viáticos. Él aportó más en la segunda vuelta, así que dale ese ministerio. Necesitamos un personaje maleable en cancillería, debemos trabajar pensando en las próximas elecciones a través del ministerio de bienestar. A los grupos culturales hay que tranquilizarlos, ellos pueden ser nuestros mejores aliados, pues están muy relacionados con la prensa, ya analizaremos más perfiles. En las fuerzas armadas debe estar de ley esta persona. En comunicaciones el mudo bermejo, para las aduanas el burro pelón. Hay que tender puentes con el lion, aunque no debe ser evidente. Nadie se va a acordar de lo que pasó hace diez años, la gente olvida y perdona, ¿no has visto en Nicaragua, en Perú? Felicita a la selección de fútbol, flash rodeado de los jugadores titulares, y los del banquillo…que sigan allí. Debes rodearte de triunfadores, recuérdalo siempre. Ya invitaremos a comer al campeón olímpico, -su imagen es muy cotizada en la mente de la población-. Insulta al congreso, búrlate de los tres pelados. Y ustedes a este punto aplauden, a esta frase dicen bravo. Aquí gritan abajo. Aquí pifian. Cuidado, todo tiene que fluir natural, espontáneo.

No olviden el maquillaje. Que se contrate de planta al mejor para que nos acompañe a todas partes. Ante las cámaras el líder asomar joven: ponle más base, más de color para darle vida a su rostro. Cuida esas ojeras, esas arrugas, que no asome cansado, rendido, tiene que irradiar energía. ¡Debe ser un punch, un jab en la zona hepática! Cuiden su asomo de calvicie. Tiñe sus canas. Ponle más gomina para que no se mueva mucho el pelo con el viento. Ah pero en épocas crisis, de tragedias acentúa las ojeras, quítale el brillo de la piel, traza unas cuantas líneas -casi invisibles- sobre sus arrugas para dar la impresión de que el líder sufre y se preocupa, que no ha dormido buscando una solución a los problemas del país. Y si gana la selección de fútbol le pondremos radiante, manejaremos las luces vivas, los tonos claros y radiantes para imprimir confianza en la población. Ah tú, el de las cámaras, maneja el mejor perfil de su rostro. Cuida las imagen al editar, los fondos, las sombras, las luces, los ángulos; recuerda que queremos vender, no guardar el producto en las tiendas, o -lo que es peor, tenerlo embodegado. Y cuando pase la fiebre, cuando la gente se canse del producto y salga al mercado sediento de sucesos y novelería, ya inventaremos otra cosa.