Wednesday, December 13, 2006

ROMULO CUELLO A LOS LECTORES

Desde hace algunos meses he enviado mis escritos por email a posibles lectores. No busco incomodar a nadie, nuevas épocas de turbulencia se vienen y hoy mas que antes nadie debería quedarse en silencio. Estamos a un peldaño de caer al caos o de salvarnos.
Gracias a mis amigos me han ayudado con la creación de este blog, bueno, vamos a seguir trabajando.
Un abrazo a todos mis amigos imaginarios,
Rómulo Cuello

¿QUIEN DA MAS? *




Es el slogan de los dos candidatos en la recta final de la carrera, previo a tomar el poder, ese vellocino de oro que será sacrificado en honor a sus egoísmos y sus carteras. Como en los tiempos oscuros del cavernícola Bucarán, que decía: “tú me das tu voto, yo te doy una escuela. Tú me das tu voto, yo te doy salud, trabajo…” hoy nuestros cándidos personajes nos ofrecen cambiar el mundo, pero a su favor.

Banca privada y empresarios se disputan a morir, no el sillón de Carondelet, para ello está Correa (Bucarán dormía en hotel cinco estrellas, pues –decía- que en el palacio de gobierno abundan los fantasmas, y yo le creo: el cardiólogo tiene la sombra más triste de cuantos he conocido), sino el control sobre los grandes negocios del estado: petróleo (sobre los US$ 50 el barril, algo insólito en nuestra economía, cuando hasta hace cinco años no llegaba ni a 7) y todas las actividades alrededor de él: construcción de refinerías, nuevos oleoductos, plantas de reserva, exploración, compra de derivados, adjudicación de nuevos campos, aseguradoras (que nunca asoman cuando hay accidentes); el control de las empresas de comunicaciones y electricidad, la AGD… e innumerables entes atrapados en las redes de la burocracia, la codicia de los grupos que los administran, sin derecho de inventario ni organización independiente que fiscalice sus actividades y, sobre todo, en la ignorancia y apatía de quienes en realidad son sus dueños: el sencillo ciudadano de a pie que se esfuerza cada día por llevar el pan a su casa y asustado debe hacerse a un lado para permitir que sus verdugos (mal llamados autoridades) se desplacen por las calles en autos de lujo, sin placas, con los vidrios ahumados, sirenas, luces, en medio de una caravana motorizada de policías abriendo camino a altas velocidades por la ciudad.

-¡Tú me das tu plata, yo te doy petroecuador. Tú me das tu plata, yo te doy EMETEL, la construcción de 300.000 viviendas, de las represas eléctricas. Yo convertiré en oro lo que toque, si tú me das tu plata!

Los dineros –entonces- fluyen hoy generosos a las cuentas de las candidaturas, lo que no ocurrió –en el caso Correa- durante la primera vuelta electoral, el mismo que, antes de vencer el plazo para la inscripción de las listas, cobraba US$ 100.000 por diputación: nadie quiso invertir tal cantidad para recibir un guachito del congreso nacional, y esperar el sorteo (tal es el modo de elección que hoy tenemos), y tuvo que ir sin candidatos a otras dignidades por la presidencia. No le fue mal, según se ve, y está a un paso de convertirse en el auténtico convidado de piedra en palacio. Un “cara dura”, como se dice en el sur, que puede ocupar la silla presidencial desde el próximo 15 de enero, la misma que su compadre, el tragafuegos Palacio, se la arrebató a Gutiérrez.

La realidad es que en nuestro mundo actual no basta tener buen verbo, las convicciones ideológicas naufragaron con sus barcos, tras la retirada humillante de los yankees de Vietnam, (de allí hasta la caída del muro de Berlín hubo una lenta -aunque dolorosa agonía de las tendencias de izquierda; lo de hoy son estertores apenas, una nostalgia defendida por dinosaurios que no supieron adaptarse a las nuevas condiciones de vida): hay que tener también una buena cantidad de dinero, contante y sonante para invertir –a tiempo- en negocios que pueden rentables, sin riesgo, sin mucho esfuerzo y en poco tiempo. Business on time, reza el logo de los ingleses de hoy, que vino a reemplazar a la romántica palabra: o’clok. Nada más exacto para denominar el movimiento de hoy y del que tampoco están desconectados nuestros empresarios criollos.

Ellos saben que invertir en este proyecto llamado Ecuador, nunca será un mal negocio; después de todo, ellos inventaron este país: (Simón Bolívar es su invento y toda ese culebrón de las guerras por la independencia –¿de quién y para quién?-, su amante Manuelita (tan nobles sentimientos), García Moreno, Jamil Mahuad, Alfredo Palacio: son todas historias escolares escritas por las clases dominantes para justificar su presencia en el tiempo; así como el viaje a la luna (1969), la victoria del ejército yankee en Afganistán o en Iraq.

Correa es el nuevo invento de tales grupos, a quienes lo único que les interesa es figurar en la lista de forbes: lo que les da status y felicidad; mas ello se consigue con millones de dólares en bancos extranjeros, no aquí. Son los nuevos príncipes azules -con sus campos petroleros, sus acciones en el Banco Mundial, en el Boston First Bank, en el City Bank; con sus visas siempre listas y sus mansiones en Miami, Francia o islas Canarias; dueños de la banca nacional (más bien, administradores de los ahorros del simple ciudadano), de los medios de comunicación; accionistas mayoritarios de las empresas que construyen nuestras carreteras, represas, aeropuertos. Con aviones privados, cuerpos de seguridad, personal de limpieza y, sobre todo, con un paisito lleno de súbditos que no se defienden, no gritan, no reaccionan y al contrario, los eligen una y otra vez como sus representantes.

Ellos son el poder tras el poder. Noboa es uno de ellos, y aunque como un niño caprichoso –típico hijo de ricos- se empeña en ser presidente de esta banana republic, no sufrirá tanto como Correa, de perder estas elecciones. Las vanidades del poder son breves y por tanto, intrascendentes, y eso lo sabe el cortapisos Palacio, que desde hace semanas no puede dormir en paz , atormentado con la idea de que pronto deberá empacar sus cachivaches y marcharse lejos, (volverá a las faldas del imperio, no en vano tiene su visa de residente allá), aunque ya nos dejó el mejor de sus legados para la historia: su fotito en la sala de presidentes, la sala de fantasmas que afortunadamente no está abierta a las visitas de las escuelas, porque sino las inocentes criaturas morirían con mal aire.

No es lo mismo forajidos que foragiles. Los primeros son quienes planearon la caída de Gutiérrez (el cuervo que ellos alimentaron y cuando éste aprendió a volar, les hizo la competencia en el robo descarado al país), y los segundos son quienes ejecutaron la caída. Noboa no pierde mucho sin la presidencia, total, todo quedará en familia: su esposa será la próxima presidenta del congreso y su bancada allí son mayoría. Ya los voceros de los partidos tradicionales –que perdieron las elecciones, mas no sus privilegios- han anunciado su apoyo a cualquiera de las dos facciones que resulte elegida el próximo domingo: les da igual, trabajarán unidos mientras el nuevo gobierno no atente contra sus negocios creados y consolidados durante estos 29 años de democracia; lo cual, por cierto, no va a suceder, porque Correa, que representa a la banca privada y al empresariado de la sierra, tiene demasiados compromisos adquiridos, debe tantos favores y millones gastados durante la campaña, que será difícil emprender algún cambio a fondo en asuntos de reforma política, del tribunal electoral, o económica; en cuanto a Noboa, que es un ejecutivo de alto vuelo y con magníficas relaciones internacionales, le conviene mantener la actual situación que nos ha llevado al paulatino empobrecimiento de la mayoría de ecuatorianos, y si hace algún cambio será epidérmico y orientado a sus intereses financieros.

A Correa, en caso de ganar, le esperan el título de presidente, los consabidos saludos del cuerpo diplomático, (pantomima pura), la satisfacción de asomar en las cámaras cada instante, las fiestas en palacio, los desplazamientos al extranjero, con don de mando apenas en el cuerpo policial y el ejército -igual nuestros verdugos-, mas no en los negocios lucrativos y en las decisiones gubernamentales, porque para ello están los que hoy ponen el dinero –billete sobre billete- para la campaña. Será como los miembros de la corona española: despojados ayer de todo su esplendor se la pasan de fiesta en fiesta, de posesión de un gobierno a otro, de encuentro en encuentro: son como las infaltables damitas que siempre adornan los eventos culturales o políticos; son los espacios comerciales de la televisión que mantienen distraída a la muchedumbre, mientras en los estudios se cambia de decorado y personajes; respetados, por cierto, pero carentes de poder. De ello goza hoy el incoloro Palacio, se siente realizado con llegar a un cantoncito a presidir sus fiestas, ¡y cómo sufrirá después del 15 de enero!

Doble B Bush, (¿será por lo de la reelección su nombre?) no solo que es multimillonario, después de todo, su enemistad con Bin Laden, no se debe a divergencias ideológicas, sino mas bien a una disputa exclusivamente de dominio, no siquiera político, aunque si geográfico entre transnacionales petroleras. No en vano fueron socios en tales negocios a nivel mundial: campos petroleros en Alaska, Texas, Kuwait, Emiratos Árabes…y aunque su amistad parece haber terminado, ello no afectó a la expansión de sus empresas: han crecido tanto, que ninguno de los dos sabe quién tiene más acciones en qué consorcio; por ello, cualquier decisión que el pequeño cowboy toma desde la casa blanca responde, primero, a los intereses de su gremio, y luego a otros sectores que están tras suyo, como los fabricantes de armas, la farmacéutica, la tecnología industrial, los exportadores que siempre buscan mercados nuevos para sus productos, las empresarios (ford, bill gates, forbes…) que han acumulado tanto dinero y necesitan ponerlo en movimiento; aún así, él tiene cierto margen de maniobra, de influencia y de decisión debido, más que a la magnificencia de su envestidura, a su independencia económica frente a los demás grupos en su gobierno. La disminución de las tasas de interés para la producción, es un ejemplo: en el 2003 la bajó al 2,5%, o la devaluación de la moneda con el objetivo de hacer más competentes las mercaderías de exportación. O su obsesión contra los emigrantes y la construcción de una nueva muralla china.

Igual sucedería, en nuestra aldea, con Noboa; mas con Correa será lo contrario. Y es que en la actualidad las decisiones las toman los grupos dominantes a través de sus títeres en el gobierno. ¿A quién le convenía tomarse el ente judicial, el tribunal electoral, la contraloría, la fiscalía en tiempos de Gutiérrez? ¿A quién responde un simple funcionario público, sin independencia económica y que más bien debe su puesto a su viejo servilismo con el patrono? Es conocido que los miembros de la actual corte de justicia fueron y son abogados defensores de muchos personajes que deambulan por las altas esferas de la administración pública. Jamil Mahuad cayó por sus muchos compromisos con diferentes grupos sociales: todos presionaron al unísono y el “armonioso” debió huir despavorido, lo mismo que el coronel: vestido de paisano, cubierto el rostro con pasamontañas y los pantalones mojados ante la furia de quienes le confiaron el voto.

Qué cambios esperaremos en el magisterio, si los maestros han condicionado su voto a Correa a cambio de que nada se toque allí, igual que con Gutiérrez, a quien en su momento se lo llegó a considerar el Chávez ecuatoriano por su discurso provocativo y de rompimiento con el sistema imperante. La educación, la penúltima en nivel de calidad a nivel Latinoamérica, superando sólo a Haití, se quedó en un simple cambio de nombre: hoy se dice primer nivel a lo que usualmente los mayores estábamos acostumbrados a nombrar jardín. O segundo nivel al primer grado. ¡Vaya reforma! En salud, igual que con Gutiérrez, los galenos hoy ofrecen su respaldo a Correa a cambio de mejores salarios (petición justa, por cierto) pero nada se habló de mejorar la infraestructura para ofrecer un mejor servicio a la ciudadanía: el abandono es tanto que en esta área no hay una simple jeringuilla o peor las dosis de vacunas necesarias para los niños; las famosas raciones alimenticias que rara vez se reparten en los hospitales son fruto de las donaciones internacionales, no del esfuerzo del presente gobierno, un profesional que ha traicionado su juramento de galeno. Con Petroecuador, la gallina de los huevos de oro de cualquier gobierno, es igual. Partidos de izquierda, ubicados así debido a la falta de imaginación: podrían llamarse del frente, de arriba, del costado, hasta comensales, hoy apoyan a Correa, tal es el caso de Pachakutik, los socialistas, infaltables a la hora del pastel, los ingenuos colegiales (a) (recuerdo un graffiti en una pared: tu primera vez, hazlo bien, vota por Gutiérrez). Y como dice el inmortal Julio Jaramillo en una de sus canciones, lo único que nos queda después del Barcelona, “la historia vuelve a repetirse”. Aquellos que votaron por el coronel lo harán con más entusiasmo por el profesor de economía, el mismo que, como en el cuento de la cenicienta, a partir del lunes puede convertirse en príncipe; lástima que el hechizo dura hasta la media noche, si antes su vicepresidente no le serrucha el piso; aunque como el coronel, hasta ello ya habrá robado lo suficiente.

Habéis visto la cantidad de carros de lujo que rodean al economista, la gente aniñada, la creme de la creme: bien comidos, buenos trajes comprados en Europa o en Miami, con gafas oscuras y las caras embadurnadas de protector solar, hablando todo el tiempo a sus teléfonos. Y no son cinco o diez los que acompañan en sus recorridos al coronel Correa, es un ejército de peces multicolores, que sudan perfume y se cambian de camiseta verde cada hora. Vedlos con sus relojes de marca, sus zapatos europeos, no los hecho en Pujilí, sus pantalones Ives sant Lorent, no los que se venden en Pelileo, sus celulares modernos. ¿con esta gente quiere correita, como lo nombra babosamente mi madre, transformar el Ecuador? Para entrar a la historia de los pueblos que son agradecidos con sus líderes, no al libro de los inventos, él debió haber renunciado de entrada a ellos y arrimarse, se que era posible si él no fuera tan vanidoso e impaciente, a la gente que castigó con su voto a los partidos tradicionales. Gandhi no se alió a la corona británica ni a sus lacayos -sultanes y reyezuelos de las diferentes regiones de la colonia llamada India, para dar cuerpo a sus convicciones: Se unió a su pueblo y con el vigor de tantas vidas juntas logró la emancipación; quedó en la memoria de los pueblos agradecidos, no solo por ello, sino también por su humildad y, sobre todo, su fidelidad a los principios que profesaba. Pero mezclar su nombre con los dos candidatos que se disputarán la presidencia el domingo, es manchar el prestigio de noble sabio hindú.

Y es que para gobernar no se necesita estar en el palacio, que en esa casa de fantasmas sólo duermen los payasos y almuerzan los bufones. Para las vanidades del poder están los embelequeros, los que buscan su mejor perfil para salir ante las cámaras, los que ostentan de medir 1,81 y dicen parecerse a superman. O al spiderman, los fantoches, los doble cara y por tanto, doble discurso. Mas para pagar a los 5.500 brigadistas que recorren el país reclutando adeptos a sus filas, para pagar la publicidad, poner los grupos de música, y demás gastos millonarios (hablamos de dólares, no de sucres o pesos) para ello están los invisibles, los que al contrario del presidente, odian comer en el palacio presidencial, no asisten a las aburridas paradas militares, a los infaltables brindis, a las misas; los que no asoman ante las cámaras y toman sus decisiones de negocios en un concurso de caballos árabes, en una cancha de tenis, en el sauna, en la boda de sus hijos, sellando así una alianza estratégica.

Qué podemos esperar, si Correa (forajidos y foragiles) o Noboa (¿se acuerdan del “eructo” del volcán Tungurahua?) llegan al poder, ganarán sus bolsillos, de ello no hay duda, pero a cambio de la miseria del 70% de la población ecuatoriana. Y es que la tan mentada transformación social (reducido a una simple frase: distribución equitativa de la riqueza nacional, justicia para todos) no vendrá desde las clases que siempre tienen la barriga y sus bolsillos llenos, nadie da algo hasta que alguien se lo quita, sino –justamente- desde aquella mayoría que siempre ha sido ignorada a la hora de la mesa. Y aquí no hay espacio para el optimismo. Los mismos que inventaron Gutiérrez y luego lo botaron de su silla, hacen hoy su experimento con Correa; el mismo que, si triunfa el próximo domingo, casi nada podrá hacer: sin diputados y, por tanto, sin mayoría en el congreso que de trámite a sus promesas de transformar el país, sin autoridades seccionales, lleno de compromisos con los gremios estatales que mantienen sumido al país en el subdesarrollo, prisionero de sus sponsores y de su doble discurso; aunque ya en Carondelet podrá deshacerse de uno: el ofrecido al pueblo, mas no del que ofertó a quienes hoy costean su candidatura.

En cuanto a Noboa, en caso de ganar, se que no variará mucho su postura. No será una lucha desde el gobierno por revertir el control de los entes estatales a su favor (Correa y la nueva camada de hienas, hambrientas de carroña y de teatro) hasta solidificarse y lograr competir de igual a igual con sus antecesores en el poder, sino una lucha encarnizada por seguir repartiéndose la riqueza nacional, reflejada, por cierto, en un gran movimiento de capitales de inversión. Los dólares inundarán el sistema económico ecuatoriano, pero será dinero volátil, como los famosos “capitales golondrinas”, que desaparecen pronto, sin dejar huella alguna de su paso por estas tierras tropicales. O sí: un país más pobre y más endeudado.
* Puesto en la red el 19 de Noviembre del 2006

NUEVA ESPECIE DE DEPREDADORES*


Los países europeos nos dieron y dan ejemplos de convivencia democrática. En Austria, hace siete años, se desató el pavor: el Partido Liberal, de tendencia neofascista, tras las elecciones legislativas, se convirtió en la tercera fuerza política del país y entró a formar parte del gobierno con democristianos, social demócratas e independientes. Los temores de muchos era que la tendencia de la población hacia la extrema derecha fuera cada vez más acentuada; no siquiera con una ideología de corte neoliberal, basada en la libre empresa, derechos ciudadanos y una ingerencia mínima del estado, a manera de un gran supervisor. No, los temores eran el retroceder a etapas que se creían superadas, como el discriminación racial.

La comunidad europea lanzó sus advertencias de reconsiderar el ingreso de Austria como miembro formal; mas al enterarse de dicha coalición en el gobierno, hizo un llamado a prepararse para un boicot de relaciones diplomáticas e impuso sanciones económicas; sin embargo, el partido liberal fue elegido de manera democrática en las urnas, representaba el 27.2% del total de los votos y aquello no se podía ignorar; lo cual fue respetado por los demás partidos y debieron preparar el camino para generar consensos y unirse frente a gran objetivo: sacar a Austria de su crisis económica.

Los cambios son necesarios para la continuidad de la vida. La renovación de gente debe traer consigo también la renovación de ideas, de propuestas, de cara a un objetivo común, que consta en los principios de cualquier ideología: el bienestar de sus habitantes.

Mas, en nuestro país, el margen para lograr consensos, de cara a la segunda vuelta, es muy limitada, debido -en parte- a la incapacidad de los dos candidatos para elaborar un discurso conciliador, libre de fanatismos ideológicos, religiosos y vanidades personales, que refleje no solo los intereses de una clase media, muy preocupada por mantener su estatus actual, sino también que llegue al resto de grupos sociales, que los entusiasme y los anime con propuestas concretas, como compartir por igual los beneficios económicos que genera el estado, y cuyas carteras han sido administradas de a cuerdo a los intereses y visión de las clases dominantes.

Rafael Correa promueve una regeneración de los estatutos gubernamentales, harto desprestigiados desde que los militares –en 1979- entregaron el poder a manos civiles. Llevado por sus ideas radicales, nos oferta una constituyente, como si su sola mención fuera un remedio para la totalidad de nuestros males -provocados por una falsa interpretación de la democracia, mañas y juegos traducidos en el arte de engañar a su gente y de apoderarse de los bienes públicos. Aquí no hay soluciones pragmáticas, hay ofertas –apenas- de transformar nuestra sociedad, –convertida hoy en un asqueroso botadero moral- en un paraíso, partiendo de valores éticos y amenazas a los sectores tradicionales que no entendieron o , lo que es peor, ignoran el mandato de quienes les eligieron.

Correa nos ofrece un gobierno sin alianzas con los partidos políticos que fueron elegidos en las urnas, y es como imaginar que tras su ropaje de humilde profesor en universidad de ricos, se esconde el personaje de nuestros cómix infantiles que tanto se empeñan en resaltar los miembros de su partido durante la campaña. -“Dicen que me parezco a supermán”-, confesó muy alegre hace algún tiempo en una entrevista. Durante el encuentro de presidenciables en Guayaquil, conducido por Openheimer, nos dijo que medía 181 cm.; mientras que en una radio se atrevió a confiarnos que calzaba 44. Si sus vanidades personales no fueran tan desmesuradas –como las del otro candidato-, de llegar a la presidencia, puedo fácilmente imaginar que en su primera crisis de gobierno, él desaparece flash tras una cabina de teléfonos, cambia su atuendo de simple ciudadano por el de supermán criollo y asoma de nuevo en Carondelet, listo para cambiar los destinos de la nación; sólo que Clark Kent o su doble le teme a algo, cuya energía lo inutiliza por completo. Y la criptonita de Correa será justamente su doble discurso.

Allí comienzan los errores y allí radica también su debilidad. En alguna parte de nuestras vidas hay un zoológico, con las imágenes -momificadas y mal olientes- de los ex gobernantes tras un cristal, cuyas promesas jamás cumplieron, o –lo que es usual en tales especimenes- hicieron justo lo contrario.

Cuando fue ministro de economía del actual gobierno, se le ocurrió confesar a los medios que la embajadora del imperio tuvo la gentileza de visitarle al siguiente día de su posesión para conversar de futbol, ¡pues ella es hincha de la liga y él del emelec! Cuando bien sabemos que cada palabra o movimiento de la embajada responde a un objetivo concreto, y es el de salvaguardar los intereses de sus negocios en nuestro país. Después de visitar ella al cardiólogo en Carondelet, no estaba por demás advertirle también al improvisado ministro de economía que sus días en el paraíso dependerán justamente de cuanto ellos lo necesiten.

Mientras que para el ciudadano común el nacimiento político de Correa empezó la tarde de su investidura para dicha cartera, éste personaje ya estaba (y está) bien codificado en los archivos del imperio por su estrecha vinculación con los grupos sociales que, luego de la farsa del 21 de enero del 2000, impulsaron la candidatura de Gutiérrez a la presidencia, para después –con el mismo entusiasmo- echar al coronel de su sillón, con la venia del imperio y el apoyo de los mismos grupos económicos.

La ciudadanía luce indiferente ante la farándula electoral. Perece poco inclinada a analizar las propuestas, con el fin de hacer un balance racional para decidir su voto, y que se dejara llevar por el brillo apenas de los candidatos, los detalles, como la apariencia personal, el que grita más, el provocador, el que ofrece lo imposible. Y no es así; la ciudadanía busca en el fondo de su corazón tranquilidad para desarrollar sus actividades, menos circo, menos confrontación, seguridad ciudadana; busca signos, códigos de comportamiento diferentes; no el mismo show de los últimos años, personificado hoy por Correa y Noboa en la segunda vuelta electoral. Y aunque le acusemos con frecuencia de tener una baja capacidad de memoria, no olvida. Con su voto castiga a unos, mientras permite el nacimiento de otros; mas éstos últimos, de ninguna manera pueden confiarse demasiado: ellos deben saber que en la mayoría de los casos son simples instrumentos de venganza electoral.

Pocos sabrán que el ex ministro fue asesor económico de Palacio, cuando este fue vicepresidente; que Fausto Cordovez, el ex ministro de energía, (cuyo efímero paso por el gobierno le sirvió para cancelar los US$ 130.000 que debía al estado) es su mejor amigo desde que Gutiérrez dio sus primeros pasos en el arte de engatusar a la gente; que fue un estrecho colaborador durante las elecciones pasadas a favor del ex militar y que la cúpula de sociedad patriótica trató de mantenerlo lo más lejos posible del poder, porque siempre quiso robarles las fiesta -y hasta el circo. Asesor económico de Palacio, mientras éste fue vicepresidente y desde allí, fue uno de los tantos que serrucharon el piso al cachetón, para lograr su caída, la misma que los sacó –a los dos- de la oscuridad y del anonimato a las aguas torrentosas de la política. Correa nació y creció bajo la sombra del militar, de ahí que Noboa lo llame coronel.

Es responsable, por tanto, de que Palacio esté en el gobierno. Lo mismo que Noboa, quien días previos del asalto al poder, abandonó al militar, igual naranjas, socialistas, pachakutik, social cristianos, MPD; no sin antes repartirse las instituciones del estado, como la justicia, el colegiado electoral, el TC…los contratos petroleros (antes de despojar a Oxi de sus campos). Nada ignora el simple ciudadano; y por ello, el gran vencedor de estas elecciones es, sin dudas, Lucio Gutiérrez. Fue un correazo –doloroso, por cierto, contra todos aquellos que propiciaron su caída.

Los partidos tradicionales del país, entre ellos los forajidos, sabían que de permitirle terciar en las elecciones al coronel, éste volvería a ganar; por lo que hasta última hora se le negó -inclusive a su hermano- inscribirse como candidato, y cuya lista fue habilitada 22 días previo a las elecciones, movidos más por cálculos políticos, que por el apego a la ley de elecciones: incrementar el grado de incertidumbre entre los electores, para tranzar después con los finalistas. Tales grupos no se dieron cuenta de que a nuestra gente le agrada la imagen del sufridor, del mártir. El ex militar jugó bien su papel: salió como un delincuente, durante el exilio mostraba su arrepentimiento y su “amor” por el país, vino en avión fletado con su bolsillo (en 25 meses de gobierno hizo suficiente dinero), se entregó a la justicia, pasó en una prisión alfombrada, con los micrófonos y las cámaras de los medios a su disposición, (no como quien roba -por hambre- la tienda de la esquina, sino como quien asalta un país con la majestad del gobierno) y luego de algunos careos salió libre. No en vano las telenovelas mejicanas son –en efecto- las que tienen mayor ratting de sintonía. Así, esa serie titulada “El dictócrata y los cuarenta ladrones”, fue un tiro por la culata en contra de quienes apostaron a terminar con él.

Las elecciones despegaron y Correa subió como la espuma en un vaso de cerveza, gracias –entre muchas causas- a la gente que estuvo y está detrás de su candidatura y que descodificaron a tiempo los movimientos en falso de los otros partidos. El dinero –entonces- comenzó a fluir a raudales, como en aquellos negocios que prometen ser rentables en extremo, y lo que no se invirtió en diputaciones, fue de lleno a la candidatura presidencial. Las ciudades comenzaron a inundarse con jovencitos (a) portando camisetas, banderines, quemados bajo el sol, llenos de polvo, o respirando el humo de los carros en las avenidas, por 6 dólares diarios.

Si Correa afirma no representar sino al pueblo, preguntemos ¿quiénes están detrás de su candidatura. Qué grupos poderosos, con intereses desmesurados, financian su movimiento? Ya los medios han informado que su partido sobrepasó la suma establecida como tope para publicidad, igual Noboa; sólo que de él sabemos bien que es el lobo y no como el otro que anda vestido de cordero. En el negocio de la política ellos nunca pierden. Imaginemos un simple ejemplo: la banca privada gana US$ 80 millones mensuales por servicios (mantenimiento de cuentas, uso de cajeros, chequeras, etc): basta entregar 10 millones a una candidatura, como grasa para que se mueva el aparato de la campaña electoral, a cambio de que nada se toque en los negocios turbios de la bancocracia, que no se bajen los intereses en los préstamos, que no se transparenten las cuentas de tales instituciones, que no se altere la superintendecia de bancos ni sus estatutos bancarios…Además, ¿qué significan diez millones de dólares en inversión frente a los 960 de ganancia anual, con tendencia al alza?

Techo de gasto electoral significa, ¡dinero que será devuelto por el estado a los partidos políticos después de las elecciones! Dineros del petróleo, de nuestros impuestos que tan afanosamente el SRI se encarga de recaudar, de las ganancias de empresas estatales, como Andinatel. Los candidatos nunca pierden. Noboa le apuesta a la presidencia y sabe bien que, al ganar, su equipo de diputados en el congreso será una aplanadora en el congreso para aprobar leyes en favor de sus negocios, o que no se aplique la ley de elecciones, así de sencillo. En cuanto a la suma gastada en la campaña, bastará adquirir un contrato para asfaltar un tramo de carretera en nuestra polvorosa geografía con una de sus empresas, o subir 1 centavo en el kilo de harina, o bajar el 0.1 punto del IVA para recuperar con intereses dicha suma.

¿Es que no tenemos opción? Así han trazado el camino las fuerzas económicas que están detrás de los actuales candidatos. Cuando uno de ellos sube en la puntuación de preferencias, sus auspiciantes sonríen; si baja, también sonríen, pues ello no afectará a sus carteras. Son grandes negocios en juego como para ahorrar en detalles. Es la lucha entre banqueros (Correa) y empresarios (Noboa) por apoderarse de los bienes públicos a través de inversiones; son los conflictos entre importadores por crecer sus negocios; pero también es el tiempo de las alianzas estratégicas frente a un negocio –caído del cielo- de por medio: los campos que fueron de la Oxi, la expansión de capitales –generados aquí con el trabajo honrado de nosotros- al extranjero por medio de las transnacionales y su retorno a manera de deuda externa y de capitales de inversión. Aquí no hay espacio para sentimentalismos. El hambre o la miseria son frases que caben muy bien en boca de los candidatos; es el alimento con el que mantienen su ratting de sintonía los carroñeros Paco Velasco o Carlos Vera: representantes ambos de los extremos ideológicos, y culpables también de la actual situación. Igual nosotros, por la apatía e indiferencia asumida frente al origen y desarrollo de tales monstruos con sus obras.

Aquí no hay patriotismo, lo sabemos bien. Nadie abandona su trabajo para ir a quemarse bajo el sol todo el día, sin agua, sin comida; motivados apenas porque su líder les promete una constituyente. Los que rodean al candidato, los asesores y ponealfombras no tienen inconvenientes en abandonar un tiempo sus empresas; total, cuando lleguen al gobierno harán estupendos negocios: hoy están invirtiendo. Para los zanqueros, los cantantes, los grupos musicales, las imprentas, los vendedores de comidas, los fabricantes de camisetas: se les adelantó la época navideña; y lo malo es que ello se repite una vez cada cuatro años.

Multipliquemos 6 dólares -que cada miembro del partido recibe cuando sale a trabajar por sus candidatos- por mil y obtendremos US$ 60.000, y esta suma volvamos a multiplicar por los días que duró la primera vuelta: 45 y dará como resultado US$ 2’700.000. sólo en personal; lo cual no cuenta –por cierto- para los registros del gasto electoral. Igual los cientos de pancartas gigantes en toda la extensión del país, cuyos precios oscilan entre 250 y 400 dólares, los afiches, los cartelones, los papeles volantes, las tarjetas, las camisetas que se regala (cada una cuesta US$ 2), los bailes, las concentraciones, los gastos para movilizaciones de gran cantidad de incondicionales alrededor de los dos finalistas y tendremos que sus campañas bordean hasta hoy, de acuerdo a cálculos modestos, los 10 millones.

Y no debemos ignorar que los medios de comunicación sub facturan los precios de sus servicios por varios motivos, entre ellos: 1.- Para evitar declarar las cifras reales y por tanto evadir el pago de impuestos al SRI. 2.- Porque pertenecen justo a quienes están tras los candidatos y por ello, alientan sin escrúpulos durante sus emisiones a quienes representan. ECUAVISA, por ejemplo, radio la luna declaran abiertamente sus preferencias por Correa. Gamavisión por Noboa.

No olvidemos a Fidel Egas, y ¿quién es este misterioso personaje que ha pasado a ser un ilusionista profesional en nuestro tablado de marionetas? Pues nada menos que el dueño del banco del Pichincha, de las aseguradoras que el estado contrata para sus instalaciones petroleras, el feliz poseedor del 20% de bonos de la deuda del estado con los organismos financieros internacionales. Tras los candidatos figuran igual otras especies exóticas, como los hermanos Patiño. El ex ministro apoya –se entiende con dinero- a Correa y el otro (ex también de cualquier portafolio de la nación) lo hizo a Roldos y hoy está con Noboa: son ratas de cloaca que le apuestan a cualquier candidato con opciones de triunfo –sin importar ideología o tendencia- para multiplicar luego, cualquiera sea el elegido- sus inversiones a través de vigorosos contratos con el país y sus empresas. Basta mirar las fotos en las sociales de revistas como Vistazo, Fucsia, Cosas,…para saber quienes están por tal o cual líder descartadle y reciclable, como los desperdicios en los tachos de basura inorgánica. Otros son más invisibles aún, como los hilos de la marioneta agitándose en las sombras, o los peces diminutos que guían al tiburón a su presa.

Correa es, por tanto, otro prisionero de las viejas estructuras de poder. Educó y volverá a educar a los hijos de los cuervos que hoy nos sacan los ojos, en la misma universidad que para el resto de mortales es inalcanzable. Aunque de origen humilde, se esforzó por parecerse a ellos, hizo suficientes méritos para ser admitido en ese círculo y hoy está a un paso de graduarse como presidente de nuestra banana republic.

De Noboa no hay nada que no sepamos y que él no lo resalte a cada paso: “Yo gasto mi dinero”, nos estampa en la cara cuando se le recuerda las cifras desmesuradas en sus tres campañas presidenciales. Conocemos bien su origen familiar y la multiplicidad de sus negocios y, aunque aparenta estar solo, sabemos también quienes están detrás suyo: los dueños de Gamavisión, de TC televisión; los Isaías, ex dueños de Filanbanco. Los importadores (defensores del TLC con EE.UU.) almuerzan en la industrial molinera, los empresarios de la construcción, los dueños de las fábricas de cemento, de las ensambladoras de buses...en cada mitin afirma ser un enviado de dios; mientras su contrincante camina de rodillas por las iglesias, comiendo ostias como si fuera pan, visita a la embajadora del imperio (el feroz enemigo del norte pidiendo la bendición de su emisario para ser presidente), abraza a socialcristianos y social demócratas, (los mayores causantes de nuestra desgracia, los sátrapas de la nación), se entristece y besa a los niños pobres de la calle; aunque después, como Alan García en Perú y su maestro, Haya de la Torre -hace medio siglo-, tenga que lavarse las manos con alcohol. ¡Vaya camaleón! La teoría de Darwin sobre la evolución de las especies se queda sin fundamento con este raro ejemplar. La oveja descarriada vuelve a su pastor. Su ambición, su vanidad por el poder, lo llevan a perder su identidad.

Una nueva camada de tiranosaurios rex ha surgido en nuestros bosques tropicales, los mismos que junto a Gutiérrez: son una especie de depredadores, seres enfermizos que se mueven en la oscuridad, alimentándose con carroña, y a quienes basta una gota de luz para salir a la superficie a destruir cuanto hallan a su paso.

* puesto en la red el 8 de noviembre del 2006

INFORME A LOS CIUDADANOS DEL MUNDO*


En cinco provincias del Ecuador, más la ciudad de Quito, Alfredo Palacio declaró estado de emergencia. Los ciudadanos en estas regiones han perdido sus derechos. No se puede opinar en contra del gobierno, reunirse, protestar o ir libremente por la noche, so pena de ser juzgados por un tribunal militar y acabar con sus huesos en una prisión. Los uniformados, como en los tiempos oscuros de las dictaduras -que parecían ya superadas- pueden invadir los hogares, disparar a la multitud, apresar a cualquier transeúnte, confiscar información, libros bajo el pretexto de seguridad nacional; tales represalias son más violentas en contra de los indígenas, campesinos y todos los que están en contra de que Ecuador firme un convenio de libre comercio con EE.UU. Los medios de comunicación tratan de minimizar las medidas y la magnitud de las protestas; las fuerzas de seguridad, en cambio, cumplen a satisfacción -del gobierno- su tarea.



¿Con qué autoridad, señor Palacio, amenaza usted a quienes se oponen a su servilismo e incapacidad de gobernar? Usted fue elegido en las urnas para permanecer en la habitación contigua; allí, en donde se oculta a las momias, cuando llega un amigo a visitarnos. Usted que enviaba cartitas al coronel, como una novia arrepentida por haber sido débil ante las cálidas promesas, en vez de acercarse, como sólo los bravos pueden hacerlo, con paso firme hasta el militar y con un golpe sobre la mesa, decirle que no estaba de acuerdo con su manera de gobernar y no escribir sus argumentos cándidamente a través de la prensa. Usted que en CIESPAL, aquel triste 20 de abril del 2005 prometió a la juventud revisar los convenios de la Base de Manta, clausurar ese nido de ratas en descomposición, que es el congreso; llamar a una asamblea constituyente, suspender las negociaciones del TLC. Usted que ingresó a Carondelet por la puerta de servicio, gracias a la ingenuidad de quienes lo liberaron minutos antes de la cafetería, (me cuentan que daba lástima verle allí: sin color en el semblante, los ojos humedecidos y pidiendo a cada instante el baño para ir a llamar a los militares, a Paquito Velasco, a los policías, a toda esa caterva de incondicionales amigos suyos en el congreso que le nombraron presidente, para luego compartir las travesuras del poder). Nadie lo consideraba –entonces- nuestro gobernante, ni siquiera los uniformados, por ello la guardia presidencial nunca asomó a rescatarle.

¿Con qué cara, entonces, se atreve usted a humillar a nuestra gente? ¿Por qué ordena bajar de los buses, de las camionetas a todos los que usan poncho y sombrero? Usted que no posee siquiera el fuego de la palabra, ¿cómo puede ordenar que callen los demás? Usted que nunca fue un inmigrante, que luego de su gobierno volverá a disfrutar de su residencia en EE.UU., ¿cómo se atreve a impedir que nuestra gente camine en libertad en su propia tierra? Qué autoridad tiene usted, sino la que le otorgan las armas, los cuerpos de seguridad que le rodean: no el brillo de las ideas. Sus ínfulas de enojado, no van con su rostro siquiera. Su prepotencia ante los más débiles demuestra que usted carece de argumentos para estar en el gobierno. Su torpeza y falta de tino sólo causan estragos al país.

¿Cuáles son sus temores para decretar estado de emergencia y con ello, mandar preso a cualquiera que se oponga a los planes de un grupo de empresarios que sólo piensa en sus bolsillos? ¡Cómo no reunirnos para dialogar y tomar decisiones cuando es nuestra nación la que se está desangrando, no las carteras de los importadores, mientras nos amenaza con un tribunal de uniformados que puede enviarnos a la cárcel! Cómo estar metidos en casa, mientras el equipo negociador del TLC trabaja sin descanso para hipotecar nuestro país a intereses foráneos, cuando es el aire, el agua, el futuro de nuestros niños lo que están empeñando a cambio de migajas en la mesa de los grandes.

Como en China durante la guerra del opio, cuando las potencias económicas de entonces se dividieron el país para evitar una guerra entre ellas, cada nación imponía sus reglas de acuerdo a su origen, que de por sí eran muy diversas; más hubo una ordenanza común entre ellos: en la misma tierra de Confucio se plantó un anuncio a la entrada de las bibliotecas, de las escuelas, de los locales de diversión, de los restoranes: prohibida la entrada a perros y chinos. Así actúa Alfredo Palacio, al impedir el ingreso de los indígenas a la ciudad de Quito. Los ha humillado como en los tiempos de la corona inglesa en India, cuando los miembros de las (castas más bajas) no podían caminar por las calles sin un collar que los identificara con sus dueños. Los trenes tenían vagones exclusivos para los blancos ingleses, otros para las castas superiores, y al último, junto a los animales viajaban las (castas inferiores).

Lo que estamos viviendo en Ecuador no es un pasaje de la historia antigua: es un capítulo oscuro escrito por quien está convencido de que lograr un TLC con EE.UU. será el empuje definitivo de la nación en la dinamia del siglo veintiuno. Gobiernos débiles e ilegítimos recurren al uso de la fuerza para mantenerse en el poder. Alfredo Palacio, el titiritero Felipe Vega, Enrique Proaño, son tres nombres más que ingresan al libro de la infamia.

Puesto en la red en abril del 2006

ANOTACIONES SOBRE EL TLC


“…El TLC es beneficioso para los ecuatorianos, no entiendo por qué se oponen…”
Embajadora de los Estados Unidos, en entrevista con los medios 13-03-2006

“…Las negociaciones seguirán adelante…”
Alfredo Palacio en cadena nacional del 15.03.2006.


SE BUSCA PARTNER


Igualdad de condiciones. Este es uno de los principios básicos para toda negociación, y hasta en asuntos particulares del ciudadano (a) común. Si alguien se embarca en un proyecto trascendental para su supervivencia, debe estar seguro de que va a salir airoso tras la firma del convenio; de lo contrario, admite sus debilidades, se retira y en silencio se prepara hasta alcanzar un nivel de competitividad. En inglés hay una palabra demasiado hermosa y amplia como para aplicarla en su completo significado los negociadores norteamericanos frente a los ecuatorianos (y cualquier país débil): partner. Es común encontrar anuncios en los medios solicitando un (a) compañero (a) sentimental o, en otros casos, un socio comercial, persona o empresa constituida, para realizar juntos una actividad económica, correr riesgos y compartir, por cierto, los beneficios generados por ésta. En grandes business se denomina corporación, y para ello no hay anuncios en la prensa.

Nuestro país busca un partner para su supervivencia y para ello está cerca a firmar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos de Norteamérica; mas, ¿cómo dar margen a la duda y creer en la buena voluntad de nuestros representantes para defender los mayores intereses de la nación, cuando -de entrada- sabemos que la USAID ha asumido los costos de movilización de nuestros equipo negociador?

Esta organización funciona con dineros que las transnacionales aportan al gobierno norteamericano; lleva a cabo una dudosa actividad caritativa en la mayoría de países en desarrollo, con el objetivo de suavizar la imagen del imperio en comunidades campesinas e indígenas, por ejemplo, de cara al conflicto armado en Colombia, o a la firma de un tratado comercial, con la instalación de una letrina o un consultorio dental en los campos abandonados. En otros casos, lleva aportes directos –dinero en efectivo- a sectores identificados con el stabishment, pero en la oposición hasta conseguir sus propios espacios; tal es el caso del grupo acción ciudadana, liderado por un tal César Montúfar, en Quito. Estos dineros también caen en Irak a manera de granadas, se emplean en Miami para desprestigiar al gobierno cubano y son los que también utilizan aquí nuestros negociadores.

¿Qué país no quisiera tener preferencias arancelarias para el ingreso de la mayoría de sus productos a cualquier mercado del mundo, sobre todo en el norte? ¿A quién no le gustaría tener igualdad de trato en sus mercaderías, en oportunidades de acceso a líneas capitales? Mas, la pregunta aquí es si el imperio busca lo mismo y, sobre todo, si es ello lo que necesita.

Durante estos meses en Ecuador se especula mucho con el tema. Un grupo de empresarios (se entiende los que manejan la economía nacional) nos bombardean con un spot publicitario que compara al TLC con un tren. No podemos quedarnos atrás, intentan convencernos, exponiendo las ventajas de cerrar a tiempo esta negociación. Lo que ellos no dicen es que nosotros hace mucho tiempo que perdimos el tren.

¿Quiénes son estos personajes que se han tomado nuestro nombre para llevar a cabo tal proyecto, sin siquiera consultarnos? No se cansan de restregarnos la cara con dicho tratado, aduciendo que traerá progreso, mejor distribución de la riqueza, estabilidad social. Tampoco van a afirmar lo contrario. Dicen también que si no hay ese convenio será la debacle nacional. Yo expondré cuáles son estos negocios: camarones, flores, frutos del mar, algunos sectores textiles, plásticos, los importadores, reunidos todos bajo el membrete de las cámaras de comercio y la industria. ¿Representa esto el total de la producción interna? De ninguna manera; mas son grupos de poder que han venido manipulando los destinos de la nación de acuerdo a sus intereses.

A partir del 1ro. de enero del 2007, la mayoría de estos empresarios corre el riesgo de perder las preferencias arancelarias que el país del norte otorga a países con economías débiles, nada transparentes, aunque con reservas de petróleo, gas, minerales; poco propensos a invertir en educación, salud, en tecnología, con el objetivo de aprovechar de manera justa los dineros generados por la explotación de sus recursos naturales en beneficio de su gente; con una clase política corrupta, servicial a grandes grupos económicos foráneos a cambio de mantenerse en el poder, que saquea las arcas públicas con un pacto satánico entre clanes, aparentemente opuestos.

Claro que les conviene a ellos tal tratado: es un subsidio del gobierno yankee a nuestros exportadores a cambio de grandes concesiones comerciales y hasta territoriales. Cualquiera de sus delfines llegará –tarde o temprano-a Carondelet y el imperio moverá todas sus cartas para sostenerlos en sus sillas, mientras sean útiles y dóciles.

Sobre el tablero de ajedrez hay que diferenciar a los peones de la reina. ¿Qué pieza nos consideramos, cada individuo, dentro de aquel juego? ¿A qué estrategia se deben nuestros movimientos de cada día? Los empresarios tienen la suya: ellos quieren seguir vendiendo y comprando al norte.



CAMARÓN QUE SE DUERME……CEVICHE

Al comenzar los años 80, los manglares comenzaron a desaparecer y en su lugar se construyeron gigantescas piscinas camaroneras. Su auge económico en los años noventa se vio eclipsado por completo con la llegada de la mancha blanca a los cultivos. Ha transcurrido casi una década de ello y, aunque el negocio ha vuelto a repuntar, no se llegado aún al límite de la cuota impuesta por las autoridades norteamericanas para este producto; sin embargo, a partir del próximo año, los empresarios comenzarán a pagar aranceles por el ingreso de camarón al mercado, en caso de no firmarse el TLC.

A propósito de las inundaciones que durantes estas semanas están afectando a la costa ecuatoriana, debemos estar concientes que una de las causas para ello es la destrucción del bosque primario, la desaparición de los mangles y, en su lugar, la creación de lagunas artificiales dedicadas al cultivo de camarones. Los bosques y mangles actúan como esponjas cuando llega el invierno; su destrucción origina el desbordamiento de los ríos y, como consecuencia, la inundación de las ciudades.

Estas actividades, igual las flores, son prohibidas en suelo norteamericano; sin embargo, a su gente, como a nosotros, le gusta comer camarón y si hay oferta en el mercado no hay por qué privarse de aquella delicia sobre la mesa. Entonces se importa. Tailandia vende el crustáceo a toda la región asiática; después de Brasil, Costa Rica, Colombia y Ecuador, el reino de Siam tiene también una cuota considerable para el consumo en los EE.UU. Otros exportadores están –igual-en competencia y el imperio siempre tiene de donde elegir: hay recientes piscinas en Camboya, en el sur de Indonesia, Filipinas, Madagascar, Nicaragua; estos países reciben también preferencias arancelarias, cuotas de importación, pero siempre a cambio de algo, no podía ser de otra manera. Los camarones, los mangos o el brócoli, no es una cuestión de vida o muerte para los Estados Unidos, sino más bien, un capítulo más de su estrategia global por mantenerse a flote.

Los territorios entregados por gobiernos débiles al imperio, o que fueron usurpados por éste, nunca volvieron a la soberanía de sus respectivos países; tal ocurre en Filipinas, Cuba, Afganistán, Corea del Sur, Sudan, Alemania, Kuwait, Ecuador y tantos otros lugares alrededor del mundo. Sus ejércitos permanecen allí, igual que las embajadas: quitando y poniendo gobiernos a su medida, con amplias redes de espionaje político, económico. Llegan como simples turistas en cuerpos de paz, misiones religiosas, asesoran en comercio internacional y comienzan a recopilar información de todos los movimientos de su gente. Graban conversaciones, ayudan a sectores de oposición, arman a grupos radicales, trafican con ellos estupefacientes, armas y luego los declaran terroristas; entrenan a los ejércitos locales en áreas específicas de su conveniencia: protección de pozos petroleros, carreteras (por donde cruzan sus productos hasta llegar a los barcos o a los aviones), contra espionaje, sabotaje, levantamientos, paros, narcotráfico. Envían emails ofreciendo visas para residir y trabajar en el norte; el interesado declara su vida privada y auque puede ser un buen prospecto, el 99 por ciento de los que escriben son rechazados, más sus datos ya constan –sin saberlo- en los bancos de información del FBI.

Qué les importa a ellos el medio ambiente, si ni siquiera su propio país les interesa tanto, como se pudo comprobar después que el huracán Catherine hizo de las suyas en New Orleáns: dineros que debieron estar disponibles todo el tiempo para situaciones de emergencia, fueron desviados para la guerra en Irak. ¡Entonces, cómo no van comprarnos todos los árboles, camarones o flores, aun con el riesgo de destruir nuestro país! Todos sus movimientos son impulsados por el olor al dinero. La madera siempre está de moda, y aunque la tecnología haya lanzado al mercado productos similares, pero reciclables; o los ingenieros utilicen el plástico, el PVC para crear nuevos ambientes en las casas, de acuerdo a las exigencias de nuestra era cibernética, nada se comparará a un fino mueble hecho a mano. Barcos llenos de árboles abandonan el puerto con rumbo a las carpinterías del norte y Europa para, -luego de un fino proceso- acabar en los mejores almacenes de cualquier ciudad, a precios exorbitantes; mientras que aquí, más cuesta el transporte, que el producto mismo dentro del contenedor. ¿Será esta la forma de estabilizar nuestra incipiente economía? Un tratado comercial en una región donde nada importa más que la libre competencia, feroz e inhumana, sólo traerá consigo el agotamiento de sus recursos naturales y luego la dependencia de sus habitantes a otras naciones.


PÉTALOS DE FLORES


Un buen negocio es aquel en el que las partes salen ganando por igual. Veamos ahora las flores. Este negocio genera cerca de 350 millones de dólares al año y es bien sabido que tales dineros no vuelven al país; ingresan a la bolsa de los mercados extranjeros, se adquieren divisas, acciones de empresas en ebullición, se invierte en mega proyectos de otras naciones, como represas hidráulicas, construcción de grandes aeropuertos; se compra y se vende armamento a través de compañías con fachadas de buenos samaritanos. Innumerables son las actividades que se alimentan con estos dineros, fruto del esfuerzo y la miseria de los trabajadores de las empresas en el mundo.

¡Cómo no van a pedir los empresarios un trato equitativos para sus productos, cuando saben bien que si no se firma el tratado comercial, ellos deberán pagar tasas de 6 hasta 15% por concepto de aranceles al ingresar sus mercaderías en tierras norteamericanas! ¡Por qué cancelar esos impuestos de sus bolsillos, cuando ellos pueden hipotecar nuestro país a cambio de unos cuantos centavos!

Las preferencias arancelarias vigentes hasta el 31 de Diciembre del 2006, no fueron a cambio de nada, como pregonan los grupos de oposición durante las épocas de campaña electoral: nos costó la ocupación de la base de Manta; un espacio que ya no es nuestro, con un aeropuerto en donde aterrizan cada día -sin control alguno- aviones militares y de las grandes transnacionales con armamento, mercenarios, tecnología, repuestos para las empresas petroleras, materiales de radar a fin de seguir cualquier movimiento nuestro, baratijas para ser entregadas en sectores marginales con el objetivo de ganar su simpatía. Nos costó la renovación de los contratos con las empresas petroleras para la exploración de nuevos campos, como también su explotación.

Y este es el peor de los negocios que realizamos con ellos, al no tener capitales y tecnología: por cada diez barriles de petróleo extraído, ocho son para las transnacionales, dos para el dueño de la materia prima. No se tomó en cuenta, al firmar los contratos, el posible incremento de los precios en el mercado, mas sí el castigo por los niveles de mezcla. Sus ambiciones no conocen fronteras, hasta que no se les pare. Nos cuesta la adjudicación de contratos a firmas extranjeras para la construcción de puentes, carreteras, represas hidroeléctricas en regiones donde han desaparecido las lluvias. Nos cuesta más endeudamiento para pagar intereses apenas de la deuda externa, mas no para invertir –al menos- en salud o educación. Nos cuesta la venta de empresas estatales, antes productivas, con buen rendimiento de ganancias y hoy convertidas en la sombra de lo que se nos avecina con o sin la firma del acuerdo comercial.

El área andina no es la única en recibir los incentivos a la producción. Ellos saben en dónde compran y qué región la deben volver dependiente a través del comercio. Lo hace con Centroamérica, con Méjico. ¿Por qué no compra flores en Guatemala, o el FMI, el BM no entregan créditos a Haití, geográficamente más cerca de EE.UU., como lo hace con Ecuador, para que su población se dedique a cultivar camarón, banano? El imperio escoge a los países de acuerdo a su estrategia global de dominio, apoderamiento y saqueo de recursos; impone aranceles a las mercaderías de afuera para luego chantajear a las naciones y mantenerlas así bajo su voluntad.

Y no siempre ni a todos da el mismo trato. A Corea del Sur, Tailandia, Singapur, por ejemplo, hace muchos años que las borró de su lista de preferencias arancelarias y más bien, desde la década anterior, comenzó a invertir directamente cantidades de dólares -con muchos dígitos- en empresas constituidas allí, cuya producción debe abastecer los mercados de aquellas regiones.

Si tal es el costo para el país con la exportación de flores (junto a otros productos), también lo es para el medio ambiente. ¿Por qué los norteamericanos, líderes en tecnología agrícola, no siembran rosas en sus territorios; o, al menos, en otras regiones más cerca a ellos?

Primero porque el cultivo tiene un impacto negativo en el medio ambiente: para crear el efecto invernadero dentro del establo, es necesario cubrir éste con grandes hojas de polietileno, cada seis meses. El calor del sol es indispensable para un óptimo desarrollo de las plantas; más su reflejo sobre el plástico provoca que los rayos vuelvan a la atmósfera, causando así el recalentamiento de la misma y, por tanto, la alteración del ambiente.

En lugares con mayor número de plantaciones se ha comprobado un incremento –más de lo usual- de temperaturas durante el día y una disminución en las noches, el alejamiento de las lluvias, el deshielo acelerado de las montañas. El recalentamiento del globo no es provocado sólo por la emanación de gases tóxicos del parque automotriz y de las fábricas; ya lo advirtieron los técnicos yankees hace casi cuarenta años y es por ello que tales cultivos fueron prohibidos dentro de sus territorios.

Entonces, como la paradoja de los ecuatorianos que, para mantener limpio el carro por adentro, arrojamos la basura a las vías: los dineros generados allá con estos negocios, buscaron nuevos lugares donde asentarse; reorientaron sus capitales hacia el extranjero, se dedicaron a vender su tecnología, con el fin de no quedar fuera del generoso comercio de las rosas. Un buen día, apareció la primera plantación en el país, en Cayambe, hace veinte y siete años, y desde entonces no ha dejado de crecer el negocio, ni las cuentas bancarias de sus dueños.

Segundo: los riesgos para la salud de los trabajadores. La lucrativa actividad de flores en Holanda, el jardín de Europa como se la denomina a este miembro de la comunidad, sucumbió hace veinticinco años ante las presiones de las autoridades, quienes debieron someter a las empresas bajo estrictas reglas de seguridad laboral y cuidado de las tierras.

Luego de la segunda guerra mundial, la floricultura fue otra de las actividades que mayores ingresos aportó a las arcas del estado. Su producción fue muy apreciada en Europa y los trenes con frigoríficos llevaban cada día vagones enteros con hermosas flores holandesas a todo el continente; mas a partir de los años setenta, el gobierno –acosado por las denuncias de su población- formó un cuerpo para investigar los efectos causados en la salud de los trabajadores y en la naturaleza al utilizar fungicidas, pesticidas, acelerantes de maduración, junto a otros elementos, dentro del cultivo, a fin de conseguir un determinado color, contextura, tamaño.

A través de la manipulación genética se había logrado también nuevas especies de flores que no se secaban pronto porque sus tallos realizaban una mayor absorción de agua (llena de componentes extraños a su naturaleza). La conclusión fue que mientras más hermosa resultaba una flor, más tratamientos químicos había soportado durante su cultivo; se comenzó por tanto, a normar el uso de los insumos durante el cultivo de las flores.

Pero ello no sería suficiente, sino hasta que llegó el informe sobre los efectos causados en los trabajadores por manipulación indiscriminada de tales productos. No es éste un tratado de rigor sobre el tema, es apenas el recuerdo de mis lecturas de hace muchos años; tampoco soy un especialista en la materia para enumerar los elementos nocivos al contacto con el cuerpo humano. El informe fue categórico: la tasa de muertes por cáncer era la más alta en Europa, igual los nacimientos con deformaciones corporales, las enfermedades a la piel, severos traumas en el sistema respiratorio. Las autoridades, entonces, elaboraron una lista de productos que debían ser eliminados de inmediato en los cultivos y al mismo tiempo, se permitió incrementar el número de trabajadores extranjeros para las plantaciones. Se formó un cuerpo de vigilancia que llegaba cuando menos alguien lo esperaba.

El negocio con las nuevas reglas poco a poco dejó de ser productivo. La prohibición del uso de la mayoría químicos trajo consigo un retroceso en la calidad del producto, lo que ocasionó la pérdida de mercados. Para empeorar la situación, llegó también el informe de los efectos causados por los químicos en las tierras cultivadas. Fue simplemente aterrador: los suelos quedaban destruidos, contaminados por completo, y habrían de transcurrir, calculaban los expertos que elaboraron el informe, al menos 100 años hasta que los campos utilizados para el cultivo de flores puedan volver a producir otros frutos sin que éstos lleven consigo una acumulación excesiva de componentes nocivos para la salud de las personas.

Y no solo ello, sino que estos elementos esparcidos en la tierra, con las lluvias y la filtración del agua, tienden a contaminar el entorno de los campos, volviéndose la región -en donde estuvieron los cultivos- no opta siquiera para habitarla, debido a la gran acumulación –día tras día, cosecha tras cosecha- de agentes tóxicos en la tierra y en el agua. Las tierras eran utilizadas durante seis años apenas; luego de aquel tiempo, se trasladaba los establos a otros sitios, mientras que los primeros quedaban definitivamente abandonados. Con tales informes, más las regulaciones y prohibiciones, la quiebra de los negocios fue más que esperada.

Una empresa que ha acumulado capitales por generaciones no puede desaparecer de la noche a la mañana. Aquí se puso a prueba el instinto de supervivencia a través de una rápida transformación, búsqueda y adaptación a los nuevos cambios. En negocios, innovarse más pronto que el mercado o desaparecer, es una ley que siempre se debe tener muy en cuenta. Igual la capacidad de avizorar el desarrollo de la demanda en los próximos días, meses, años y trazar siempre posibles alternativas. Toda empresa depende de la capacidad de reacción frente las tormentas del mercado. Los holandeses no se pusieron a llorar, ni pidieron preferencias arancelarias a los países compradores de sus flores; pues ellos sabían bien y saben los mejores empresarios que todo producto lleva consigo una carga impositiva desde su cultivo hasta el contacto con el consumidor.

Desde entonces, muchos de ellos trasladaron sus cultivos a países del sur, en donde las palabras medio ambiente, protección al personal, prevención carecen de significado para sus habitantes y autoridades. Allí compraron grandes extensiones de tierras a precios bajos y se dedicaron a cultivar flores para su comercialización en Europa, en los países ricos de Asia. Desde el Caribe hasta el sur: a EE.UU.. Y sin tener que preocuparse de las exigentes leyes holandesas.

¿Qué autoridad en nuestro país se encarga de controlar el uso adecuado de las tierras en las plantaciones de flores? ¿Quién supervisa los instrumentos de protección que las empresas deben entregar a los trabajadores para la fumigación y más labores relacionadas con el cultivo? ¿Qué autoridad hace un seguimiento a través de una cartilla del ingreso de productos químicos utilizados en las plantaciones? Los ambientalistas europeos han advertido –con resultados de análisis en sus manos- que las flores procedentes de países en desarrollo contienen altas dosis de elementos tóxicos; si ello es así, ¿cuál será la magnitud de riesgos a los que están expuestos los trabajadores en los cultivos?


LA BANCA PRIVADA


Las tasas de interés no bajarán. Los banqueros son otros de los ganadores con el TLC. Un año después de la dolarización, estas instituciones ya reportaron ganancias. La prensa lo dio a conocer como un logro: 280 millones. ¡Para el 2005 fue superior a los 1.200 millones! Valores declarados voluntariamente por ellos. Mientras otros sectores van desapareciendo del mapa económico, como los zapateros, los talabarteros, los orfebres, los sastres. 350.000 ecuatorianos viajaron al exterior en el 99 y apenas el 20% de esa suma regresaron. Las cantidades se fueron multiplicando hasta alcanzar los 560.000 en el 2002. Se estima que la mitad de la población ecuatoriana está en el extranjero. Sólo en península ibérica están 650.000, de los cuales apenas 380.000 son residentes legales. (Entre bromas, los inmigrantes afirman que la ciudad más grande de Ecuador es Madrid). Parece perverso cuando decimos que en una partida de ajedrez con EE.UU., perdemos los ecuatorianos, porque nuestros peones se fueron a España.

He oído con horror cuando en nuestras pláticas, mis amigos afirman que el TLC será una oportunidad para ingresar de lleno al nuevo milenio, aunque, como en todo negocio, unos ganan y otros pierden. Vivimos épocas de barbarie. Las hienas se unen sólo para matar. Hemos perdido nuestra capacidad de reacción y tal vez por ello volvemos la mirada al sector indígena, como pidiendo auxilio, porque reconocemos en ellos los genes que en nosotros han desaparecido definitivamente. Nos complicamos el tiempo con religiones, discursos y teorías sobre la vida, cuando ésta es más sencilla de lo que podemos imaginar: no robar, (ama sua) no mentir (ama llulla), no ser ociosos (ama killa). Mi madre añadió otro: no ser servil. Siga estos principios, señor Palacio, sobre todo el último, y será feliz; tendrá la paz interior para abrazar a sus nietos, y con una sonrisa que contagie, contarles un cuento: cuando yo fui presidente.

Las tasas de intereses deben ser bajadas vía decreto, tal como se lo hace en EE.UU.; mas para ello se necesita en Carondelet a un presidente legítimo, que no le tiemble el pulso al tomar decisiones, convencido de que su misión es gobernar en favor de los grandes intereses de la patria, y no para un sector que maneja la economía. Actualmente en el norte, el interés a los créditos productivos es del 3%. Para el 2003, el año más difícil en la economía norteamericana (se hablaba de deflación) el presidente Bush fijó la tasa al 2.5%, con el objetivo de incentivar al aparato productivo interno. La medida surtió efecto, y desde entonces, cada año se ha visto señales de evidente recuperación, traducido en mayor exportación de sus productos, un fortalecimiento del sector laboral y, sobre todo, una aparente estabilidad económica; aunque con un déficit presupuestario casi fuera de control.

Nuestros empresarios, en cierta medida, tienen razón al pedir preferencias arancelarias al ingreso de sus mercaderías en EE.UU. Con una taza del 16 hasta el 21% de intereses en un país dolarizado, el negocio de los bancos se convierte en usura. Y esto es castigado dentro de nuestras leyes, pero ninguna autoridad hace algo en contra del atropello. La taza –en cambio-para los ahorros es de apenas el 5% anual. Es decir, si un ciudadano deposita en un banco mil dólares, al cabo de un año recibirá 50 dólares apenas de intereses. Si el mismo cliente, en cambio, pide 1.000 dólares de crédito, al cabo de un año pagará 210 sólo de intereses; sin contar el 6% de comisión, los costos por manejo de la cuenta, el notario, y más gastos que cuando el cliente se entera, termina por enojarse.

En EE.UU. la inflación está en el 2.1 por ciento y en Ecuador cerró el 2005 con el 4.9%, de acuerdo a las cifras del gobierno. Durante el mes de marzo se estima que ya bordeamos el 6%. Ecuador es el único país en el mundo sin moneda propia. Papua Guinea y las islas perdidas en su alrededor, Nepal, Suazilandia manejan las suyas; menos nosotros. Somos los únicos que depreciamos una moneda extranjera. ¿Razones para ello? Dicen los economistas que hay demasiado dinero –de origen legal y sospechoso- circulando en el sistema financiero, más que su capacidad real para generar riqueza a través de su aparato productivo; junto a una excesiva oferta de mercaderías y servicios. Pero si hay oferta, deberían entonces bajar los precios, es una ley del mercado. Yo veo más bien que la inflación en el país refleja la crisis de producción nacional frente una acelerada dependencia hacia el exterior. No hay incentivos, ni protección del estado el pequeño empresario, a los agricultores, a los artesanos, junto a otras actividades que mueven la economía local, y no constan en la agenda del TLC. La banca privada pertenece al grupo de los ganadores.



FRUTOS EXÓTICOS



Nos dicen que con aquel tratado comercial los ecuatorianos podremos diversificar los cultivos para exportar a Norteamérica, ya que ellos comprarán cuanto nosotros podamos ofrecerles; es así que los campos se pueden llenar con plantaciones de mango, granadillas, claudias, tamarindo…Los campesinos tendrán también su pedazo en la repartición del pastel. Para aclarar la ignorancia de nuestros representantes, les pregunto: ¿Cuántos agricultores poseen tecnología de riego, asesoría en el manejo de insumos, cultivos y, sobre todo, en la comercialización de sus productos? Pocos están preparados para afrontar los riesgos de producir a gran escala; aún así, nada impide que uvas, ciruelas, peras, manzanas…de origen chileno inunden el mercado ecuatoriano, con mejor calidad y precios bajos. Igual ocurre en EE.UU. Hay mangos de Santo Domingo, piñas de Jamaica, papayas de Méjico, naranjas de El salvador, hasta tamarindos de Madagascar… La oferta de frutas y verduras de origen extranjero han saturado al consumidor; y es entre proveedores la competencia -a veces desleal- por colocar sus productos en el mercado; no por que sea muy rentable, sino porque carecen de alternativas en un mundo con amplias redes de comercialización.

Para los cultivos alternativos tenemos un cupo de exportación, tan grande como ellos lo tienen para vendernos maíz o arroz. ¿Podremos, algún día, reunir 200.000 toneladas de guayaba, tipo calidad? Hablemos con optimismo y digamos: sí; pero también preguntémonos: ¿Cuántos en EE.UU. conocen su sabor? Ni siquiera aquí existe gran demanda. Igual ocurre con otras frutas exóticas. La maracuyá, por ejemplo, o pasions Füchte, como se la conoce en Europa, no es familiar en el norte, a no ser para las embotelladoras menores de bebidas, que elaboran jugos con el concentrado de esta fruta, y cuyo consumo, al lado de las tradicionales naranja o manzana, no representa ni el 1% de la demanda total.

Nos dicen, y bien serios, que este tratado abre la puertas también a otros productos no tradicionales, como la carne de cuy, la máchica, mojicones, caquita de cuy, aplanchados, delicados de afrecho, hasta el mote pillo podemos vender con ese convenio tan milagroso, que consta de seis mil partidas arancelarias. Todo depende del deseo por competir, de la creatividad. Y los campesinos que escucharon tal conferencia se emocionaron, convencidos de que al fin se abrirán nuevas posibilidades de trabajo con las tradicionales golosinas. Este medio pinta Mauricio Pinto, pensó que fue su mejor conferencia ante la cholada de Cayambe, desde los tiempos del coronel. En medio de la euforia nos advirtió que debemos temer más a la competencia desleal de China que a los EE.UU. Vaya argumento; en realidad, él respiraba por la herida: sus fábricas de ropa están en declive, primero porque no alcanzan niveles de calidad similares a la de los países vecinos, y luego ante la invasión de mercaderías de origen asiático, con precios muy bajos, aunque de mala calidad, que sacuden la competencia formal.

Así, la mayor parte de la producción, llamada alternativa, estará orientada a los inmigrantes apenas, cuya nostalgia aflora en plenitud, cuando hallan en el supermercado, junto a una esquina, el tomate de árbol o las uvillas.

Pensemos que los ecuatorianos emprendemos una cruzada en los medios de comunicación y logramos posicionar la naranjilla, o los taxos a la cabeza de los productos exóticos con mayor demanda en Norteamérica: ello no será una ventaja para nosotros, sino un instrumento más de presión que el gobierno del norte utilizará para imponer sus mandatos en nuestros gobiernos débiles y sumisos como el actual. Y no solo ello, sino que los ganadores no serán nuestros campesinos: ellos entregan en Ecuador toneladas de brócoli a precios bajos y los beneficiados son siempre las empresas compradoras de EE.UU. Por una caja de banano reciben nuestros agricultores US$ 2.5 y a veces menos; mientras que en el lugar de destino –Norteamérica, Europa- cuesta 18 dólares, o 2.70 el kilo.

Business son business y allí no hay espacio para sentimentalismos, opinan nuestros empresarios. No es que yo no crea en la capacidad del campesino ecuatoriano, pero en las condiciones actuales frente a sus similares del norte (sin incentivos para la producir, como créditos rápidos, con bajos intereses; sin acceso a la tecnología, sin apoyo -por parte del estado- al estudio de la comercialización en sus diferentes etapas luego del cultivo: venta, exportación, aranceles, calidad, manejo de cuentas, pago de impuestos, proyecciones): no veo igualdad de condiciones para competir.


HABITACIÓN CONTIGUA


Para la ronda de negocios en EE.UU (desde el 27 de marzo), 72 habitaciones fueron reservadas para los invitados, (industriales, floricultores, representantes del sector textil…) en el Washington Plaza, y todo para permanecer en el “cuarto contiguo”, porque en este convenio las reglas de juego ya están decididas por los norteamericanos, mucho antes de iniciar las negociaciones en el 2004. Con este tratado ganarán los más fuertes. Y del lado nuestro los más fuertes son nuestros empresarios, los que disfrutan de la comida, del wisky y la cálida atención del personal del hotel, a manera de soborno.

Se engañan los representantes del sector industrial y textil, al creer que, vendiendo nuestro país, van a salir ganando ellos, porque –supuestamente- van a recibir contratos para fabricar aquí productos de marca norteamericana, patentadas por cierto, y con prestigio internacional, para venderlas en nuestro mercado, o de aquí exportar a Venezuela, a Brasil; tal como sucede con los autos o la línea de electrodomésticos fabricados en Méjico y que luego se envían al sur del continente. Perú y Colombia nos llevan demasiada ventaja.

Los pequeños productores de ropa, calzado, la industria de la música tendrán que cerrar las puertas, si insisten en copiar diseños patentados en EE.UU.; como los de Walt Disney, la guerra de las galaxias, o Niké, porque los yankees obligarán a nuestros gobiernos a clausurar las fábricas, o talleres que trabajen sin pagar derechos de utilización de la marca, pedirán que se respete el TLC al pie de la letra, so pena de imponer sanciones. Y los intendentes de policía tendrán que hacer cumplir el tratado, clausurando, multando, confiscando todo producto ilegal.

Igual sucederá con los medicamentos. Los genéricos son prohibidos dentro del convenio: se deberá vender sólo los productos de marca; el resto, es una actividad desleal, según ellos. Nuestra industria farmacéutica tendrá que pagar patentes, o cerrar sus puertas; pues, de acuerdo a la ley (suya), un medicamento no podrá ser universalizado sino después de veinte años; en cambio los nuestros en apenas cinco años. Es parte del show cuando el cardiólogo exige a los negociadores no ceder en este asunto. No ceder qué. Él debe seguir el libreto y basta.



TRIGO Y ALGODÓN


El trigo ingresará al mercado ecuatoriano con cero aranceles. Hasta hoy paga el 10%. Los agricultores de aquí, hace más de treinta años que dejaron de sembrar en cantidades esta gramínea, cuando la antigua URSS, Canadá y EE.UU. luego de la segunda guerra mundial, recuperaron la producción e impusieron los precios en el mercado; los nuestros, entonces, que hasta esa época no fueron capaces de cubrir siquiera el consumo local, debieron bajarse del negocio y buscar alternativas para sus campos. El dictador Rodríguez Lara, dentro de su plan nacionalista, inauguró el -ya desaparecido- sistema de tiendas populares y para ello, debió permitir la importación de 50.000 toneladas de trigo con el objetivo de abastecer la demanda interna; deuda que fue cancelada con las primeras remesas de dólares que empezaron a ingresar al país, fruto de la reciente explotación petrolera en los campos de la amazonía. Las importaciones, desde entonces, han ido creciendo año tras año, hasta nuestros tiempos.

Parecería que con este negocio, las dos partes involucradas salen ganando; mas, ignoramos un pequeño inconveniente: ¿quiénes son los importadores del trigo? Y aquí volvemos al principio: los empresarios que poseen capitales para comprar miles de toneladas al año, no el panadero de la esquina que adquiere algunos quintales para su negocio, al precio que imponen los mayoristas. Los peces grandes engordan comiéndose a los chicos. Los empresarios disponen de líneas de créditos, (no en vano pertenecen todos al mismo círculo de ricos), amasan grandes capitales y vuelven a inyectarlos en diferentes negocios del exterior; es la inversión sobre inversión. No tienen dineros ociosos, como un jubilado que entrega la suma de sus años de trabajo a la banca para ganar el 5,% de intereses anuales por sus ahorros, ¡cuando la inflación de hoy está sobre el 6%!

Ellos no traen capitales frescos, a manera de inversiones, para inyectar dinamismo a la producción interna. La banca privada se mantiene con vida gracias a los ahorros del 90% de ecuatorianos que han confiado –otra vez- en ella. Dineros como los del jubilado, son los que sostienen la dolarización, los que reciben los empresarios –a manera de créditos- para ampliar sus negocios aquí; en este caso, para importar y mantener el monopolio del trigo en el país, para traer miles de autos (sólo en el 2005 se vendieron 60.000). Ellos cancelan la deuda y vuelven a pedir más créditos, mientras que las ganancias las invierten afuera. O compran deuda ecuatoriana, el negocio más rentable de los últimos tiempos. (¡En estos años de chaupi democracia se pagó 36.000 millones de dólares sólo en intereses y aún seguimos debiendo 17.500 millones de capital! Vivimos en una sociedad perversa, sumisa, apagada, que no se defiende y se deja llevar, como los bueyes al matadero.

Cuidado, que el corralito argentino, puede estar más cerca de lo que pensamos; aunque, como en el 99, los banqueros y empresarios tienen a buen recaudo sus dineros; en Islas Caimán hay siempre un nidito acogedor para aquellos depósitos de tierras tropicales. Ellos no invierten aquí porque no confían en esto que han engendrado. Se estima que US$ 7.500 millones al año fugan del país: dineros trabajados aquí, esfuerzo y sudor de aquí, que van a engordar otros negocios en el extranjero.

No bajará el precio del pan. De ello podemos estar seguros los ecuatorianos. Y aquí no hay lugar para el entusiasmo que imprimen los representantes de la industria molinera; sólo engordarán los bolsillos de los empresarios por partida doble: no tendrán que pagar impuestos al importar el trigo, (dineros que pueden ser canalizados para cumplir con la deuda social que los gobiernos de turno acumulan desde hace décadas; en salud, por ejemplo, no hay presupuesto para las campañas de vacunación infantil); tampoco reducirán el precio al llevarlo al mercado; al contrario, lo subirán cuando se les venga en gana, aduciendo escasez en el exterior, huracanes, aumento de los precios del transporte, inflación (¡provocada por ellos!).


Los empresarios nos ponen en su bote y reman aguas arriba, sin importarles qué opinamos nosotros. Ellos piensan que mirar sus carteras gordas es también nuestra satisfacción.

Tampoco pagarán aranceles por el ingreso de algodón; ellos argumentan que así obtendremos mayor capacidad de producción, a fin de competir con nuestros vecinos Perú y Colombia. Si adquirimos, intentan convencernos, telas más baratas, pueden bajar los costos de fabricación; pero no es verdad. No son los pequeños productores quienes serán beneficiados.

Si hubiera sinceridad en los empresarios, les sugeriría aprovechar esta parte del tratado, entrando a una agresiva campaña por mejorar la calidad, sincerar precios, estrechar lazos comerciales con otros países: cuidar nuestro prestigio, volviéndolo escuela. Decía mi madre, si hay cinco vendedores del mismo producto en una calle, busca otra calle; aunque tú seas el único: el prestigio conseguido te seguirá hasta allá. No en vano hablamos de la calidad suiza, alemana, japonesa. Decir Sony es tener garantía del producto. Levis Straus, Heineken. Nuestros empresarios saben bien que han perdido mucho terreno frente a sus similares foráneos, más que por falta de capitales (la banca local les pertenece), por falta de visión en los negocios.

No pudieron superarse frente a los retos de una economía globalizada; sus pensamientos son tan cortos como su miopía, aunque sus ambiciones desmesuradas. Pensaron que siempre iban dominar el mercado interno, sin cuidar el acabado e imponiendo sus precios; fijaron aranceles altos a las mercaderías de afuera para dificultar su comercialización aquí. Pero un día, otros cachorros de hiena, hambrientos de carroña, entraron a competir y jugaron el mismo juego de ellos: se tomaron las aduanas, y desde entonces comenzaron a entrar todos los productos posibles. Otros países presionaron bajo el logo: si quieres vender, debes comprar. Cedimos, y buen día, las mercaderías de afuera superaron a las nuestras; a muchos empresarios, entonces, se les aclaró el panorama: unos se dedicaron a importar; otros, en cambio, se renovaron y empezaron a diversificar su producción (flores, camarones).

Y son los miembros de esta clase económica quienes buscan un TLC con EE.UU. a como de lugar. Hemos perdido nuestra capacidad de generar riqueza y nos hemos vuelto consumidores apenas; mientras que la mayoría empresarios son simples revendedores. No en vano somos el país más débil del pacto andino, luego de Bolivia. Y así queremos entrar a un duelo de titanes; o, como decía el célebre bobo Suquilanda (con S): entrar a jugar en las grandes ligas.

La industria textil y de la moda colombiana ha ganado mucho espacio en el mercado internacional, y con sobra de merecimientos. Sus fábricas producen en serie para las grandes cadenas de almacenes en Europa y EE.UU; hay constante renovación de diseños, hay una oferta de calidades y precios. Lo mismo ocurre con Perú: sus productos compiten de igual a igual con la invasión de ropa asiática. Han desarrollado a tal punto sus sistemas de producción que ingresan a todos los mercados posibles; no sólo con ropa, sino también con telas para la industria interna y exportación. ¿Dónde estamos nosotros?


LAS MURALLAS


Los empresarios e industriales del país son una clase privilegiada que no pagan a un coyotero para viajar al Estados Unidos. Tienen visa de residentes, pueden entrar y salir cuando quieran, asentarse y abrir negocios en Miami, -como el felino: son los incentivos que el imperio otorga a sus súbditos. Si de igualdad de condiciones hablamos, que el resto de ecuatorianos puedan ingresar libremente a EE.UU.; total, no todos queremos viajar a allá para dejarnos humillar en sus puestos migratorios, mientras ellos sólo deben presentar su pasaporte, los nuestros en cambio deben obtener hasta un certificado de no estar contagiado con SIDA. Se quedan aquí el tiempo que quieren, obtienen fácilmente la ciudadanía ecuatoriana con sólo declararse inversionistas, aunque traigan menos plata que el que nuestra gente paga a los coyoteros.

Abran sus fronteras, así como nosotros abrimos las nuestras, para creer en la sinceridad de convenio. Entréguenos señor, Palacio la documentación del tratado a firmarse, para que el resto de mortales pueda enterarse de cuánto su equipo está negociando. El documento completo consta de 1.600 hojas. ¿Lo tiene en sus manos, le entregó a usted la embajada norteamericana el original, con una traducción certificada por nuestra cancillería? Ningún negociador nuestro lo tiene, ni siquiera Chiriboga, sino es por partes. Es el mismo boceto con el que se negoció el primer TLC con Canadá.

El equipo negociador no es improvisado, como el nuestro; es un cuerpo experimentado con escuela: cada uno sabe de memoria su papel, sin espacio para las dudas. Sólo al final de las negociaciones ellos entregarán el original completo para su aprobación en el congreso; e igual que con Colombia o El Salvador, ellos pondrán a disposición su servicio de traductores. Todo es misterio ante nosotros. Lo que asoma en Internet son recortes apenas, temas expuestos y sin saber qué mismo pasó, cuáles fueron nuestras propuestas, qué aceptaron ellos y en qué debimos ceder.

Recuerdo que en la ronda de Cartagena, ante los crecientes comentarios de la sociedad civil por falta de información y transparencia en las negociaciones, los representantes ecuatorianos, acordaron invitar -con la venia de la contraparte- a los miembros de los gremios, sindicatos, asociaciones de diferentes ramas productivas, como agricultores, carpinteros, artesanos, junto a otras actividades (sin importancia en su agenda), con el objetivo de recibir comentarios y aportaciones a los temas a tratarse allí.

Esto fue, en realidad, una maniobra para calmar los ánimos de los sectores que pedían estar presentes, con el objetivo de saber qué mismo se estaba negociando. Se nos pagó todo (tuve el desacierto de aceptar la invitación): buen hotel, comida en abundancia; mas terminé por aburrirme –igual que los otros delegados- al pasar días enteros en una gran sala, con instrucciones de no salir, rodeados de un numeroso cuerpo de seguridad; mientras nuestros negociadores y la contraparte permanecían en otras salas.

Luego, mientras ellos celebraban el cierre de la ronda con brindis y bocadillos, yo me propuse obtener -a como de lugar- algún documento o algo me pudiera dar una idea de lo que trataron adentro; mas los representantes, de parte y parte, tuvieron siempre la precaución de no mezclarse con nosotros, tampoco hablaban. Nada pude conseguir, sino unas cuantas postales que el hotel nos obsequió al abandonar la recepción. ¿Qué informe iba yo a entregar a mis compañeros del gremio? Ninguno. No recibí, por suerte, un baño de ortiga, y ya entre copas puede referirles algunos detalles de la cita, que un negociador nuestro tuvo a bien comentarme.

En Colombia, como en Lima o en Quito, se trabajó (y trabaja) sobre temas seleccionados previamente por los norteamericanos. Ecuador llegó a las mesas de negociación sin propuesta alguna que haya salido del interior de la sociedad, con temas que reflejen e incluyan los más variados aspectos de su realidad económica, política, social; con nuestras diferencias, sueños y proyecciones. El texto del imperio es como un anillo que debe calzar en todos los dedos de las manos.

Si ellos redactaron los términos del convenio, ¿por qué habrían de informarnos todos los detalles durante el primer encuentro? Me di cuenta también de un detalle que puede influir mucho en el contenido final del tratado: el desconocimiento de inglés avanzado, y más, comercial, de la mayoría de nuestros representantes; los 16 negociadores tenían traductores simultáneos, y estos no eran del estado ecuatoriano, sino norteamericanos.

El imperio sabe que debe invertir, y no escatima esfuerzos para ello. Ha cerrado innumerables tratados comerciales con otras naciones, se maneja de acuerdo un esquema fijo, apenas variable dentro de su estrategia global de supremacía sobre las demás naciones. Ellos son los primeros en descubrir el origen de una chispa, que luego puede convertirse en incendio y, como buenos bomberos, están listos con sus mangueras para ir a cualquier sitio del mundo.




LAS MURALLAS


Cómo no van a defender los empresarios e industriales del país la firma de un tratado comercial con EE.UU., si ellos son los únicos que no pagan a un coyotero para entrar al imperio. Tienen visa de residentes, pueden entrar y salir cuando quieran, asentarse y abrir negocios en Miami, -como el felino: son los incentivos que el imperio otorga a sus súbditos. Si de igualdad de condiciones hablamos, que nuestros ciudadanos puedan ingresar libremente a EE.UU.; total, no todos queremos viajar a allá para dejarnos humillar en sus puestos migratorios, mientras ellos entran y salen cuando quieren, con sólo presentar su pasaporte, cuando los nuestros deben obtener hasta un certificado de no estar contagiado con SIDA. Se quedan aquí el tiempo que quieren, obtienen fácilmente la ciudadanía ecuatoriana con sólo declararse inversionistas, aunque traigan menos plata que el que nuestra gente paga a los coyoteros.

Abran sus fronteras, así como nosotros abrimos las nuestras, para creer en la sinceridad de convenio. Entréguenos señor, Palacio la documentación del tratado a firmarse, para que el resto de mortales pueda enterarse de cuánto su equipo está negociando. El documento completo consta de 1.600 hojas. ¿Lo tiene en sus manos, le entregó a usted la embajada norteamericana el original, con una traducción certificada por nuestra cancillería? Ningún negociador nuestro lo tiene, ni siquiera Chiriboga, sino es por partes. Es el mismo boceto con el que se negoció el primer TLC con Canadá.

El equipo negociador no es improvisado, como el nuestro, es un cuerpo experimentado con escuela: cada uno sabe de memoria su papel, sin espacio para las dudas. Sólo al final de las negociaciones ellos entregarán el original completo para su aprobación en el congreso; e igual que con Colombia o El Salvador, ellos pondrán a disposición su servicio de traductores. Todo de misterio ante nosotros. Lo que asoma en Internet son recortes apenas, temas expuestos y sin saber qué mismo pasó, cuáles fueron nuestras propuestas, qué aceptaron ellos y en qué debimos ceder.

Recuerdo que en la ronda de Cartagena, ante los crecientes comentarios de la sociedad civil por falta de información y transparencia en las negociaciones, los representantes ecuatorianos, acordaron invitar -con la venia de la contraparte- a los miembros de los gremios, sindicatos, asociaciones de diferentes ramas productivas, como agricultores, carpinteros, artesanos, junto a otras actividades (sin importancia en su agenda), con el objetivo -supuesto- de recibir comentarios y aportaciones a los temas a tratarse allí.

Esto fue, en realidad, una maniobra para calmar los ánimos de los sectores que pedían estar presentes con el objetivo de saber qué mismo se estaba negociando. Se nos llevó (tuve el desacierto de aceptar la invitación) con todo pagado: buen hotel, comida en abundancia; mas terminé por aburrirme –igual que los otros delegados- al pasar días enteros en una gran sala, con instrucciones de no salir, rodeados de un numeroso cuerpo de seguridad; mientras nuestros negociadores y la contraparte permanecían en otras salas.

Mientras ellos celebraban, (el resto fuimos convidados de piedra apenas) el cierre de la ronda con brindis y bocadillos yo me propuse obtener -a como de lugar- algún documento o algo me pudiera dar una idea de lo que trataron adentro; mas los representantes, de parte y parte, tuvieron siempre la precaución de no mezclarse con nosotros, tampoco hablaban y en la sala estaban sin portafolios. Nada pude conseguir, sino unas cuantas postales que el hotel nos obsequió al abandonar la recepción. ¿Qué informe iba yo a entregar a mis compañeros del gremio? Ninguno. No recibí, por suerte, un baño de ortiga, y ya entre copas puede referirles algunos detalles de la cita, que un negociador nuestro tuvo a bien comentarme.

En Colombia, como en Lima o en Quito, se trabajó (y trabaja) sobre temas seleccionados previamente por los norteamericanos. Ecuador llegó a las mesas de negociación sin propuesta alguna que haya salido del interior de la sociedad, con temas que reflejen e incluyan los más variados aspectos de su realidad económica, política, social; con nuestras diferencias, sueños y proyecciones. El texto del imperio es como un anillo que debe calzar en todos los dedos de las manos.

Si ellos redactaron los términos del convenio, ¿por qué habrían de informarnos todos los detalles durante el primer encuentro? Me di cuenta también de un detalle que puede influir mucho en el contenido final del tratado: el desconocimiento del inglés avanzado, y más, comercial, de la mayoría de nuestros representantes; los 16 negociadores tenían traductores simultáneos, y estos no eran del estado ecuatoriano, sino norteamericanos.

El imperio sabe que debe invertir, y no escatima esfuerzos para ello. Ha cerrado innumerables tratados comerciales con otras naciones, se maneja de acuerdo un esquema fijo, apenas variable dentro de su estrategia global de supremacía sobre las demás naciones. Ellos son los primeros en descubrir el origen de una chispa, que luego puede convertirse en incendio y, como buenos bomberos, están listos con sus mangueras para ir en cualquier sitio del mundo.




Friday, December 8, 2006

PEDIDO DE RENUNCIA

*Puesto en la red en noviembre del 2005



Quito, 7 de Noviembre del 2005
Señor:
Alfredo Palacio
Ciudad.-

1


Señor Palacio, intento a través de esta carta, contribuir a la nación, a fin encontrar una salida a la oscuridad en la que usted nos ha sumergido de nuevo. En momentos como éstos, donde reina la desesperanza y el canibalismo, acciones de desprendimiento personal pueden evitar la destrucción acelerada del país. Esta puede ser su única, y tal vez definitiva oportunidad, para ingresar al salón de los varones sublimes, cuya inteligencia nos ha guiado a través de siglos. Las vanidades del poder son pasajeras y ello ya lo pudo comprobar con su binomio presidencial. Usted entró al palacio de gobierno, no siquiera por la ventana, sino por la cochera; no de la mano del pueblo un día de fiesta democrática, sino una noche trágica para la nación, con la complicidad de los militares, a la madrugada, luego de retirarse la multitud que, horas antes impidió su posesión en ese mismo edificio, aun a costa de lincharle como a cualquier delincuente sorprendido en pleno robo; acción suicida que fue evitada gracias a la buena maniobra de su chofer.

Admiro a las personas con carácter y albedrío, que tomaron decisiones en el instante y espacio oportuno, aunque su obrar no siempre haya sido el correcto. Vicente Rocafuerte fue ejemplo de estadista, a quien no le temblaba la boca para dictar una orden ni le asustó el arma, cuando fue amenazado de muerte por llevar a cabo las reformas de la nación. García Moreno no renunció, pese a las advertencias de sus enemigos, a su paseo luego de la misa de cinco, y cayó abatido al pie del edificio que él mismo renovó, adecuó y cuidaba como propio. Cuentan los cronistas que en sus labios no hubo quejas ni muestras de dolor después de recibir los machetazos –obra de Faustino Rayo-, y pidió más bien que le lleven al interior del palacio de gobierno, síntesis de su lucha por el poder, para morir en paz sobre su cama, ¡la misma que días atrás compró a su asesino!

“No salga”, -le rogaban los montoneros, mulatos, indios de pie al suelo, a Eloy Alfaro- “la turba se ha amotinado. Lo acusan de ser el anticristo”. Pero él les respondió: “Obré de acuerdo a mis convicciones y en nada me arrepiento de ellas”. Y salió a la calle para encontrarse con su muerte. Para entrar en la historia.

¿En cuál de estos tres ejemplos se ubica, señor Palacio? Usted que ni bien asumió el mando del país, lo primero que hizo fue mandar a distribuir su retrato en todas las instituciones públicas. ¿Se siente realizado al ver su imagen en el salón de los presidentes, junto al dictócrata, al contador de cachos, al armonioso, al cinturita mágica, al director de circo, al nariz de tiza, al león sin dientes? ¿En ello se resumen –acaso- sus ambiciones personales? ¿Quiere dejarnos su foto para que las demás generaciones se encarguen de realzar su figura hasta la inmortalidad? Aunque para ingresar a tal museo (cuyas habitaciones tienen siempre mal olor), ninguno de ellos debió esforzarse mucho. Cuando no hay sangre en la cara, lo que sea.

Usted no fue elegido en las urnas para ser nuestro gobernante; entró de relleno en la lista del coronel, cuando la contienda electoral hace mucho que había despegado. Al principio, nadie creía en los dos, y mire como son los golpes de suerte: al subir los dinosaurios otra vez a la palestra, pensando que sin ellos no puede haber ni país ni elecciones, los ciudadanos decidieron vengarse de ellos, eligiendo al ex militar, por sus cualidades de golpista, para ocupar el sillón presidencial durante cuatro años. Si usted hubiera terciado en la lid como candidato independiente, señor Palacio, no habría llegado a ser alcalde ni siquiera del modesto cantón Salitre, así de simple. ¿Cuales son sus meritos, entonces, para estar hoy al frente del gobierno?

Los grupos de poder, luego de ser castigados en las urnas, necesitaban un personaje -endeble y, por tanto, manejable- para seguir dominando al Ecuador; por ello se mantuvo usted con perfil bajo durante los meses de mandato del coronel. La sumisión dentro de las logias siempre tiene su recompensa. ¿Qué atribución tenían ellos, un congreso nacional tan deslegitimado, como el propio dictador y su binomio, para declarar cesante el cargo de presidente, cuando él en ningún momento renunció, sino más bien que, atrincherándose en el palacio, sitió éste con grandes barricadas de alambres, bombas lacrimógenas y hombres con la orden de disparar? ¿Por qué le retiraron el apoyo las fuerzas armadas, faltando a su deber establecido dentro de la constitución? Si usted no tuviera cómplices, no estaría hoy en el cargo, ostentando –con satisfacción- la banda presidencial en cada evento; sobre todo castrense y policiales, donde muestra toda la magnificencia de su poder a los más débiles.

Tuvo la sandez de decirnos en su primera rueda de prensa, a las 21:30, de aquel 20 de abril, seguro y ya recuperado del susto en CIESPAL, ¡que usted era nuestra única opción en esos instantes! Como afirmando: me aceptan o se joden. El mismo pensamiento de su gran amigo, cliente de su clínica (en casos de emergencia mientras llega a Miami), el sobreviviente de Taura y de toda esa sarta de serviciales e incondicionales amigos suyos que comen en palacio. Eso es despotismo. Los hombres tienen para cada época un gobierno de acuerdo a sus expectativas. ¿Es su gobierno el que nos merecemos?

Su designación es viciosa y, por tanto, inconstituyente. No olvidemos tampoco que su candidatura estuvo salpicada con sospechas de haber recibido apoyo del narcotráfico. ¿No es su amigo, acaso, el ex-gobernador de Manabí, el señor César Fernández, el principal implicado en este caso, dueño de la avioneta en la que ustedes se movilizaron durante la campaña, y asiduo comensal en Carondelet en los primeros meses de gobierno gutierrista? Hoy nadie dice algo de aquello, ninguna investigación avanzó a fondo. Algunos testigos claves fueron silenciados, muchos sobornados, otros guardan prisión, mas por falta de tribunales de justicia, que por delitos comprobados. ¿No recibió su binomio afiches y dinero del partido laboral de Méjico, delito penado con la destitución del cargo para el que fueren elegidos, de acuerdo a nuestra chaupi constitución? ¿Por qué no habla, suda y se agita ahora el bachiller, que tantas pruebas reunió para mostrar las irregularidades de Gutiérrez? La evasión de impuestos en el ingreso de tales hojas de campaña, la alteración de valores para el pago de aranceles, la falsificación de firmas en tales facturas, la desaparición -posterior- de documentos de los archivos de las aduanas (éstos son algunos botones para añadir a su cinta presidencial); mas, los detractores de entonces, hoy que son gobierno dejan a un lado sus denuncias y esconden -no destruyen- las pruebas. Desde aquellos días, señor Palacio, ya soñaba con asumir la presidencia en caso de destitución de Lucio; pero la constitución es clara: usted fue binomio con él y por consiguiente, de haber prosperado cualquier investigación y de confirmarse tales irregularidades, los dos debieron ser destituidos de sus cargos y enviados a la cárcel. Y ¿qué paso con los aportes a la campaña presidencial, los cheques que no fueron debidamente justificados ni tampoco incluidos en la declaración de aportes para el tribunal electoral? Para ser nuestro gobernante, usted debió obrar primero con el ejemplo.

Hace quince años, en Suiza, la primera representante del gobierno, Elizabet Koop, estuvo en prisión. El asunto fue que su esposo, no ella, fue acusado de tener vínculos con el narcotráfico: él había comprado una fabrica que producía repuestos para aviones, sin sospechar siquiera que su dueño mantenía relaciones comerciales con los zares de la droga en Italia y Colombia. Un buen día, los fiscales, como solo allí puede suceder, acorralaron al empresario, pese a pertenecer a una de las más poderosas –en cuanto a fortunas- e influyentes –en el ámbito de la política- familias de aquella región helvética. La bomba estalló, y la jefe del gobierno suizo, en la cúspide de su carrera, siguió al esposo en la caída: renunció, pese al apoyo y aceptación de su labor en la mayoría de los ciudadanos. Días después -no siglos, que es decir nunca en nuestros lares-, concluyeron las investigaciones y se comprobó que ella no tuvo relación alguna con el narcotráfico; aunque, semanas antes de ser elegida para la máxima representación del estado, ya fue advertida de los problemas de su esposo; lo cual por cierto, ella trató de minimizarlos desde el poder. ¿Cuál fue entonces su error? El intentar ocultar a los fiscales los negocios de su compañero. Y era lógico, si él no supo qué compraba, al enterarse de la magnitud, no podía ser su esposa justo la primera persona en delatarlo; los dos –por consiguiente- fueron a prisión. Así obra la justicia en otros países.

2


¡La pasión por el poder! Estos reyezuelos del siglo XXI, inquisidores de la miseria que a su paso exigen pleitesía y solo alcanzan a mirar hasta el fondo de sus bolsillos. ¿Como pueden comer bien, beber el mejor wisky, legislar pensando en sus negocios apenas y no en el pueblo que los eligió como guías y hermanos mayores?

Nos hemos acostumbrado a la miseria, como si fuera ésta una ley natural de pueblos derrotados y sin futuro; mientras ellos manejan la nación con alevosía, tal si fuera su patrimonio personal; buscan en los libros algún antecedente histórico del lado de los vencedores, hablan de pureza de sangre en un país de longos, discuten de linajes, de sectas, de buenos negocios sobre un montón de huesos. Piensan que el poder es un mandato divino, convencidos –como Bush- que gobernar es castigar al ser humano y por ello se esfuerzan en mantener a su pueblo sometido en la ignorancia, en la confusión, porque mientras ello suceda, mas tiempo estarán en sus sillas; porque nuestro silencio e inmovilidad les asegura cien años mas de gobierno sin que las aguas de la justicia se agiten, y cuando ello sucede, buscan otro hombre –manejable y bien parecido- para que luche por sus intereses.

Aquellos bebedores de sangre no se reparten despojos, no. Se arrastran a oscuras sobre el estiércol, seguidos por la servidumbre, para repartirse la nación. El gobierno se lo pasan de mano en mano dentro de un mismo clan, de una misma logia. Han sido siglos en los que nuestra patria ha perdido horizonte, mientras ellos han engordado sus traseros y sus bolsillos. Y a pesar de ello, seguirán presentándose como candidatos, convencidos que después de ellos es el diluvio, ¡cuando el diluvio son ellos mismos! Creen que nuestro país es su propiedad, que debe ser administrada a su criterio y entregado en una notaria a sus hijos y demás parientes. Todos tienen su oportunidad e ingresan de poco en el campo de los negocios: hoy, con veinte años y un salario de congresista, es nuestro representante comercial en EE.UU., mañana será del gerente de petroecuador: el puesto mas codiciado por todos, antes que un ministerio conflictivo y de pobres, como es el de salud o educación.

Los pueblos que no tienen memoria estarán sometidos siempre a los caprichos de los tiranos. ¿Conocen ellos la tranquilidad de volver a casa y, con una sonrisa, dar gracias a la vida por llevar de manera honrada y con esfuerzo el pan a su familia, sentarse a la mesa y comer con satisfacción sabiendo que acaban de vender su voto por una embajada, por una vocalía en el tribunal de justicia para el yerno? ¿Pueden ellos dar el beso a sus hijos antes de ir a dormir, tomarles en sus brazos para cantarles una canción de cuna, sin dejar de pensar en la destrucción causada a sus años de gobierno, en que han empeñado el futuro, aunque no de su prole, mas sí de quienes les confiaron sus votos? ¿Podéis hacer el amor a vuestras mujeres sin tener que ocultar los negocios turbios que habéis cerrado con el enemigo a fin de manteneros en el poder? ¡Claro, contestan en coro, no ves como estamos encima y lo disfrutamos! Y es que la vergüenza solo se siente en el alma.

Los hombres que transformaron la historia y contribuyeron para el engrandecimiento de la humanidad tuvieron oficio. Lincon fue carpintero. Whitman un constructor de casas. ¿Qué oficio tienen los que hoy nos gobiernan? ¿Absolvieron a cabalidad sus estudios, consiguieron sus títulos arrastrando materias, o lo que es peor: amenazando con un arma a sus profesores? Una cantante, una ex reina, guapa sí, pero demasiado vieja de pensamiento; un comentarista deportivo, buen puñete y con pistola al cinto (personificación de su maestro), un bailarín de ula-ula, un imitador de los iracundos, un contador de cachos, un felino que fuma, un sastre y su tiza, un cachorro de lobo, el armonioso y sus verdugos, el coronel y su cardiólogo...hay tantos especimenes en nuestra jungla ecuatorial, mas ninguno de ellos podrá decir, como Arístides en la antigua Grecia: “Serví a mi pueblo y hoy puedo ir al exilio sin sentir remordimiento alguno”. Pues él, al igual que Temistocles, elegidos por los atenienses, entraron pobres al gobierno y cuando abandonaron sus cargos, salieron más pobres todavía. Por ello su pueblo los inmortalizó y los recuerda siempre, treinta siglos mas tarde, con gratitud y respeto.

Vejez es recogimiento espiritual, es haber sembrado con alegría y tenerla satisfacción de recoger buenos frutos. Es lo contrario de aquel diputado que no asiste al congreso más que una vez al año para hacer supuestas denuncias en contra de sus rivales políticos de turno. Y estos mismos argumentos sirven para que los jueces, elegidos por él, den el caso por cierto y lo juzguen con asombrosa rapidez. Y no hay peores enemigos nuestros que los medios de comunicación: el anciano es un personaje infaltable del jet set criollo. El comercio hace un reportaje en página principal sobre penurias de éste para llegar a Quito, nos informa de cuanto le afecta la altura de la ciudad y cómo ello altera su presión; sin embargo, refuerza el periódico, él tiene todo bajo control desde Guayaquil. Sus colegas le comunican por celular los asuntos que se tratan en el congreso, siempre le piden su parecer e incluso decide temas trascendentales para el estado (?), como botar a Gutiérrez, (cuando ya no le servia), mandar preso al cachista Noboa, (no olvida que una vez le dijo: viejito mentiroso), ver cuándo mismo envían al penal al periodista que se atrevió a insinuar algo en contra suyo. Este personaje siniestro es el que da su aprobación -por teléfono, se entiende- para el aumento de sueldos en el congreso, los incrementos de los gastos de representación, viáticos, bonos. ¿Trabajó él alguna vez para el bien de la comunidad? ¿Cuál de todas sus obras merecen rescatarse? ¿Sus años de destrucción mientras fue gobernante? ¿La AGD? ¿La asamblea constituyente anterior? ¿El matrimonio at natura con su eterno enemigo naranja? Si esta enfermo, ¿no debe irse a casa a preparar su espíritu y dejar que el Ecuador se enrumbe de nuevo?

Cuando a Grant se le preguntó, luego de terminar su gobierno, si estaba dispuesto a ser candidato de nuevo o por lo menos a opinar alguna vez sobre política, el respondió: Hice y dije lo que debí en el momento oportuno. Hoy me retiro para no interferir en el curso de mis obras. Hombre sabio y prudente, con visión de país y genio de estadista. Aquí se conoce a los personajes que entran en la historia por la puerta grande de manos del pueblo. Las obras cumplidas son de doble gozo: del que las realiza, y del que las recibe. La gratitud será la mejor recompensa para el ciudadano que ha servido con empeño a su comunidad, y se traslucirá en el caminar relajado por la calle, sintiendo la admiración de su gente. El mal político, el traidor que tuvo en sus manos la oportunidad de transformar un pueblo para mejor, y no lo hizo, en cambio, va al aeropuerto en coche a prueba de balas, en medio de una caravana de autos, temiendo solo lo peor. Llega a Quito, e igual se moviliza hasta el congreso para escupir su bilis, rodeado de guarda espaldas, comensales, chupamedias, ponealfombras y más discípulos de su escuela. Y así como viene, se va a seguir madurando su veneno para arrojarlo -luego- con ventilador desde su casa. Ello es no tener la conciencia tranquila, es saber que el pueblo le odia, y trabajar -sin embargo- en contra de él.

¿Saben esas manos cubiertas con crema lo que es tomar el martillo para moldear el hierro? El tirano, aunque no esta en el poder, demanda tributo a su persona, ordena la cárcel o la muerte de todo aquel que contradiga su voluntad o que se atreve a intervenir en sus negocios. Con espíritu medieval, cree estar en su hacienda y que los ciudadanos tienen la obligación de engordar sus caballos de raza. Provoca odio, no admiración; imprime terror, no respeto; no es el anciano en quien admiramos sus canas, es el locuaz arquitecto de nuestra desgracia durante los últimos treinta años, y Palacio es su instrumento ahora.

Cuánto les habrá dolido a los ex lideres de la Europa comunista ver como la masa enardecida tumbaba sus estatuas, mandadas a esculpir en mármol para perpetuarse en la memoria del pueblo, sin merecerlo; mas sus habitantes las derrocó y en una cacería de brujas los persiguió hasta dar con ellos en las frías paredes de la cárcel. Así terminaron los socialistas europeos; aquí en cambio fueron a parar en el gobierno del cardiólogo, ¡de manos de la propia derecha! País de ripley y de habitantes con mentes frágiles.

Tratar de ingresar a la historia por el pago al artista, como sucedió en el municipio de Guayaquil, es anticiparse al juzgamiento de ella: ninguno de los dos –artista y mecenas- será merecedor de mayor gloria, pues al llegar un nuevo partido político al poder, éste botara definitivamente tal obra a la basura. La fortaleza de los grandes hombres fue su humildad, cumplieron e hicieron cumplir las leyes de sus pueblos, respetaron sus costumbres. Conocían la palabra orgullo pero también desprendimiento para trabajar por su gente. Los nombres de quienes fundamentaban sus gobiernos sobre bases de solidaridad van pasando de siglo en siglo para ejemplo de las demás generaciones. “Por sus obras los conoceréis”, repetía el serrucho blasco la sentencia de Cristo, cuando se le pedía nombres en sus acusaciones, durante su periodo de vicepresidente. Nosotros sabemos bien quienes son los causantes de nuestra debacle, los tenemos bien ubicados; mas, ay, ¡y he aquí que me rasgo mi calva, el pueblo seguirá premiándoles con sus votos!

3


Señor Palacio, la responsabilidad de tener las riendas del estado consigo es tal que no admite una equivocación más de su parte, so pena de correr la misma suerte de su binomio. Aunque la carga sea pesada en sus frágiles hombros, tome el mundo con sus manos y atrévase a cruzar los mares a fin de escribir su propia página en la historia, convencido de que ello será su mejor herencia para el futuro. Es su última ocasión: está en su albedrío cambiar los destinos del Ecuador, o dejar que éste se hunda en la barbarie a costa de saciar su vanidad personal.

No dilate el tiempo tratando de llenar su mandato con mensajes contradictorios a la nación. Usted, hombre cauto, aunque ingenuo, no cometa los errores de su amigo el coronel. No alargue más el encierro de éste en prisión, puesto que no puede darse juicio alguno contra él en las circunstancias actuales, cuando no existe una corte de justicia (legítima) que pueda juzgarlo. Acusarle de sedición suena en la ciudadanía a miedo de su parte, no siquiera a venganza. No levante cadáveres en descomposición, a riesgo de ser enterrado luego por ellos. A nuestra gente le gusta la imagen del cristo crucificado, el ex militar juega a eso, y créame, de terciar en las próximas elecciones, hasta pudiera arrebatarle su silla. El gobierno no puede intervenir en los tribunales de justicia, pero lo está haciendo y se ha convertido en instrumento de venganzas ajenas, mientras que, en sus días de vicepresidente, no dijo una palabra frente a los atropellos de éste. Qué errado estuvo usted al buscar el apoyo de los dinosaurios para compartir las delicias del poder, cuando lo coherente habría sido -y aún es posible, al filo de la navaja y del abismo- emprender una gran cruzada para conseguir el apoyo ciudadano.

Tal vez no le dijeron, pero la noche del 20 de abril, en pueblitos como Cañar, el Puyo, se reunieron muchas personas en los parques para protestar, llenos de rabia, por la destitución del coronel; yo vi llorar –inclusive- a mujeres junto a sus niños; esto, por cierto, no es digno de ser tomado en cuenta por los medios, cuyos dueños son los mismos personajes oscuros detrás de su gobierno. Al volver del exilio, se hicieron encuestas en varias emisoras preguntado su nivel de aceptación en Ibarra, en Latacunga, por ejemplo. ¿Cuál fue el resultado? De 70 llamadas en un lapso de 90 minutos, 66 pidieron que se le restituya la presidencia al coronel. ¿Sabe por qué? Los ciudadanos (a) están convencidos de que él fue el único que tuvo la hombría de haberse enfrentado al anciano con nombre de gato feroz; para ellos está claro: él botó a Gutiérrez de la presidencia, (usted es -según los encuestados- un apéndice de éste, y ninguno confía en su palabra). Además, para admiración suya y mía, ellos juraban dar otra vez el voto al cachetón, para -en el segundo mandato, añadían exaltados- enviar definitivamente a la cárcel al felino. Si cree que yo estoy inventando, averigüe en Tulcán, en Portoviejo. Los pueblos son culpables de sus propias desgracias.

No podemos inventar un gobierno, porque cada nación tiene sus ideales y debe seguir su camino. Todos los acontecimientos están unidos entre sí, no hay acción -por mínima- que sea que esté aislada. Lo paradójico en nosotros es que -luego de tantos tropezones- aún no hemos aprendido a distinguir nuestros enemigos, ni sabemos hacia dónde mismo vamos. Su gobierno, señor Palacio, es frágil y precario. Funge ser prudente y cuerdo, cuando en realidad es débil en medio de la tormenta; mas no así los tenedores de nuestra deuda o los capitales de inversión: éstos son tiempos de buenos negocios.

Yo también fui parte del movimiento que ayudó a derrocar a Gutiérrez, para poner a su binomio en el sillón presidencial, y no comprendí sino después que a un gobierno sólo lo pone o lo retira el pueblo, los de a pie, como decía Gaitan, y no un grupo de forajidos y legisladores, con apoyo de militares y policías.

¿A quiénes se están adjudicando los pozos petroleros recientes, cuál es su valor real, cuántos mismos tenemos en etapa de exploración, en producción, cuál es su capacidad real y su exacta ubicación? ¿En dónde reposan los dineros que sostienen la dolarización? Si los guarda el banco central, como se nos miente, ¿por qué Gutiérrez mandó un avión a EE.UU. para traer los US$ 300 millones que salvaron de una inminente quiebra del banco del Pichincha? Los bancos toman los dineros del IESS y lucran de tales capitales con las tasas más altas del mercado. ¿Quiénes autorizan tales acciones y cuánto perciben de “comisión”? ¿Por qué no se hace una auditoria para saber en qué se invirtieron los US$ 3.500 millones que el SRI recaudó el año pasado, por contribuciones de los más débiles, mas no de las grandes empresas? ¿A qué ministerio van a parar los US$ 2.000 de aduanas? ¿En qué se invierten los 2.000 millones de dólares que el estado recauda por cobro de multas e infracciones en sus diferentes dependencias? ¿Quién maneja el fondo de los 300.000 ecuatorianos que pagamos la tasa portuaria en los aeropuertos? ¿Quiénes están detrás de la construcción del nuevo aeropuerto de Quito, que se supone debe ser con proyección y no hacer otro, mas pequeño -inclusive- que el actual? ¿En qué bolsillos terminan los dineros del ciudadano que sale en libertad bajo fianza; el mismo que, ya que va a prisión o es absuelto, nunca más lo recibe de nuevo? ¿Cuál gobernante pedirá cuentas –al fin- de los ingresos y gastos de los negocios administrados por Petroecuador? Podemos enumerar un libro grueso de instituciones y dependencias que manejan nuestros dineros a su antojo y nunca obtendremos respuesta del régimen de turno; quienes entran gordos al poder y salen obesos de él. Solo a Arístides tuvo el pueblo que erigirle una tumba con lápida de mármol en la que constaba: Aquí reposa un ciudadano griego. Sus obras nos alumbrarán por siglos. Y fueron los mismos atenienses quienes, agradecidos por las enseñanzas de humildad y honradez recibidas en el ejercicio del mandato, al ver la miseria en la que dejó a su familia, hicieron casar a la hija de éste con un noble, dándole como dote cincuenta minas de plata; a su hijo -en cambio- le entregaron extensas regiones de tierra para la siembra; mas éstos son ejemplos apenas que nunca llegaron a las orejas de nuestros verdugos. Hoy nos damos cuenta por qué se arma tanto barullo dentro del gobierno.

¿Con quienes está, señor Palacio, con los sátrapas, los opresores de nuestro país, con los cuervos que hemos engendrado en los cuarteles, y quienes al menor descuido nos sacan los ojos, o con el pueblo que soporta su vanidad -humana, por cierto- de envestirse de poder, cuando en medio de la polvareda originada con sus indecisiones, invoca la reforma del estado, promesa y plataforma de lucha del mismo Gutiérrez? Proponga una idea original suya y le seguiremos. Mas usted ni es blanco ni es negro. ¡Ah, y cómo irrita en el horizonte la visión de colores tenues, opacos y sin vida! “No hay religión más grande que la verdad”, clamaba Gandhi desde el inicio de su lucha para liberar a su nación, más que del imperio inglés, de la miseria e ignorancia que provoca la injusticia. ¿Planea alargar su periodo bajo la premisa de los antiguos romanos: divide e impera? Así paga el demonio a sus devotos los favores recibidos; sin ellos -por cierto- no disfrutaría hoy de exigir al cocinero de Carondelet la preparación de su plato predilecto, el mejor de los vinos, la mesa servida con su toque personal para recibir, no al anciano, sino más bien a un personaje extravagante en la jungla ecuatorial: la mensajera del imperio; la misma que meses atrás fue la primera en visitarle para dar su aprobación y el manual de comportamiento que usted debe seguir si quiere conservar su puesto. Las fotos en los periódicos del siguiente día mostraban a un Palacio revitalizado y desafiante: fue lo mejor que le pudo suceder en sus años de viejo zorro de la política nacional; cumplió -al fin- su deseo más oculto desde los convulsionados meses del coronel: ser el capataz de nuestra banana republic; aunque bien sabemos que un capataz tiene también su patrón, a quien guarda veneración y respeto.

Hoy nos quiere convencer que una nueva constituyente nos sacará de los apuros provocados por su ineficiencia, falta de tino y cálculo. Debió dar el golpe cuando ese grupo de ex forajidos así lo exigieron: “¡Disuelva el congreso!”, le exigían como condición para dejarle abandonar CIESPAL e ir a posesionarse en el edificio de la Plaza Grande. No estuvo en ese grupo de políticos improvisados la facultad de cambiar, exigir, o negociar algo. Ni siquiera el locutor, que tanto llamó a la sublevación, pero que, llegado el momento, eligió cuidar su calva tras los gruesos barrotes de su oficina, en vez de convertir en hechos su discurso malcriado y prepotente ante el micrófono. Ni siquiera él aprobaba la acción de tenerle prisionero a usted. ¿Qué supo él lo que a ese puñado de jóvenes les ocurría adentro, con las ropas mojadas, cansados luego de participar en las jornadas de protesta del 20 de abril y con el miedo a la represión de la fuerza publica, para que se atreva a gritarles desde la radio vándalos, delincuentes? Al escuchar ellos estas palabras, debieron darse cuenta con quienes estaba el actor de paco-tilla y comprender qué mismo significaban sus vidas en ese tramado de marionetas. Si nadie les apoyaba, de prolongarse el cautiverio, hubiesen terminado con sus cueros llenos de balas. Luego de algunas semanas de abril, se filtraron informes de que, ante las súplicas lastimeras -vía celular- de Palacio a los militares, policías, congresistas y cuantos más apoyaron su nombramiento, (entre ellos al locutor) se barajó la idea de rescatarle con la acción directa de un grupo especial de asalto; aunque ello resultara demasiado riesgoso, porque éstos hombres no iban justamente a jugar a las guerritas, sino que -como misión- utilizarían cualquier medio hasta alcanzar el objetivo: idea que no prospero, por cuanto los mismos jóvenes ayudaron a escapar al vicepresidente para evitar que la muchedumbre en los alrededores del edificio haga de él una pira humana. La emisora –por su parte- recibió y tiene buenos contratos en cuñas publicitarias, desde petroecuador, los gobiernos de turno; las transnacionales, como occidental; el municipio de Quito, hasta ecologistas, grupos de derechos humanos y más movimientos seudo progresistas. ¿A quiénes defendían ellos cuando atacaban a Mahuad, a Bucarán, a Gutiérrez? Cuidaban sus bolsillos. La actual constitución, la que se remendó en un laboratorio que debió pertenecer a un nieto de Frankistein, durante los trágicos años de Alarcón, esconde también su huella. ¿De dónde provienen sus fondos para estar siempre en contra de alguien y no endurecer sus manos con el uso constante de una herramienta? Sólo sé que tienen sus barrigas llenas y visten con ropas de marca, a diferencia del traga-cuchillos o del que vomita fuego junto a los semáforos de la calle.

No tomó esa decisión -el cardiólogo- en el momento oportuno y hoy esa serpiente, que no ve y se arrastra con el sonido del poder, como es el congreso, no sólo se ha recuperado, sino que hasta impone las reglas de juego. A ellos y a muchos de sus secuaces, les conviene tener un capataz que azota a los peones, mientras sus padrinos cierran espléndidos negocios. Él fue elegido para continuar la obra dejada por el que en abril descartaron del mando: vender la patria; no siquiera al mejor postor, sino más bien a todos quienes apoyen para seguir cada cual en sus sillones. No tiene la alevosía del anciano con nombre de animal feroz, carece de habilidad con el ula-ula, no puede cantar el rock de la prisión y es demasiado aburrido como para contar cachos; pero esta allí, con las riendas del poder en sus manos, agarrado fuertemente a su podio, como sanguijuela en la piel de los animales.

El profesor de harward aprovecho las erupciones de los volcanes para mantenernos distraídos. Baños, mi ciudad, estuvo acostumbrada a estos fenómenos a través de los siglos; más cuando el presidente se sintió acorralado por la oposición y el secreto de los millonarios aportes de la banca nacional a su campaña estuvieron cerca de la verdad, él ordenó al ejército evacuar por la fuerza a sus habitantes, hasta dejar un pueblo fantasma tras ellos. Summa sumarum: las ínfulas de gobernantes los vuelve sanguinarios, prepotentes con el mismo pueblo que confió en ellos. ¡Y miren que con esa carita de pan nos puso a todos en su cartera para elegirle presidente! Bucarán, en cambio, nos tuvo embelezados con la zapada, la guatita, las canciones pica piedra. Con tal espécimen y show en el escenario no hubo tiempo de aburrirnos ni de preocuparnos de otros asuntos. Por aquella época, recuerdo que en Dinamarca se extendió el rumor entre los intelectuales de que en algún lugar de Sudamérica fue elegido como presidente el dueño de un circo.

¡Y usted intenta hoy distraernos con una asamblea! El coronel sonríe desde el penal. Ha abierto un nuevo foco de atención que crea apenas expectativas, cuya trama se desvanecerá pronto para paso a otra, cuando tiene la obligación de respetar el mandato de su gente, oír, aprender a ser gobernante de un pueblo esplendoroso, no el rey de la miseria; debe hacer y decir lo oportuno, lo justo y luego irse a casa con la satisfacción de la tarea cumplida. No olvide que su puesto allí es resultado de la irresponsabilidad ciudadana al creer en las promesas de su binomio, no suyas; porque usted junto a él no era ni frío ni calor, sino un nombre de adorno para conquistar el voto de la clase de gente que acude a su clínica privada, y a la que no ingresan clientes pobres como el 80% de ecuatorianos.

4


Por las circunstancias que he descrito arriba, como uno más de los ciudadanos que cree en nuestra nación y no la hemos abandonado, tal vez porque somos más fuertes; en nombre de los que guardan silencio y no se defienden, no porque estén de acuerdo, sino porque no conocen otra forma de vida; de los que perdieron su fe en el futuro, de los que no creen que otro mundo, más justo y más solidario, es posible; de los que aceptan la miseria como un castigo divino, de los que se refugian en otros paraísos y no anidan sino odio en sus corazones, de los que no pudieron más e iniciaron el suicidio, de los que abren los ojos y observan el horizonte con desprecio, de los que reniegan estar vivos y son demasiado tímidos como para cortarse las venas: le pido, señor Palacio, que ponga su mandato a disposición del pueblo.

Ya fue suficiente de esperar, necesitamos cambios ahora. No es necesario ser economista o un vidente para saber lo que se nos avecina, sino se toma las correcciones debidas, hoy que estamos al borde del precipicio; no luego, cuando ya nada ni nadie pueda detener nuestra caída. Recuerde las imágenes de la reciente crisis argentina, sus escenas de vandalismo propiciada por masas hambrientas, sin esperanza que saqueaban los supermercados y almacenes de Buenos Aires; grupos de adolescentes armados y mendigos se disputaban el control de las calles en busca de sangre y de comida; las mujeres jóvenes fueron reclutadas por traficantes de blancas para los burdeles de Ipanema, Sao Paulo, Tokio, Ámsterdam. Muchos niños desparecieron de sus hogares y nunca más asomarían, a no ser uno que otro vestigio -de casualidad- en los grandes basureros de la metrópoli, -aunque sin sus órganos principales. Los hombres, como en los tiempos de Allende, compraban una cuchara de aceite para freír un huevo, sacaban un par de zapatos a crédito y no lo terminaban de pagar siquiera, cuando ya éstos eran inservibles. Se hicieron largas colas para adquirir harina, no circulaba dinero, o se iba, igual que en Perú -durante los años de Alan García-, con sacos de billetes para adquirir un kilo de carne, si es que sobraba en el mercado.

Usted podrá decir que estas escenas fueron sacadas de la imaginación de algún autor decadente. No, señor. Mis años en el mundo me han permitido ver mucho más que ello y puedo tener la terrible sensación de que hacia allá vamos, sino evitamos antes el descarrilamiento del tren en el que viajamos los ecuatorianos. ¿Cree que esas imágenes son propias de otros lugares? En Haití, sus gobernantes de turno impusieron regimenes de terror para saquear los bienes públicos; inclusive Vargas, en quien hace 17 años la población puso sus esperanzas para que vuelva realidad su discurso fogoso e irreverente desde la oposición, debió huir –protegido por el ejército y marines norteamericanos, como Gutiérrez de aquí, no siquiera acosado por sus carnívoros enemigos de la política, ¡sino por un ejército de hambrientos que saqueaban y orinaban en todos los sitios y obras que su mismo presidente había tocado o edificado! No olvidemos Nepal, Burma, Camboya, la mayoría de naciones en el continente africano, las fabelas de Río de Janeiro y más ciudades cariocas; los gamines de Colombia, quienes, de acuerdo al ultimo censo, son más de 100.000: un ejército de infantes vagando por las calles, con extraños oficios para sobrevivir: mulas, intermediarios, consumidores y habitantes de extraños paraísos que provocan la base de cocaína, el extracto de amapola y las fundas de pegamento. No necesitamos ir lejos para ver la miseria ante nuestras puertas: con la barriga llena -luego de la cena, y un cigarrillo en la mano, observamos a través de las ventanas a grupos de mendigos buscando refugio bajo los puentes, los portales de las iglesias, sobre las gradas de los ostentosos edificios gubernamentales. Nos hemos acostumbrado a creer que estas imágenes pertenecen al paisaje de nuestras postales. En una oficina de viajes en Hong kong cuelga un afiche sobre el que se observa a una niña y su hermano menor en hombros, sujeto con una fachalina; los dos la cara sucia, despeinados y la misteriosa belleza de un volcán en erupción como fondo. El logo dice: ¡Visite Ecuador! La miseria es turismo, y el turismo trae divisas a una nación de mendigos sobre minas de oro. ¿Será por ello que nuestros gobernantes se esfuerzan en denigrarnos cada vez más? ¿No le remuerde esto, señor Palacio, en algún lugar de su corazón? ¿Qué dirá el nariz de tiza y su compadre el felino, junto a todos los dinosaurios rex de nuestro bosque fosilizado? Si tuvieran vergüenza, deberían elegir el exilio y no volver porque la lapidación les espera.

Aquellos que ya fueron elegidos para servir, si aman nuestro país, como pregonan en sus discursos, al ver la estado en que lo han convertido, deben alejarse del tablero político, a fin de permitir que otras generaciones asuman las tareas en las que ellos han fracasado; aunque deben estar dispuestos a colaborar cuando la nueva gente lo requiera, de acuerdo a sus capacidades y en las áreas de su especialización. Se trata de arrimar el hombro, no de dividirnos o de cerrar los espacios a otra gente.

Vaya al campo, señor Palacio, sin guardia de seguridad y sin alardes de grandeza, compruebe lo que en su clínica de ricos apenas se sospecha: la desnutrición, la desesperanza no es un capitulo más en los libros. Pueblos enteros carecen de alcantarillado, agua potable; véalos lavar sus ropas en las acequias que cruzan sus callejuelas, en las que cuadras más arriba bebe y hace sus necesidades el ganado. Preste atención a los que sufren las consecuencias de las fumigaciones en los bordes fronterizos con Colombia, observe sus pieles supurando, llenas de granos y con inexplicables enfermedades. Comunidades enteras han debido emigrar a la ciudad para pedir migajas de los grandes banquetes que se reparten en Carondelet. Vaya a Chimbo, a los pasajes abandonados de Biblián, de Loja, a los suburbios de Guayaquil y las nuevas urbanizaciones en las afueras de Machala, en donde te matan por un peso, no es una canción. ¿Disfruta sus comidas con estas escenas? ¡Qué descaro el de los forajidos, cuando botan a Gutiérrez y a cualquier gobierno de turno, porque de a poco no pueden darse el lujo de tener a sus hijos en colegios o universidades privadas, porque el jamón o la mermelada comienzan a escasear en sus desayunos, o no les alcanza para pagar las cuotas de sus autos nuevos!

Cualquier intento de transformación está destinado al fracaso, en tanto no se base en los principios de la solidaridad y pensemos más bien desde la capacidad de nuestros bolsillos. Los de a pie aún no han despertado. Necesitamos topar fondo y presiento que tal momento está muy cerca. No cerréis los ojos ante la miseria, gritaba Temistocles a los que más tenían, aunque eran pocos, cuando hordas de desamparados -venidos de las islas- invadieron las calles y se arrojaban a los basureros buscando desperdicios para llenar sus estómagos, durante los años de guerra contra los persas por el dominio del Peleponeso. Yo rezo y lucho porque llegue ese momento, aunque me llena –también- de terror pensar en sus consecuencias. Por ello, señor Palacio, piense que en tiempos como éstos se requiere de desprendimientos personales a fin de encontrar una salida. Atrévase a ingresar en la lista de personajes que transformaron nuestra nación, no en el museo de sátrapas que se alimentan con carne humana y no conocen la paz espiritual siquiera para morir tranquilos, sino que desde sus castillos siguen vomitando excrementos y contaminando el ambiente. La gloria de los grandes hombres fue la humildad. ¿Quién no quisiera ser presidente, ministro, diputado, simple ciudadano de un país donde hay trabajo, se cumplen las leyes; con calles limpias, ordenadas, gentes satisfechas y los mejores augurios para el futuro? Salga a la calle y atrévase a sentir lo que su binomio afirmaba con terquedad: las encuestas de carne y hueso; pruebe como le va sin guardaespaldas; el que nada debe, nada teme. Dialogue con gente nueva y preparada, en vez de discurrir el tiempo en discusiones estériles con torpes asesores: saad herrería, castillo, donoso: más frustrados que ellos, ¡quiénes! Crecerá en figura, en genio de estadista.

No hay mandato más supremo que la decisión del pueblo; sólo la constitución está por encima suyo; mas nosotros somos sus impulsores. Ponga su cargo a disposición de la ciudadanía convocando a una consulta para averiguar si estamos a no de acuerdo con su gobierno y con el congreso nacional; si la respuesta es negativa, que es lo más probable, pida que se le deje permanecer en el gobierno hasta el 15 de Enero del 2007, disolver el cuerpo legislativo, tan pronto como se obtengan los resultados, a fin de poder realizar usted -en un plazo no menor de 90 días- a partir del último día de la consulta las reformas a la constitución, la reorganización de los tribunales de justicia*, del tribunal constitucional, la enmienda de la ley de elecciones, la designación del fiscal del estado y del controlador, la reorganización de las fuerzas armadas. El pueblo contestará -de nuevo- lo que usted y sus amigos no escucharon el 20 de abril: ¡que se vayan todos! De esta manera, por voluntad soberana, tendrá manos libres para actuar con justicia: escribirá en los libros su propia historia y entrará en ella por la puerta grande, no por la cochera, ni serruchando el piso a su binomio, como fue su caso. Y luego…luego retirarse a casa, igual que Grant, quien bebía dos vasos diarios de vino y jugaba con sus nietos debajo de las mesas.

¿Para qué tanto barullo y nubes de polvo que traen desconfianza y retrazo al país? Un cambio de presidente viene en camino, no intente usted prolongar su mandato con el pretexto de dejar concluida su obra: reformar la constitución a manos de gentes desconocidas, aunque asesoradas por los mismos grupos tradicionales de poder. Usted sabe que las asambleas populares resultaron un fracaso justo por ello: asomaron rostros nuevos allí como simples ciudadanos, tímidos y deseosos de contribuir; mas conforme transcurrieron los debates, se fueron apoderando y transformando el espíritu de tales sesiones, hasta volcarlas en favor de sus padrinos. Y a estos carretilleros, sacapintas y ponealfombras, que nadie los ha denominado, sino sus jefes, se ha arrimado, señor Palacio; por ello, en el supuesto de que usted -necio, testarudo, como su cliente del cortijo-, le apueste por la asamblea constituyente, ésta será a la medida de sus promotores. No se necesita embarcarnos en una aventura de tal tamaño, ni derrochar de manera infame dineros públicos con spots publicitarios para confundirnos. ¿Cuántas constituciones más vamos a redactar y luego hacer caso omiso de ellas? Usted no entrará en la historia por habernos dado una nueva la carta magna, pues el próximo gobierno buscará igual la suya; sino, piense en su amigo el cinturita mágica.

Ahora se discute sobre quiénes serán los miembros de aquella asamblea. ¿Quién los va a elegir? ¿Quiénes la integrarán? ¿Esos pescadores de río revuelto que pedían su cabeza en las afueras de CIESPAL la noche abril, que en cuanto se enteraron de su huida, se marcharon a casa a alistar sus carpetas para visitarle a usted al día siguiente con el pretexto de manifestarle su apoyo? ¿Qué podemos esperar de ellos? Nada que no sea lo mismo de siempre. ¿Ha olvidado que la última asamblea constituyente fue manipulada y hecha la medida de los intereses de los mayores partidos políticos? ¿Qué evitará que ello suceda de nuevo? En esta guerra de clanes, de mafias familiares, como en el Chicago de Al Capone, el único perdedor es nuestro país.

Aquellos fetos engendrados en la oscuridad, tienen nombres. Es obra suya e irresponsabilidad nuestra este sistema de caos y vandalismo, en el que hemos sumergido a la nación. La AGD, por ejemplo. El vellocino de oro creado por estos argonautas andinos que asumió todas las deudas de los bancos quebrados, cuyos accionistas, receptores de los créditos vinculados, abogados, directores de sucursales, superintendentes, son los mismos que están en el gobierno del cardiólogo (y en la nueva corte suprema). Los dineros robados al pueblo fueron transferidos a bancos extranjeros y hoy se invierten de nuevo aquí -a través de sus aliadas las transnacionales- en negocios de alto rendimiento, porque el estado siempre paga los precios que ellos imponen: (hoy se hace el contrato con un precio, a mitad del trabajo se duplica arbitrariamente su valor, so pena de dejar inconclusa la obra. Botón de muestra: el nuevo puente alternativo de Guayaquil, se firmó por 80 millones, hoy cuesta ¡170!). En qué cárcel duermen los causantes, cómplices y encubridores del mayor atraco a nuestros bolsillos, de este delito de lesa humanidad, sino es rugiendo en el parlamento, escribiendo enciclopedias sin trascendencia, contando rondas de cachos, comiendo guata-tallarín, de congresistas, de ministros, de gerentes de las mayores empresas estatales, de nuevos ministros jueces del CSJ gracias a la poca memoria del pueblo ¿No es la actual constitución también su engendro? ¿Y la ley de elecciones, según la cual, los ciudadanos debemos pagar la campaña electoral de los partidos políticos? ¡Qué descaro! ¿Quiénes serán los asambleístas, si la mayoría de grupos sociales no se sienten representados por ellos?



*Al depurar estas líneas se acaba de formar otra pichi corte. Como el ave Fénix, ésta vuelve a renacer del estiércol de la corte anterior. ¿Se arriesgarán a consultarnos al pueblo si estamos o no de acuerdo con ella? Basta saber que su nuevo presidente está (los medios dicen: estuvo, como si eso fuera hace siglos) muy cerca a la ID y la DP, para saber que algo huele mal. Su elección fue producto de amarres detrás de cortinas muchos días atrás, como la misma corte; por ello, él tuvo la imprudencia –una vez ‘elegido’- de sacar de su chaqueta el discurso de rigor. ¡Cómo, si se suponía que recién aquella tarde se iba a elegir tal dignidad de entre los nuevos magistrados! Con la venia internacional, volvieron a la CSJ los partidos tradicionales. Revisemos la hoja de vida de los actuales jueces para saber de dónde vienen y quién los recomendó; pero sobre todo, qué casos trataron y cuáles fueron sus fallos en temas trascendentales para la colectividad. Y Palacio les da su bendición. ¡Como no, para eso fue puesto él allí! El atraco está consumado. Son los mismos nombres que yo leí y escucho desde hace treinta y cinco años. Allí no hay más que dos mujeres (y ello para evitar que los grupos feministas protesten), no hay negros, no hay indios, no hay rostros ni gente joven. ¡Y yo que estaba convencido que Jurasy Park, es sólo un nombre de película! ¿Les daremos el beneficio de la duda, cuando prometen no volver a mezclar la política con el ejercicio de sus funciones, como tampoco a dejar influenciar sus fallos con intereses ajenos a los de la justicia? No hay en ellos un acto de humildad, sino -otra vez- de pedantería pura, cuando les escucho decir que no es necesario consultar al pueblo si está o no de acuerdo con su elección, porque Palacio, los observadores internacionales y, sobre todo, el imperio dieron su aval. Qué perogrullada es ésta, qué golpe bajo a la ciudadanía, cuando se ignora nuestra voz. ¿Es que estamos pintados, apenas? ¿Por qué no se posesionaron ante el pueblo, en el estadio Atahualpa, por ejemplo, y no frente un grupo de invitados y observadores internacionales, con el cuerpo diplomático del imperio en primera fila?


No estamos de estamos de acuerdo la manera cómo se ha trabajado para la reorganización de la corte, pero si quieren legitimarla, para evitar bocinazos a futuro frente al edificio judicial, que se nos consulte al menos. Añada, señor Palacio, esta pregunta, a la consulta. ¡Qué desfachatez, qué falta de dignidad –como país- cuando dejamos que los gringos aprueben la nueva corte! Es decir, quienes apoyaron la destrucción de la anterior, ¡hoy aplauden la recién elegida! ¡Y exigen, inclusive, que se nombre controlador, fiscal de la nación! Dios, dame energía para resistir y no olvidar.