Tuesday, December 23, 2008

ODIOSA DEUDA EXTERNA


Cuando el gobierno anuncia no pagar la deuda externa por considerarla ilegítima e inmoral, la cuestión primera es que uno se pregunta es ¿en qué se invirtieron aquellos créditos? La respuesta es simple: nos lo farreamos todos. El dinero es como una substancia que al ingresar en nuestro organismo, se reparte por todo el cuerpo; y aunque sea expulsado, siempre quedan residuos, huellas que indican que estuvo en nosotros. Los créditos que recibieron nuestros ex gobernantes se los inyectó de inmediato en el país. Pasó por nuestras manos, pagamos, compramos con ellos. Llegó en forma de salarios, de cuotas de arriendos, de limosnas que dimos en la calle para lavar un poco nuestras conciencias; pero se los usó también en los planes para los que estaban destinados: construcción de carreteras, proyectos hidroeléctricos, aeropuertos, escuelas…con tales sumas adquiridas, hace tiempo que debimos tener carreteras de primer orden, planteles educativos de gran nivel, suficiente energía para abastecer el consumo interno e inclusive para exportar a países vecinos. Pero no fue así.

Hasta que llegó a la presidencia el señor Correa, y en medio de su eterna campaña electoral anuncia que no va a pagar dicha deuda; luego corrige y dice que no todos los créditos son tramposos, sino ciertos tramos -que serán revisados. ¿Tiene él la suficiente calidad moral para él determinar qué trechos de la deuda son legales, luego de haber malgastado los ahorros del país durante sus dos años de administración sin planificación alguna? ¿Será su amigo el fiscal de la nación, el mismo que sin estudio previo de la materia, ya emitió su veredicto? ¿Sus camaradas en el gobierno que siempre usaron esta letanía durante sus campañas electorales para mantenerse activos en la oposición? (Correa usa siempre un buen serrucho para desbaratar las consignas de sus adversarios o allegados políticos, volviéndolas propias, hasta dejarles sin piso alguno donde puedan sostenerse y mantenerse con vida frente a él). ¿Qué deudas se negará? ¿Acaso las del difunto Febres Cordero? ¿O las que se negoció durante el periodo del coronel Gutiérrez, antiguo aliado y descubridor de cuantos hoy son gobierno, incluido el señor Correa? ¿De Gustavo Noboa, a quien el mismo presidente pidió su amnistía por considerarlo un perseguido político del ex dueño del país? ¿En qué estudios serios e imparciales basarán sus argumentos, acaso en los del señor Olmos, un don nadie en Argentina, pero una celebridad en tierras ecuatorianas, con un pasado judicial no muy claro? ¿Será el ministro anticorrupción Cachito Vera, acusado y destituido por sobre precio en la construcción de aulas escolares durante el régimen de Rodrigo Borja, el que presente las pruebas de tal infamia causada al país? El sastrecillo valiente echa espuma, insulta y amenaza desde su trinchera, en el sótano de una emisora que tanto daño ha causado al país, como los gobiernos que él combatió con el micrófono.

El 60% de la población, según cifras del periódico el Universo está de acuerdo con la decisión del gobierno. Se acabó la odiosa deuda; sin embargo, a la hora de la cena con mi madre, sorbiendo la sopa y luego el té de valeriana para evitar las pesadillas después de escuchar los noticieros (qué manera tan infame de atormentarnos las noches), primera vez que ella ha dicho algo sensato desde que el señor Correa llegó a Carondelet: mi papacito, que en paz descanse, decía hasta el cansancio que el secreto de los buenos negocios está en pagar deudas a tiempo.

Ante mis preguntas a la gente común de la calle sobre las predicciones económicas para el próximo año, muchos no tardan en responder con entusiasmo que será mucho mejor que el 2008. ¿Por qué cree en ello?, me atrevo a ir un poco más adelante. Y ellos responden: el dinero que no se va a pagar, servirá para el desarrollo del país. Que ingenuidad y manera de pensar que siendo tramposos vamos a avanzar a algún sitio. Ese dinero –si es que sobra algo- no se invertirá en nada productivo. Lo poco que ahorramos durante la época de bonanza petrolera lo está dilapidando -de manera infame- la gente de turno en el gobierno.

Si un deudor no paga es porque la miseria ha tocado sus puertas y se ha hospedado en casa. Pero aquí no fue por esta causa, se trata de una premeditada y perversa estrategia de cara a las futuras elecciones presidenciales; se anuncia con presunción al mundo el no pago ¡y dos días más tarde se recibe y paga al contado un nuevo avión presidencial! Y como en los años del escritor Henry Müller, el mismo que relata en sus novelas cuando Francia se hallaba en plena depresión económica previos a la segunda guerra mundial, pero que en realidad “Paris era una fiesta”, los bares estaban llenos de gente, los eventos organizados por el gobierno nunca escaseaban para divertir y mantener ocupada a la población a fin de que ésta no reclame sobre la situación deprimente de la nación: igual sucede por acá. Se declara a una provincia libre de analfabetismo y se organiza tremendo fiestón, con artistas internacionales (que no cobran poco por su trabajo en el escenario), con luces, sonidos especiales, pantallas gigantes, gases, con técnicos internacionales, con bebidas gratis, miles de camisetas (con propaganda electoral, por supuesto) que se reparten a los asistentes; con pancartas inmensas cubriendo las antiguas casas. Hablo de Quito, del evento en la plaza de San Francisco que tuvo lugar el sábado 13 de diciembre, en la noche. Con publicidad en los medios, pagada con nuestros dineros, nos hacen creer que el analfabetismo se acabó de raíz en la provincia de Pichincha. Que infamia más grande. El analfabetismo no se ha acabado con una farra pagada por el gobierno. ¡Qué fastidio el bombardeo de tanta publicidad gubernamental en los medios! ¡Cuánto dinero se gasta en los traslados del presidente y su comitiva (70 empresarios fueron invitados a Irán) durante sus viajes al exterior! Ciudad Alfaro luce hoy abandonada, los compañeros del congresillo gastan y perciben salarios más altos que el anterior congreso, cesado por corrupto; los alcaldes del país recibieron suficientes recursos para armar nacimientos ostentosos en sus respectivos cantones, las fuerzas armadas recibieron 648 millones de dólares en armamento, sin contar el 33% de aumento en salarios durante los dos años del actual régimen; las denuncias de corrupción en los ministerios se multiplican, los agasajos navideños a los niños pobres igual, los autos nuevos para las diferentes dependencias del gobierno...

Nadie está en contra de que se forme una comisión independiente y de alto nivel para que investigue a fondo este asunto de la deuda, a fin de que obtener informes completos, y no parciales, con documentos, fechas, ¡queremos nombres, queremos culpables en la cárcel! Y no ciertos tramos apenas, aquellos de los supuestos enemigos de actual régimen, mientras otros se oculta; aunque sin dejar de negociar nuestra deuda con los acreedores, por cuanto éstos no nos obligaron a recibir tales dineros para cubrir la brecha fiscal de aquellos años: fueron gobiernos elegidos por nosotros los que aceptaron esas condiciones de pago (calificadas por el actual presidente como injustas). La casa grande llamada Ecuador se nos cae en pedazos, producto de la crisis internacional, más la miopía de nuestro gobernante. Y cuando éste anuncia que vienen tiempos de turbulencia, no significa que el circo se acabó, o por lo menos no es ese su objetivo hasta que concluya la campaña electoral de cara a su primera reelección. ¿Quiénes son los culpables de la actual debacle económica del país? Como dijo el serrucho Blasco Peñaherrera durante el gobierno de Febres Cordero: por sus obras los conoceréis. Viva el nuevo dueño del país.