Ello sucede actualmente en cualquier ámbito de la sociedad, aunque en términos económicos a ésta se la denomina con la palabra mercado; igual ocurre en la política, y aquí se trabaja con más empeño todavía. Todo depende del producto que la gente anda buscando. Cuando se ha definido el perfil de un potencial candidato, el marketing empieza su labor. Con los medios de publicidad se quita o se pone presidentes, se crea enemigos públicos, se los aleja del escenario, y cuando sea la ocasión se los trae de nuevo para convertirlos en salvadores, en mártires.
Tras los estudios se manejan los tiempos del libreto, el apuntador electrónico muestra lo que el personaje debe decir, lo justo, lo exacto: en una pantalla gigante asoma línea a línea el discurso para la ocasión -que no fue escrito por el candidato (como lo hicieron los grandes estadistas de antaño), sino por un grupo selecto de asesores. De ahí que las cadenas de televisión no son sino grabaciones con textos exactos, que si uno no sabe, termina aceptando el mensaje y admirando la elocuencia del candidato.
Los asesores de imagen determinan el vestuario -de acuerdo a la ocasión: hoy ve con terno y corbata, -le ordenan-. Allá debes usar jeans, aquí ponte camiseta verde, hoy ve con reloj, lleva el anillo de oro para simbolizar el matrimonio. Otros le ordenan, ve con tu familia, para ese evento no lleves a tu mujer, saca a tu madre, visita a tu nana (aunque no la hayas visto treinta y cinco años), hoy empujas la silla de ruedas de los inválidos pidiendo limosnas junto a los semáforos. Mañana tienes un encuentro con la cúpula policial. Cuidado con improvisar, apenas tenemos media hora porque después viene el almuerzo con los empresarios, a la tarde viajamos a Guayaquil, se duerme en Machala, pero antes saludas con su alcalde. En la sala de sesiones tu amigo de la infancia dará un discurso… Otro le dice, toma, lee este discurso. O si deseas, improvisa; pero cuidado toques este asunto, no menciones al coronel, que es un posible aliado en nuestro (no tuyo) proyecto de constituyente, saluda al nariz de tiza, no insinúes siquiera al loco que ama, acércate y abraza al hermano lelo, insulta al desdentado león. En este pueblo necesitan un puente: ofrécelo, di no al TLC, en petroecuador anuncias una reestructuración de sus instalaciones pero cuidado menciones las palabras fiscalización, inventarios, anuncia tu oposición a las fumigaciones del lado colombiano, sométete a un baño de suerte con los yerbateros de Zumbahua, allí una niña indígena te dará un poncho, póntelo y abraza a sus padres frente a las cámaras. Ni se te ocurra insultar de nuevo a Bush, todos lo hacen en épocas de campaña, pero hoy él es nuestro aliado. Acentúa la palabra: nacionalización en el foro con la juventud: habrán fondos de Victor Jara, canta junto a ellos la canción de Pablo Milanés...alguien llevará los afiches del Che, otro gritará contra los yankees; tú, en esta parte dices: ¡viva la constituyente! Después vas a encontrarte con la embajadora del imperio: vestuario impecable, de marca, te acompañarán él, aquel. Saluda en inglés, no hay problema, ella está de acuerdo. Habla de fútbol, de tus años en la universidad americana y deja para quienes te acompañan el resto de asuntos. Hemos ordenado a las bases del partido en todo el país a reunirse en Quito para mostrar a la población que no estás solo; todo está pagado, pasajes, comida, hotel, ni preguntes de viáticos. Él aportó más en la segunda vuelta, así que dale ese ministerio. Necesitamos un personaje maleable en cancillería, debemos trabajar pensando en las próximas elecciones a través del ministerio de bienestar. A los grupos culturales hay que tranquilizarlos, ellos pueden ser nuestros mejores aliados, pues están muy relacionados con la prensa, ya analizaremos más perfiles. En las fuerzas armadas debe estar de ley esta persona. En comunicaciones el mudo bermejo, para las aduanas el burro pelón. Hay que tender puentes con el lion, aunque no debe ser evidente. Nadie se va a acordar de lo que pasó hace diez años, la gente olvida y perdona, ¿no has visto en Nicaragua, en Perú? Felicita a la selección de fútbol, flash rodeado de los jugadores titulares, y los del banquillo…que sigan allí. Debes rodearte de triunfadores, recuérdalo siempre. Ya invitaremos a comer al campeón olímpico, -su imagen es muy cotizada en la mente de la población-. Insulta al congreso, búrlate de los tres pelados. Y ustedes a este punto aplauden, a esta frase dicen bravo. Aquí gritan abajo. Aquí pifian. Cuidado, todo tiene que fluir natural, espontáneo.
No olviden el maquillaje. Que se contrate de planta al mejor para que nos acompañe a todas partes. Ante las cámaras el líder asomar joven: ponle más base, más de color para darle vida a su rostro. Cuida esas ojeras, esas arrugas, que no asome cansado, rendido, tiene que irradiar energía. ¡Debe ser un punch, un jab en la zona hepática! Cuiden su asomo de calvicie. Tiñe sus canas. Ponle más gomina para que no se mueva mucho el pelo con el viento. Ah pero en épocas crisis, de tragedias acentúa las ojeras, quítale el brillo de la piel, traza unas cuantas líneas -casi invisibles- sobre sus arrugas para dar la impresión de que el líder sufre y se preocupa, que no ha dormido buscando una solución a los problemas del país. Y si gana la selección de fútbol le pondremos radiante, manejaremos las luces vivas, los tonos claros y radiantes para imprimir confianza en la población. Ah tú, el de las cámaras, maneja el mejor perfil de su rostro. Cuida las imagen al editar, los fondos, las sombras, las luces, los ángulos; recuerda que queremos vender, no guardar el producto en las tiendas, o -lo que es peor, tenerlo embodegado. Y cuando pase la fiebre, cuando la gente se canse del producto y salga al mercado sediento de sucesos y novelería, ya inventaremos otra cosa.
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