Diario LA HORA Julio/24/2003
"DESDE MARZO pasado circula un comunicado, firmado por 23 destacadas personalidades, entre las están la señora Betty de Wappenstein, pintores como Guillermo Muriel, Oswaldo Moreno y Sócrates Ulloa, arquitectos como Luis Oleas, Rolando Moya y otros, que en lo sustancial viene a decir lo siguiente:
Lo llamativo es que los dueños de la Capilla han pedido contribuciones estatales y lo más curioso es que sus gestiones les han dado frutos. Dicho directamente, la Fundación Guayasamín ha conseguido dinero de los gobiernos de Durán-Ballén, Alarcón, Mahuad y Noboa. 2
Esos fondos del Estado -cuyos montos desconocemos- por primera vez en la historia nacional han sido obsequiados a un grupo familiar, sin beneficio de inventario. Existe además el agravante de que la tantas veces repetida declaración de Guayasamín y sus familiares, referida a que las grandes series de sus cuadros y colecciones serían entregadas al pueblo ecuatoriano nunca se concretó, pues las obras no han sido donadas a ningún órgano estatal ni popular sino a la Fundación Guayasamín, es decir que ¡se han donado las obras ellos mismos para ellos mismos!
Por otro lado, durante el proceso de construcción “se descubrió” un cementerio arqueológico, estratégicamente ubicado al otro lado de una calle que servía a los vecinos del lugar, y la Fundación obtuvo entonces la aprobación municipal para apropiarse de la calle y expandir el complejo cultural. La falsificación que se pretendió hacer del patrimonio del país quedó corroborada por la oportuna “renuncia” de funcionarios del Instituto de Patrimonio Cultural.
Desde luego, no nos oponemos a que el Estado apoye las actividades culturales. Todo lo contrario. Pero somos concientes de que ese apoyo debe tener sus canales adecuados, sus formas regulares y, sobre todo, debe estar apegado a la ética y a las leyes. 3 ¿Es que las contribuciones del Estado para la Capilla del Hombre no han sido irregulares? ¿Es que este precedente no podría provocar una absurda situación en la que los descendientes de otros importantes exponentes de la plástica nacional, constituyéndose en fundaciones, solicitaran donaciones de millones de dólares para edificar museos estrictamente privados?. Y, desde un punto de vista ético, esas contribuciones millonarias dadas por el Estado al grupo Guayasamín Monteverde ¿no están en función del lucro de una familia? Si bien la Fundación Guayasamín, como las demás, está exonerada del pago de impuestos, 4 ¿se ha hecho alguna vez una fiscalización de los recursos que maneja? ¿No, estamos frente a otro caso de corrupción?
LO HONESTO Y VIABLE, EN NUESTRA OPINIÓN, ES QUE LOS PROPIETARIOS DEL COMPLEJO CULTURAL CAPILLA DEL HOMBRE COMPLEJO TURÍSTICO AL QUE LA TOTALIDAD DE LOS VISITANTES EXTRANJEROS Y LOS ECUATORIANOS DEBEN PAGAR PARA ENTRAR, EN GESTO DE DECENCIA RESTITUYAN AL ESTADO TODOS LOS FONDOS QUE HAN RECIBIDO (CON LA PRESENTACIÓN PÚBLICA DE LAS CUENTAS CLARAS Y EL PAGO DE LOS INTERESES DE LEY, COMO ES OBVIO). SI DEVOLVIERAN ESAS SUMAS DE DINERO EL ESTADO PODRIA, POR EJEMPLO, ENTREGARLAS AL HOSPITAL DE NIÑOS DE QUITO.
Por su parte el Estado debería, por fin, adoptar verdaderas políticas culturales, realistas, no discriminatorias, eficientes, trascendentes, antagónicas con la corrupción y la politiquería." 5
rocio2O@interactive.net.ec Diario LA HORA Julio/24/2003
1.- El mensaje circuló en los medios escritos del país.
2.- Estuvieron también detrás del coronel, y con aportes del gobierno de Palacio se inauguró dicha obra en el 2006, con tanta solemnidad y pompa, pero sólo entre miembros de su círculo: embajadores, autoridades de gobierno, la gente autodenominada de avanzada.…mas los verdaderos dueños del dinero con el que se logró pagar la construcción para que hoy sea otro elefante blanco en la ciudad, la gente común, ellos estuvieron de meseros y bartmans en tal evento.
3.-No hay una ley o normativa que cumpla con tales requisitos, las contribuciones se realizan dependiendo de quién está en el poder y quién lo pide. Dentro de aquella lógica, no es lo mismo solicitar ayuda un pintor de la calle que un hijo o hija del artista fallecido en 1999, cuya influencia está bien enraizada en el poder estatal. Muchos políticos creen que la fundación es una manifestación cultural trascendente y la apoyan, ignorando por completo a otros actores. El museo es el cementerio de un artista, y con las obras de Guayasamín ha sucedido aquello. No que sus obras hayan muerto: ellas representan un momento glorioso de la plástica ecuatoriana, pero de allí a seguir lucrando con su memoria y trabajos que él mismo las donó al país mucho antes de morir, hay una gran distancia: ello es inmoralidad, por decir lo menos.
4.- Un simple ejemplo: las mercaderías –cualquiera sea su género- pagan altos aranceles para su importación en el país; las fundaciones –en cambio- están exoneradas de ello: pueden traer lo que quieran bajo el pretexto de utilidad: cámaras de video (para seguridad), autos (para el trabajo), textiles (para cortinas, insumos, o cualquier otro argumento), sin pagar un centavo de impuestos al estado. Reciben también donaciones del exterior e incluso del país en especias: cuantas veces hemos bebido allí buen wisky, ron o vino importado. Las influencias que manejan los (a) herederos (a) va con personalidades de la política criolla y con el jet set internacional; no en vano cuando un mandatario extranjero visita Ecuador, es casi religión ir a la capilla del Hombre. Allí estuvieron Chávez, Lula da Silva, el príncipe Fernando…
5.- Los “dueños” de la fundación están hoy detrás de Correa, impulsando también la asamblea constituyente. El futuro mandatario. Cachito Vera, esposo de una hija de Guayasamín y ex ministro de educación en tiempos de Mahuad, fue destituido acusado de sobre precio en una importación de materiales para las construcciones escolares, a través de una empresa de Trajano Andrade, hoy ministro de INDUSTRIAS Y COMERCIO. No está por demás decir que los techos en mención son de asbesto, un material de uso prohibido en EE.UU. por ser el causante de graves enfermedades en la salud humana, como cáncer. Y aquí no ha pasado nada.
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