Cuando el coronel Gutiérrez durante su mandato anunció que compraría un avión presidencial, los grupos que hoy están en el poder lanzaron sus gritos al cielo. ¡Como es posible, opinaban en los medios, que en tiempos de vacas flacas, se piense en ostentaciones! Igual ocurrió al intento de comprar una casa en las afueras de Quito para convertirla en sitio de trabajo del presidente, fuera del ruido, la imposibilidad de llegar pronto a palacio por lo congestionada de las calles estrechas del Quito colonial. Hoy, sin embargo, esos mismos grupos callan cuando el actual presidente anuncia con toda seriedad “que se invertirán algunas decenas de millones” para comprar un avión presidencial y dos helicópteros más para sus diarios traslados en el país. Se construye una ciudadela para los asambleístas, habiendo tantos edificios en manos de la AGD, y nadie dice algo.
Él anuncia también que nunca más pisará suelo norteamericano por cuanto las autoridades de migración de aquel país lo sometieron a un chequeo de rutina antes de abordar el avión que lo llevó a China. No es el primer dignatario que debió ser sometido a filtros de seguridad; pues, al contrario de la actitud de nuestro gobernante, quienes igual tuvieron que vivir estas circunstancias, se mostraron solícitos a colaborar con los guardias de seguridad, los mismos que al fin de cuentas, son trabajadores que cumplen su trabajo. Lula da Silva estuvo en similar situación en el 2003, cuando arribó a Nueva York, para la conferencia anual de las naciones unidas. Helmut Kohl, el ex presidente Felipe González...
Siempre ha habido errores de coordinación e información de parte del personal encargado de los viajes de un dignatario, sin que ello haya pasado a ser motivo de resentimientos en ellos. Los aeropuertos norteamericanos son el punto de enlace con sus similares del resto del mundo, y más si se trata de delegaciones que no poseen o no usan sus aviones estatales para viajar de modo directo a sus puntos de destino.
UN JEQUE EN LOS ANDES
A veces, los mismos gobiernos, para dar ejemplo de austeridad a sus ciudadanos optan por viajar en líneas aéreas comerciales, pues hacer lo contrario significa un gasto excesivo para el fisco. El gobierno Suizo, un caso concreto, viaja en Suissair para sus desplazamientos al exterior, acompañado de un reducido grupo de seguridad. Igual sucede con otros regimenes de Europa o las monarquías: cuantas veces hemos visto al rey de España ir a diferentes países con Iberia; al contrario de sus similares de países arábigos, quienes, haciendo ostentación de riqueza y poderío que les brinda sus negocios con el petróleo, viajan en sus jets privados, donde incluyen cuerpos de seguridad, ministros, las concubinas con sus respetivos hijos, preceptores y personal de servicio.
Y he aquí, que nuestro rey anuncia la compra de un avión presidencial, ¡resentido porque en Miami fue sometido a un control de seguridad! Que diremos los demás mortales, quienes en un viaje de Baños a Guayaquil somos sometidos a varios controles de seguridad por parte de la policía y el ejército.
POSTALES DESDE CHINA
Cada persona lucha por lo que cree que está bien. El señor Correa hace lo suyo: fue a China a ofertar petróleo; pero lo que menos tenemos es petróleo. Con apenas el 0.5 por ciento de la producción mundial, sumado entre los alineados con la OPEP y los independientes, la producción ecuatoriana no tiene significado alguno en el contexto mundial. Son 172 mil barriles apenas que se extrae cada día, con tendencia a la baja, de los cuales ¡el 35% lo usamos para su consumo interno! El resto va a EE.UU.: el 60% del balance, y lo demás a países como Chile, Argentina, y en cantidades insignificantes también a Centroamérica; con estas cifras, es irrisorio ir a China a vender Petróleo, cuando hay naciones cercanas, y por consiguiente, con costos más convenientes, como Indonesia o los árabes, que son sus principales proveedores y con quienes tiene contratos de compra por diez años.
¿A qué fue entonces a Pekín? El presidente Correa sabe bien que la extracción de crudo aquí ha disminuido de modo considerable. Petróleo significa ingreso de divisas a corto plazo, sin necesidad de invertir en proyectos de la alicaída producción interna, que es la que genera bienestar en la población a largo plazo, como la industria, la agricultura, las artesanías. Si el ritmo de venta del oro negro se mantiene como hasta hoy, pronto no habrá recursos para mantener y cumplir sus ambiciosas ofertas de campaña, como el aumento del bono de pobreza, regalar uniformes y textos escolares con su nombre y los símbolos de su partido, regalar la alimentación escolar, (que es muy importante para la población con menos recursos, siempre y cuando no se use ello para sus intereses partidistas), estar al día en los pagos a las ramas militares y de seguridad; igual el numeroso gremio de la educación, incluido los 12.mil nuevos profesores; las instituciones estatales, el IESS, los ministerios, (que en su mandato son muchos), los asambleístas, los cuerpos de apoyo reclutados por el gobierno; en suma, la clase media para arriba con demasiados privilegios y para quienes siempre estará bien –con cualquier gobierno- mientras reciban su cheque cada fin de mes, frente a aquellas (o) que no dependen de institución alguna, sino de su trabajo.
SIN QUESO NI JAMÓN
Estamos en crisis de producción, de ello no hay duda. Hasta octubre del 2007 hay un balance de US$ 650 millones favorable al Ecuador entre las importaciones frente a las exportaciones, de acuerdo a los últimos informes del gobierno. Tales cifras serán vendidas por éste como una señal de que la economía va por buen camino. En cierto punto, tiene razón: qué familia o país no quiere vender más y comprar menos: pero las autoridades no avisan que nuestras exportaciones han disminuido el 15% en relación con los valores del 2002, al 2005. En cuanto a las importaciones, ello se debe a que el consumo del mercado interno ha caído también de modo considerable.
Si no hay dinero en el bolsillo, ¿qué se compra? Las familias –en tales épocas- tienden a ahorrar, las que pueden; mientras las demás anulan de sus rubros y de manera paulatina algunos gastos. Si antes se tenía en la mesa pan, frutas, jamón, mermelada y huevos para el desayuno, se descarta uno a uno estos productos, hasta quedar el pan y el jugo, si hay suerte. Ello, por cierto, no se mira desde afuera. Nadie sabe las intimidades de una familia, pero esta situación afecta considerablemente a la larga cadena de producción interna y al final en la economía nacional. El desarrollo de las exportaciones e importaciones –desde este punto de vista- es el barómetro que indica cuán saludable es el estado de la economía.
Todos quieren vender, pocos compran; entonces, ¿para qué invertir más? Los movimientos en falso desde Carondelet, junto al show de la mayoría asambleísta han causado serios estragos en el desempeño económico del país. Las empresas –grandes o pequeñas- han comenzado a despedir personal, conservando el mínimo indispensable, hasta ver qué ocurre con las decisiones desde ciudad Alfaro y su colegislador (el gran jefe cara pálida) el presidente Correa. Pequeños talleres de confección, tiendas de artesanías has dejado de producir. Muchos almacenes entregan sus locales porque no pueden seguir trabajando sólo para pagar arriendos, si tienen suerte.
Estos fenómenos no se puede percibir desde la comodidad del sillón presidencial o desde una sala se sesiones, cuyos miembros reciben salarios igual a los ex diputados. (El carroñero Paco Velasco argüía en su emisora, el 26 de noviembre: ¡lo merecen! (le faltó decir: hijueputa), porque ellos tienen que dejar sus casas e ir a buscar dónde alojarse en Manabí. Hay muchos compañeros que están quebrados, que gastaron sus ahorros en las diferentes reuniones previas a la asamblea: EL GOBIERNO NO HA DADO UN REAL PARA LA MOVILIZACIÓN DE LOS NUEVOS ASAMBLEÍSTAS. A Loja fuimos con nuestra plata, y es justo que recibamos esos honorarios. ¿Les creeré? Trajano Andrade, el gran empresario, ¿dejará sus negocios y avionetas privadas para movilizarse en bus largas distancias, comiendo caldo de hueso con fideos y arroz con lentejuelas? Rolando Pachana, las bellezas que adornan la asamblea, Avarito Noboa, Gilmar Gutiérrez, Martita Roldós, Alberto Acosta, el corchito Cordero, el mismo Velasco son tan pobres que merecen ganar US$ 3.200, más viáticos, gastos de representación, de vivienda… alcanzando la fría suma de 4.150, mientras el 75% de la población activa del país que no tiene dependencia alguna con el estado recibe un salario mensual inferior a los doscientos dólares; muchos no llegan a 100 (los he visto aquí en el Puyo) mientras los demás no tienen trabajo. ¡Viva la revolución ciudadana!
Los bancos registran una considerable disminución de movimiento de capitales. La inseguridad provoca un alza de las tasas de intereses, y al mismo tiempo, se reduce los montos de préstamos, igual el tiempo de pago, afectando con ello a quienes dependen exclusivamente de créditos para la compra de materias primas (que son mayoría). El alza de aranceles para las importaciones sólo provoca especulación y contrabando; por lo que, la competencia desleal (o legal) destruye la producción interna con precios bajos y cantidad: si no hay incentivos para los pocos productores del país, traducido en capitales frescos con tasas de interés y tiempo de pago razonables, siempre será más barato importar que producir aquí, ya que la incertidumbre política es el peor enemigo del mercado.
Sin embargo, esta depresión económica, no afecta en modo alguno –hasta hoy- a esa clase llena de privilegios, autodenominada progresista, de izquierda o de derecha, que lucha y luchará de cualquier modo y posición por mantener su estatus –a costa de los demás grupos sociales. Un amigo me amonestó: ¿Crisis? ¿Para quién? ¡Vivimos una revolución socia! No entendí lo qué quiso decir con ello; más, de cualquier modo, este oscuro profesor de literatura en la universidad de Ambato, recibirá su cheque al fin de mes. Por tales individuos, el señor Correa se afana en rebuscárselas de donde sea para conseguir tales ingresos económicos, a fin de tenerlos de su lado, porque lo contrario significa su caída, igual que los gobiernos anteriores.
NEGOCIOS CHINOS
Se entiende, por tanto, su viaje a Pekín; aunque, tengo entendido que no fue allá a hablar de negocios con el primer ministro chino; quien por cierto, tiene demasiados asuntos internos que resolver: con una población 112 veces más grande que Ecuador, difícilmente podremos imaginar los temas pendientes por discutir cada jornada. Los asuntos comerciales se habla directamente con las transnacionales; Anden Petroleoun, por mencionar un nombre, tiene su Matriz en Shangai, una oficina de negocios en New York y su representación en Quito. Bastaba ir el señor Correa a las oficinas de aquí, o decirles que le visiten en palacio, ya que tales empresas, constituidas con capitales de distinto origen, aparte de pagar los impuestos de ley, no dependen de gobierno alguno, (salvo las que están constituidas con dineros nacionales), porque éstas son como mini estados que manejan presupuestos más grandes que el de muchas naciones juntas. Es como si una empresa china quisiera comprar banano: no hará un viaje a Ecuador para hablar con Rafael Correa, sino que se entrevistará con Álvaro Noboa. Si quiere petróleo negociará con las transnacionales operando en suelo ecuatoriano, o con el mismo señor Correa, en el caso de Petroecuador; sólo que Anden Petroleoun es una empresa de origen chino, con capitales foráneos, que opera en 32 países de diferentes continentes.
El encuentro de dos mandatarios, en este caso, es un show apenas; aunque se puede aprovechar para pedir créditos de gobierno a gobierno con el objetivo de financiar la construcción de grandes proyectos; en cuyo caso, serán las propias transnacionales sus ejecutoras. Las inversiones directas, en cambio, dependen del interés que muestren los dueños de capitales, de acuerdo a su especialidad, frente a las condiciones y tipo ofertas que brinden los países necesitados de recursos para inyectarlos en el aparato productivo. La firma de tales convenios, visto así, es como un acta de cumplimiento entre el gobierno ecuatoriano y las empresas –de cualquier nacionalidad- que será respetado por ambas partes.
No son grandes negocios los que Ecuador puede ofrecer a China: el capital fluye generoso a aquellos sitios donde le brinden seguridad y altos rendimientos; en cuanto al reparto de ganancias que genere la inversión depende por cierto de la capacidad de negociación entre las partes; pero, sobre todo, de la responsabilidad y transparencia (frente a la población) con que actúe el gobierno. Da lo mismo Pakistán, Bolivia o Nigeria: hay tantos países que requieren y piden inversión extranjera, pero ésta irá donde le ofrezcan reglas claras de juego y buenos dividendos; aunque, por lo general, terminan imponiendo sus condiciones y márgenes de ganancia. De ello no hay duda. Los acalorados discursos de tarima para conseguir votos o adhesiones es demagogia pura, que se aprende en un curso rápido de oratoria denominado: cómo engañar a las masas.
No fue el señor Correa a vender bananas. Filipinas provee a China suficiente de ellas. Además, si tomamos en cuenta el punto de vista estratégico comercial, el arribo de productos agrícolas es más rápido desde Manila que desde Ecuador: para enviar bananas o mangos por barco desde allí se necesita un día; desde ecuador, en cambio, dos semanas. He ahí la relación de costos y tiempo. Si es flores, el país de Confucio está exportando actualmente toneladas de ellas a Japón, Corea, Rusia, y se espera en dos años invadir tierras europeas. Vietnam, Tailandia, Camboya le ofrecen productos de mar. Grecia, Perú: le entregan plata. Chile cobre. Ecuador no es el único país que cultiva bananas, flores o mangos. Hay decenas de naciones que ofertan esto y mucho más. ¿Qué les vendemos, entonces? Quizás las aletas de tiburón, que en otros lugares es prohibido pescar –incluido la pesca incidental, y cuya sopa es una delicia, junto a otras aplicaciones en la medicina oriental, o sus efectos afrodisíacos.
DESDE CHINA CON AMOR
Decir que desde Shangai o Pekín habrá una conexión aérea directa con Quito, es más que un disparate. China airlines tiene vuelos directos desde Pekín, Shangai y Hong kong a cuatro ciudades de América del norte: New York, Los Ángeles, San Francisco y Toronto. De allí al resto de destinos trabaja a través de conexiones con empresas locales. No hay vuelos directos a Brasil o Argentina. Recién el próximo año se inaugura dos viajes por semana a ciudad de México. Lan Chile llega a Shangai pero con dos escalas.
Desde el punto de vista comercial, una ruta a Quito desde cualquier lugar de Asia es improductiva, cara, larga y tediosa. Ecuador jamás será una puerta de ingreso para vuelos directos entre ecuador y China, primero porque hay sitios más rentables: como Río de Janeiro, Buenos Aires, Caracas, con mayor demanda de pasajeros y mejores estructuras aeroportuarias, frente al nuevo que se está construyendo en Quito; el mismo que es igual al de una ciudad pequeña en EE.UU. o Europa. Hay aeropuertos que son veinte o más veces el tamaño que el de aquí, con innumerables pistas de aterrizaje, salas de partida, bodegas para las mercaderías que salen y las que arriban, hoteles (sin tener que cruzar migración).
En algunos años, las fotos del ex presidente Correa con la muralla china de fondo, o con los edificios futuristas de Shangai, las podrá enseñar a sus nietos un día. “Cuando yo fui presidente”, dirá con orgullo, cuidando de no dejar caer su dentadura postiza, o su peluca, “me fui a China”. Alguien debería controlar los viajes de nuestras autoridades. ¿Cuál es el criterio que se maneja para ir otros estados? ¿A quién rinde cuentas el presidente de la nación o los miembros de su gobierno de tales desplazamientos? ¿A quién informa de lo alcanzado allí? ¿Cuántas personas le acompañaron y quién financió sus gastos, dónde están las facturas completas del viaje? No sólo hay que hablar de cambios, hay que actuar con ejemplos a fin de la población en pequeños detalles compruebe la integridad de sus gobernantes. Es fácil decir a la prensa: me fui a estrechar lazos comerciales. Firmé innumerables acuerdos de cooperación. ¿Qué acuerdos? ¿En qué se traducirá en corto plazo y mediano plazo tales convenios?
Aceptemos que el viaje del señor Correa fue indispensable. El mundo actual es dinámico y de negociaciones bilaterales directas; entonces, si nuestro presidente negoció los campos petroleros de la región amazónica, ¿bajo qué condiciones lo hizo? Soy ecuatoriano y tengo derecho a saber quiénes administrarán nuestros recursos y cómo; pues es muy conocido que las empresas chinas e indonesias dedicadas a la actividad petrolera y demás ramas de la minería, son verdaderas depredadoras del medio ambiente. Explotan hasta la última gota del oro negro o la última onza de minerales preciosos y luego se van, dejando tras ellos selvas destruidas, campos y ríos contaminados. Las demandas de indemnización de parte de los países afectados son frecuentes en tribunales internacionales, igual a la Texaco, o la Shell, que hoy tienden a cambiar de nombre para suavizar su imagen comercial entre la población.
Es inútil pedir un informe de los condicionamientos que toda negociación guarda en el fondo, aquello que no se habla públicamente pero que están allí. Hablemos de las famosas comisiones que las empresas dispuestas a invertir entregan a quienes son los encargados de firmar los contratos de un país. Este asunto es delicado y nunca se habla. El coronel Gutiérrez vino con muchos obsequios de su viaje a China y Taiwán. ¿Recuerdan unos escándalos a causa de ello durante los primeros meses de su gobierno? ¡Cómo puedo olvidar ello! Igual el actual presidente vino con algunos regalos. ¿Le habrán dado porque impresionó con sus ojos a las frágiles y hermosas damas chinas?
Entregar un obsequio antes de una negociación es preparar el terreno hacia el soborno; por consiguiente, quien lo recibe, llega a la mesa, debilitado y por tanto, en desventaja. Aún así, el hecho mismo de dar o recibir algo antes de una transacción ya lleva un alto grado de inmoralidad, tiene y huele a corrupción. Se me dirá que Bush obsequió a su par inglés un pony blanco, o que Margaret Teacher llevó a Reagan un reloj de mano perteneciente a su abuelo: estos casos fueron acciones a título personal y ante a los medios, y no de una empresa a un presidente; acto medieval que en países desarrollados desapareció hace mucho tiempo.
A veces, dependiendo del grado de corrupción de ciertas naciones, las mismas transnacionales costean los gastos de movilización de determinadas autoridades o representantes hasta el sitio donde, a puerta cerrada, se llevará a cabo los contratos. Tales comitivas viajan con boletos de primera clase, gastos, noches de diversión con los mejores brindis, mujeres contratadas y pagadas de modo exclusivo para satisfacer los gustos de la delegación. Ello no es nuevo tras el mundo formal y solemne de la diplomacia y de los grandes negocios; no me interesa la vida privada de una autoridad, mas añadiré que en sus viajes también hay tiempo para la diversión. Y está bien. Sólo que en el caso anterior, está en juego la firma de jugosas transacciones. ¿Qué significa gastar (léase invertir) -digamos 100.000 dólares- en una comitiva, cuando cerrar un negocio representa a la empresa miles de millones en ganancias?
POSTALES
Cuando escuché las palabras del señor Correa, acerca de entregar la base de Manta a consorcios chinos, me pregunto ¿cuál es la diferencia entre ellos y los norteamericanos? ¿A cambio de qué será ello? ¿Dejará de amenazar a medio mundo, aún a sus seguidores, de gritar y buscarse nuevos enemigos para mantenernos distraídos, en vez informar sobre este asunto, que es muy importante para los ecuatorianos? Es conocido que dichos convenios son top secret, aún cuando lo haga, jamás sabrá la población el fondo del contenido, sino apenas la imagen superficial de aquello que las partes se empeñan en pintarnos como bueno y conveniente; aunque a veces no es ni lo uno ni lo otro para los intereses de un país, porque las empresas siempre invierten para ganar, sin consideración alguna de los otros.
¿Por qué no levantan su voz los grupos que hoy son gobierno y que en tiempos pasados se opusieron a ello? Griten ahora. Tomen las calles y amenacen con tumbar al gobierno por traicionar a la patria. No lo harán. Lo que antes estaba mal para ellos, hoy está bien. Ciegos y en manada seguirán las instrucciones de su líder, caerán en sus chantajes de niño malcriado y consentido, antes que actuar con transparencia e independencia para escribir la nueva carta magna.
¿Bajo que condiciones se está negociando la concesión de los campos petroleros? ¿No era lo más lógico convocar a una licitación pública a fin de ver cuál es la mejor oferta, la más conveniente a los intereses del país? Se debe elegir una empresa que tome en cuenta una equilibrada repartición de ganancias con el estado, que reinvierta sus dineros aquí, que pague impuestos con cifras claras de inversión -y ganancias que generen sus operaciones en el país. Que posea elevados estándares de respeto al medio ambiente y también de recuperación de los lugares afectados durante y luego de la explotación.
Muchos gobiernos corren tras las grandes compañías en busca de inversión, pero el capital no tiene nacionalidad: llega donde le ofrecen garantías de cumplimiento de contratos, donde la intervención del estado en asuntos internos de la empresa sea mínima y la repartición de ganancias que su actividad genera sea generosa. Hay muchos estados que aceptan cualquier cosa con tal de atraer la inversión foránea o de recibir créditos, pues ello representa en el corto plazo ingresos fiscales y una garantía de poder cumplir ciertas metas económicas. El caso del economista Correa es patético, por decir menos, en estos momentos. Hay muchos ofrecimientos de su parte y poco dinero. Y ello se puede convertir en un golpe bajo si no soluciona antes el problema de la estatal petrolera, sino recupera ésta los niveles de producción del 2005, al menos; lo que resulta casi imposible por ahora, ya que los regimenes anteriores poco o nada hicieron para invertir en nueva tecnología, en ampliar la explotación, comercialización y búsqueda de nuevos mercados.
Entregar el manejo de esta actividad a la armada nacional, es casi una patada de ahogado. El presidente afirma que “un grupo personas no puede sabotear la riqueza de la mayoría de ecuatorianos”. Pero resulta que esta mínima cantidad de ecuatorianos, son los que sufren las consecuencias de una explotación petrolera sin respeto al entorno natural, son los que beben el agua contaminada y no gozan de los beneficios que provee el petróleo. Ellos no reciben los US$ 4.150 de los asambleístas, más los seis mil de bono navideño. En sus tierras fangosas no se construirá otra ciudad Alfaro, tampoco reciben los sueldos que el gobierno paga a sus “brigadistas” (hoy vigilantes de la asamblea).
LA PLATA YA ES DE TODOS…LOS DE ARRIBA
Los últimos ahorros del país se están derrochando de manera inmisericorde en costosas campañas electorales, movilizaciones, gabinetes itinerantes (hasta en ello somos folclóricos. No imagino al gobierno sueco sesionando cada fin de semana en diferentes ciudades pequeñas, con canal de televisión propio e insultando ante los micrófonos desde una emisora). Se gasta sin informe previo, sin rendición de cuentas a nadie, porque el dinero ya es de todos…menos de esos terroristas que exigen al mandatario cuanto les ofreció en tiempos de campaña electoral: luz eléctrica, agua potable, carreteras para poder sacar sus productos y tal vez, algún puesto de trabajo en las mismas petroleras.
En vez de cumplir su palabra, el rey de un país pobre y sin ley vigente, ha enviado a sofocar las protestas con bayonetas y fusiles del ejército, el mismo ejército que hace doce años nos dio días de gloria y hoy, a falta de enemigos, sale a golpear a la población, entra a las casas y la saca a patadas para conducirla hasta oscuras mazmorras, donde tortura y crueldad son acciones comunes, ¡cuando creíamos superados esos tiempos de barbarie!
Un gobierno débil se apoya en las fuerzas de seguridad, no en la razón ni en el diálogo. Su amenaza del sábado 8 de diciembre a los asambleístas de renunciar si éstos interfieren en las decisiones del ejecutivo contra los habitantes de Dayuma, es una acción infantil, de las tantas que debemos soportar, que raya en lo circense; igual cuando presentó su mandato a disposición de la recién instalada asamblea (gobiernista): el dueño del circo pone su corona ante una corte de monos, leones y hienas; pero si él se va, ¿quién los alimentará luego con carroña?
NO SON SIEMPRE LOS DEMÁS
¡Hay tantos gastos y no hay dinero! Un país que produce es dinámico, activo, no depende de una actividad apenas, sino que todas son un complemento del gran aparato productivo que genera trabajo, y ello riqueza que se transforma en bienestar entre la población. El gobierno actual sabe que hemos perdido mucho terreno en calidad y competitividad. Cada vez somos más dependientes de productos importados. Vayamos a los mercados y constataremos: uvas, manzanas, mandarinas, naranjas de Chile. Papa, cebolla peruana, tomate de árbol de Colombia. Ropa de Brasil, de China, de EE.UU. El artesano es un adorno que luce embalsamado en los patios y mercados: joyería y bisutería vienen de Asia, de Perú, Brasil, México. Importamos trigo, maíz, vidrios, licores, telas, hilos…
Durante mi último viaje a Otavalo, quince días antes de las elecciones de asambleístas, mi madre quiso ir a la feria de Ponchos; mientras caminábamos y dialogábamos con un amigo por los puestos, se desató gran revuelo entre los vendedores, no puedo decir artesanos, porque constaté que lamentablemente la mayoría de productos vendidos allí eran de procedencia extranjera. Los anacos que lucen las mujeres indígenas son de origen italiano e inglés. Sus hualcas son de origen hindú. Las blusas se confeccionan con telas importadas. Al ver las banderas verde limón pudimos entender de qué se trataba: el líder de esa tienda política estaba en plena campaña electoral. Arrastrados por la curiosidad mi madre, decidimos acercamos a escuchar un poco de su discurso. El señor Correa, sonriente e impredecible, astuto y persistente, cubierto con esa aureola que le confiere el poder, y no solo ello, sino también con la seguridad de sus palabras, sus poses de víctima e ínfulas de salvador, despierta al instante las pasiones más profundas de la población que ha sido constantemente traicionada.
Recuero que él preguntó a los dirigentes indígenas, cuáles eran sus problemas para así poder ayudarles a encontrar una solución: -¡La competencia desleal de los comerciantes peruanos!-. Exclamaron al unísono. -Ellos son los culpables para que la Plaza de Ponchos no sea lo que fue antes-. El presidente, por su lado, ofreció tomar en cuenta este asunto. -Con la asamblea vamos a fundar un nuevo país, compañeritos-. Concluyó, y fue a reunirse con el alcalde de allí.
Este asunto para él tal vez no fue más que un simple discurso de campaña, pero los habitantes tomaron muy en serio sus palabras: en cuanto Correa ganó la asamblea, éstos empezaron a acosar a los negociantes del país hermano, al extremo de tomarse la ciudad, exigiendo al alcalde que dichos negocios sean clausurados y sus dueños deportados. Ignoro en qué terminó este asunto, pero debo decir que en tiempos de oscuridad social, siempre hallaremos culpables de nuestra desgracia. El presidente mismo se encarga de recordarnos cada día: es la banca corrupta, la prensa malvada, los pelucones, los empresarios, la gordita horrorosa, mama lucha, la partidocracia, el congreso, los tribunales de justicia…siempre los demás, nunca él.
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